jueves, 8 de julio de 2010

MIS MIERDAS (EL HOMBRE ES UN LOBO PARA EL HOMBRE)


Me levanto todas las mañanas (bueno, también muchas tardes), me preparo un café bien cargado y me asomo a la ventana mientras lleno mis pulmones de nicotina. Y ahí están ellos: una cuadrilla de diez, doce rumanos esperando que el semáforo se ponga en rojo para asaltar todos los coches parados con limpiacristales y trapo en mano. Muchos pensarán tras leer estas líneas que estos jóvenes (niños en muchos casos) sólo están intentando buscarse la vida. Y es cierto. Pero cuando tú eres el que está sentado dentro del coche y se te acerca uno de estos muchachos, reaccionas en el 90% de los casos de la misma manera: tocando el claxon, echando agua con el limpiaparabrisas, acelerando como si fueses a embestirle o haciendo aspavientos con las manos para que se vaya. Observando estas reacciones todos los días, decidí que debía ponerme a prueba. Ayer bajé a la calle, cogí mi coche y paré en el citado semáforo (en una de las entradas de la Plaza de Legazpi para más señas). Cuando se me acercó una chica de no más de dieciocho años, bajé la ventanilla y le dije que no deseaba que me limpiase los cristales. La joven rumana hizo oídos sordos y comenzó a limpiar. Estuve tentado de hacer aspavientos, tocar el claxon, dar marcha atrás o echar agua, pero me contuve. Cuando acabó de limpiar me pidió dinero. Yo le dije que no iba a darle nada porque yo no había requerido sus servicios. La joven, entonces, comenzó a golpear el capó de mi coche. Una vez más me contuve. Así funciona esto: estos jóvenes hacen algo por ti que tú no quieres que hagan y luego te exigen que les pagues por ello. Y aquí viene lo curioso: el 50% de personas que pertenecen al 90% anterior que hacía aspavientos, echaba agua, etc, etc, acaban dándoles alguna moneda. Y el otro 50% acaba siendo intimidado u insultado. Después de leer esto, todavía mucha gente seguirá pensando: pobrecillos, pero si no es para tanto. Hasta ahora, os he puesto un ejemplo concreto que tiene a varios ciudadanos rumanos como protagonistas. Pensaréis que a lo mejor tengo ciertos prejuicios hacia ese pueblo. Pero, y si os digo que tengo muy buenos amigos de nacionalidad rumana, que he dormido en sus casas, que he compartido mi comida, mi ropa y mis problemas con ellos, y que en más de una ocasión he acabado abrazado a alguno en nuestros momentos más bajos, obteniendo el abrigo mutuo que sólo puede proporcionar la amistad, ¿seguiréis pensando que mi actitud hacia los rumanos del semáforo es una reacción simple y llanamente racista? No contestéis todavía, porque aún hay más. Y si os digo que la mayoría de mis amigos o conocidos de nacionalidad rumana echan pestes acerca de los compatriotas de su propia nación que encuentran pidiendo en la calle o en el metro (la mayoría por cierto de origen zíngaro). Que sienten rechazo hacia ellos porque opinan que dichos compatriotas crean una corriente desfavorable de opinión acerca de toda una nación. Que piensan que por unos pocos, el sentimiento de rechazo hacia la población rumana cala cada vez más hondo en nuestro país. ¿Son ellos también racistas? ¿Y lo son los que rechazan despóticamente a las rumanas que piden en el metro pero luego acaban follándose a una chiquilla también rumana, en cualquiera de las destartaladas casas que usan como picadero las putas de las calles Montera, Ballesta, y alrededores? ¿Estos hombres rechazan a esas mujeres que piden ayuda con niños sedados enganchados a sus tetas caídas sólo por el mero hecho de ser rumanas? ¿O porque además de ser rumanas están sucias, desdentadas, se aprovechan de niños recién nacidos para sacar dinero y reflejan con su miseria todo lo que teme la clase acomodada -es decir la mayor parte de la población española-? ¿Las rechazan por todo esto o por el simple hecho de que no tienen el culo duro como las jóvenes de su país que se pasean por Montera y Ballesta? Y otra cuestión: ¿odian mis amigos rumanos a otros compatriotas suyos porque se han europeizado y también temen la miseria de la que han escapado marchándose de su país?
