viernes, 22 de julio de 2011
DESCONCIERTOS (THE CRAWDADDYS Y DAVILA 666)
Concierto celebrado el pasado Domingo 12 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 80 personas aproximadamente.
Tras el festival “Go Sinner Go!!” celebrado en Toledo durante los días 10 y 11 de Junio, se programó casi en secreto y sin apenas darle publicidad, un especial fin de fiesta con dos de los grupos cabezas de cartel –The Crawdaddys y Davila 666- el Domingo 12 en la madrileña sala El Sol. Viviendo los tiempos que vivimos, era de prever lo que finalmente ocurrió: que el público asistente fue muchísimo menos numeroso de lo que estas dos bandas deberían haber aglutinado. Pero claro, si al secretismo del evento en cuestión (esto sigo sin entenderlo, de veras), le unimos que encima ambos grupos ya habían tocado dos días antes dentro del festival ya mencionado (y por tanto los fans más acérrimos ya acudieron a verlos a la ciudad castellano manchega) pues el resultado fue que, pese a que en los ambientes más “rockero/garagero/malasañeros” había ganas de ver a una de las bandas que más están renovando el garage nacional -Dávila 666- y sobre todo de degustar en directo a uno de los máximos referentes del Revival Garage mundial -The Crawdaddys-, que encima desde los años setenta cuando surgieron, nunca antes habían visitado Europa y por tanto España; asistimos a una velada bastante desangelada (pese a las ganas demostradas sobre todo por Davila 666) y hasta algo deprimente (la sempiterna cantinela de que el Rock se nos muere poco a poco volvió a revolotear sobre las cabezas de los amantes del género, entre los que me incluyo), con la amarga sensación de que si se hubiesen hecho de otra forma las cosas, el resultado podría haber sido bien distinto.
Un regusto amargo que Davila 666 se encargaron de borrar como mejor saben hacer: con contundencia y con una brutalidad sonora en la que no obstante, se apreciaron exquisitos matices, como esos toques sixties tan característicos de su sonido, que consiguieron elevar la carga melódica de su intenso estilo, cimentado en el rock y el garage más sucio que pueda imaginarse. No en vano, se mostraron como unos alumnos más que aventajados de esos Doctor Explosion (su cantante Jorge no quiso perderse este concierto y estuvo entre el público presente) que llevan más de veinte años deleitándonos con su colérica mezcla de garage, punk, rock, surf y como no, también esas claras reminiscencias al sonido sixtie que ya son marca de la casa. En menos de una hora, “los Davila” desataron un vendaval sonoro que fue como un ladrillazo directo a los cojones, que nos dejó a todos noqueados y babendo. Entre lo mejor de su repertorio, como siempre destacaron: “Basura”, “Sabes que quiero” y “Pingorocha y la diva rockera”, siendo la guinda de su gran actuación (otra más). Y es que estos tíos no han sabido nunca lo que es tener un mal día en directo (y sus seguidores, bien que se lo agradecemos).
Un regusto amargo que volvió a desertizar nuestros gaznates como en los días después de una borrachera, cuando The Crawdaddys saltaron a escena, debido sobre todo a que la formación capitaneada por Ron Silva no acometió esta actuación con las ganas con que sí lo habían hecho anteriormente Davila 666. Supongo que porque el plato fuerte de su visita a España para ellos ya había pasado (el festival Go Sinner Go!!) y porque lo que debería haber sido una sala abarrotada que les agasajara como sin duda ellos merecen (y ellos mismos creen que merecen con más razones que un Santo), se quedó en una sala medio vacía, que estoy convencido que a estas alturas de la película (son reconocidos como los pioneros del Revival Garage; han sido los padres de la escena rockera y garagera de San Diego en los años ochenta; han sido homenajeados e idolatrados por bandas tan legendarias como The Who -aviso para navegantes, aparecen tocando en la película Quadrophenia-; llevan más de treinta años siendo un referente mundial en su estilo y han firmado auténticas joyas de la música de todos los tiempos como “Lolette”, “Pretty Face” o “I'm Gonna Leave You”) no les motivó lo suficiente. Eso les hizo tocar con una marcha menos de lo que se esperaba y de lo que se le presupone a un grupo de su altura, sufriendo el ritmo de su actuación demasiados altibajos. Vamos, que les faltó chicha y sonaron hasta un tanto oxidados, lo que sobre todo en los temas de rock americano más puros de su repertorio, provocó la sensación de que sus canciones no han envejecido todo lo bien que deberían. No obstante, unos músicos de su categoría consiguieron en otros muchos momentos del concierto, volver a emocionarnos, principalmente en suss temas más sixties y garageros. Y es que claro está, son muy buenos. La putada fue que en esta ocasión no encontraron los suficientes motivos como para demostrarlo ante una audiencia, que no obstante, disfrutó de lo lindo con sus ídolos.
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