Volviendo a los rumanos que limpian debajo de mi casa los cristales de los coches que paran cerca de ellos. Si la cuadrilla de "limpiadores" hubiese sido de Parla por poner un ejemplo, y hubiese actuado de la misma manera que los chavales rumanos, también yo hubiese reaccionado igual. Eso sí, si la pandilla hubiese estado formada por tías despampanantes semidesnudas de Parla, Rumanía o la China Popular, seguramente hubiese dejado con gusto que limpiasen todo el coche y las hubiese dado una generosa propina. Por lo tanto, en este caso, la nacionalidad o el color de la piel no influyeron en mi reacción. Pero claro, también podríais pensar que lo que soy es un machista. Tal vez sí, pero si en el coche a limpiar condujese una mujer y un grupo de jóvenes fornidos se dispusiesen a enjabonarle los cristales, ¿creéis que a ella no le gustaría? Yo creo que no le desagradaría. Por tanto no todas las reacciones son debidas al hecho de ser racistas, pero cuidado que aquí no acaba la cosa, porque eso no quiere decir que no lo seamos y que no estemos cargados de prejuicios.
La definición de racismo es la siguiente: ideología que afirma la superioridad de un grupo racial respecto a los demás y que preconiza, en particular, la separación de estos grupos dentro de un país (segregación racial) e incluso su eliminación.
Por tanto el hecho de que determinados ciudadanos rumanos no aprueben la actitud de otros ciudadanos de su mismo país no es un comportamiento racista. En el caso concreto de que estos comportamientos aparezcan hacia rumanos de raza gitana, la cosa cambia. Porque la raza gitana es distinta a la conocida como raza blanca. Y sinceramente, sí creo que estos rumanos no gitanos, se sienten mejores que los gitanos que mendigan y malviven en nuestras ciudades. Pero la cuestión es mucho más enrevesada: porque aunque los rumanos no gitanos pertenezcan a la raza blanca, está claro que para muchos españoles no pertenecen a su mismo grupo, que también en la mayoría de los casos es el de la raza blanca. Y de hecho, la mayoría de españoles se sienten a su vez mejores que estos otros ciudadanos que han tenido que emigrar a nuestro país para escapar de las miserias del suyo. Entra aquí por tanto ya no sólo un matiz racial sino también social, porque estoy convencido de que los rumanos de clases más altas que viven en su país de puta madre o en otros, pero en este caso no por necesidad sino porque les apetece, sí serían más reconocidos como ciudadanos semejantes a los españolitos de clase media. Pero vamos a darle otra vuelta al tema. Está claro que no todos los ciudadanos españoles son blancos. Hay muchos mulatos, negros, orientales... que han nacido en nuestro país, y que son y se sienten españoles. Muchos deportistas que representan a España, de otras razas que no son la blanca: Donato (en su día), Niurka Montalvo, Sena... Estos ciudadanos españoles, si son de clase media o acomodada, no creéis que también se sentirán mejores que los gitanos que piden en el metro o que limpian lunas de coches en los semáforos. Pues claro. Y sin embargo en este caso entra ya no sólo el concepto de raza, o el social, sino también el concepto de pertenencia a una nación. Un negro español que vive bien se sentirá mejor, al igual que un blanco español que viva bien, que un gitano que pide. Y ojo, un gitano español, también se siente mejor que un gitano rumano que tristemente, no posea una buena vida. Y sino preguntarle a cualquier gitano español qué opina de los gitanos de fuera. Preguntarle a un gitano que esté vendiendo flores o patatas en una esquina qué piensa sobre los gitanos rumanos que enfrente de él piden a la puerta de un supermercado por poner un ejemplo. Pues que no los tragan en la mayoría de los casos. Porque aunque pertenezcan a su misma raza son distintos a ellos, y ellos mismos los sienten diferentes. Por tanto, no todos los blancos son iguales, ni todos los gitanos, ni todos los negros, ni todos los españoles blancos, negros o amarillos (o creéis que un banquero español se identificaría con un yonqui español ya no sólo de su misma patria, sino también de su misma raza), ni todos los rumanos, ni todos los europeos, ni todos los sudamericanos (decidle a un argentino que qué tiene en común con un ecuatoriano por ejemplo). Por tanto el tema del racismo o de la xenofobia cuya definición es: hostilidad hacia los extranjeros, es mucho más complejo que el que expresan las propias definiciones. Los hombres somos lobos para los hombres. Pero no nos quedemos sólo con los tópicos: el blanco odia al negro; el negro odia al blanco; el rico siente asco por el pobre; el moro fuma hachís; el gitano roba; el hombre blanco mata, roba y extermina a la población del tercer mundo... Porque los lobos no sentimos todos igual, porque la simplificación de los problemas es sencilla pero se deja muchos matices por el camino, porque no es tan fácil saber quienes son los buenos y quienes los malos. Porque como voy a demostrar: todos somos malos. Y tú también.
Me asalta la duda de si las personas que sienten prejuicios con respecto a las rumanas que piden en el metro, por ejemplo, pero luego no tienen problemas en acostarse con prostitutas también de origen rumano, tienen una actitud simple y llanamente racista, o por contra estamos hablando de otra cosa. Hombre, seamos claros: el hecho de que se acuesten con putas rumanas no quiere decir que sientan afecto por ellas en la mayoría de los casos. Esas jóvenes lo que hacen es cumplir una necesidad para los que requieren de sus servicios, pero ya está. Si las vuelven a ver por la calle y van con un compañero de trabajo, o con un familiar, o con su santa esposa, y la prostituta que tres días antes le había comido el rabo se le acerca, la rehuirán como si estuviese poseída. Es decir, sentirán el mismo desprecio que por las rumanas que les joden su placidez cuando viajan en el metro, pasean por la calle o se toman una cervecita en una terraza y se les acercan pidiendo una ayuda. Pero esto vale para rumanas, nigerianas, polacas y hasta marcianas. Es decir, el odio no es a una raza concreta ni a todas. El odio y el prejuicio es provocado por situaciones, cosas y personas que joden la cotidianidad placentera de cada ser humano, ya sea en forma de pobre que pide, puta que enseña las tetas delante de tu hijo, yonqui que se pincha en el servicio de tu bar, moro que esnifa pegamento sentado a tu lado en el bus, skin que apalea a un negro delante de tus narices, niñato que se fuma un porro en el andén, etc, etc. Lo que me jode es la doble moral. Lo que me jode es que todavía mucha gente (como no es lo políticamente correcto) no reconozca sus odios y pecados. Por tanto, si alguien te pide pasta, te joderá igual, sea rumano, gitano, negro, blanco o amarillo. Así que luego no pongas cara de circunstancias cuando alguien en la barra de un bar por poner un ejemplo, te dice que qué pena de niños pidiendo cuando tú lo que estás pensando es que te la sopla y lo único que te preocupa es que te están cobrando tres euros por un botellín que encima está calentorro. En definitiva, todo el mundo siente rechazo hacia aquello que perturba su vida y "ese aquello" también incluye a personas de otras razas, credos, religiones o que simplemente son diferentes por su forma de vestir o de actuar.
Un gitano del este que pide en el metro es rechazado no sólo por ser gitano, sino porque normalmente está sucio y descuidado. Tiene las uñas negras, dientes de oro (que ni siquiera en Madonna quedan sexys) y vestimentas ajadas. Todo de lo que la clase media -y no digamos la alta- huye, porque piensa que eso no les puede pasar a ellos. Y por tanto, lo rechaza y se siente superior. Y ahí entra el prejuicio y la indiferencia. ¿Racismo? Muchos dirán: pero si yo no he hecho nada, simplemente he mirado para otro lado, o he pensado: ¡qué pesados!, ¡que vayan a pedir a su país!, ¡sólo vienen a jodernos! Sí amigos, lo pensáis y aunque no les piséis la cabeza, también los rechazáis, los rechazamos, perdón. Pero yo al menos tengo los cojones de escribir sobre ello y admitirlo. ¿Vosotros qué hacéis?
Por cierto, cuando digo vosotros, no me estoy sólo dirigiendo a españoles blancos. Me dirijo a cualquier ser humano. También a los rumanos acomodados, a los chinos acomodados, a los negros acomodados (o que simplemente tienen un status un poquito mejor que alguien que pide en el metro) y que también rechazan y se sienten superiores a estas otras personas.
Así que: ¡¡¡¡¡CUIDADO!!!! Porque también tú eres rechazado y porque también tú puedes acabar haciendo cola en las Barranquillas con tu jodido traje y un año después o dos o tres, ya no tendrás más trajes, ni armario, ni casa. Y cuando te acerques a alguien con una de esas corbatas de las que tú llevabas, con tu nuevo "look": chándal sucio, deportivas destrozadas y una raída bolsa de supermercado con todas tus pertenencias dentro; para pedirle unos céntimos, sentirás en tus carnes el mismo odio y desprecio que tú también sentiste por otros en el pasado. Y que seguirías sintiendo en tu nueva situación hacia aquellos que representaran todo lo que tú fuiste tiempo atrás; porque lógicamente tus prejuicios ya no serían los mismos, pero no desaparecerían. Después de hablar de los rumanos, llega ahora el turno de los negros. Para empezar os contaré que al igual que no es lo mismo un "blanco" latino (un español bronceado por ejemplo) que un "blanco" del norte de Europa (un alemán lechoso, también por ejemplo); pues tampoco es lo mismo un negro africano (negro como la noche) que un negro dominicano (generalmente más clarito de piel y que puede ser igual que el color de un pav@ que se tire en la playa un mes bronceándose). Pero, es que estas diferencias, no están sólo relacionadas con el color de la piel, porque al igual que cultural, social, económica, y vitalmente no piensan ni sienten igual un noruego que un portugués, tampoco tienen nada que ver un negro senegalés con un negro cubano o con un negro del Bronx. Y de hecho, estas diferencias hacen que vuelvan a surgir los prejuicios de los que ya he hablado antes, entre seres humanos de credos, colores, peinados, localidades, economías... dispares. Por eso un dominicano se siente más afortunado y superior que un haitiano, pese a que su color de piel sea semejante, por el simple hecho de que su país económicamente es más potente. Y eso hace que surja el prejuicio y la confrontación. Pero es que, un dominicano se siente superior ya no sólo por una cuestión económica, sino por nimiedades como que su país es una potencia en el mundo del béisbol (pelota como ellos denominan a este deporte) o porque son los putos amos del reggeaton, la salsa, el merengue y la bachata en el mundo. Y los haitianos a su vez, rechazan y odian a los dominicanos por estas "superioridades". Eso sí, en país ajeno, las personas sienten más afinidades. Así, un negro dominicano o cubano, se sentirá más cercano a un negro africano cuando se siente ultrajado por un blanco debido al color de su piel. En el fondo, los seres humanos formamos rebaños y cuando nos sentimos amenazados por rebaños más poderosos, ampliamos el número de cabezas de nuestro propio grupo. Siempre por interés. Siempre para preservar nuestra forma de vida y la de nuestra familia, que es el rebaño más sagrado para cualquier persona. Así son las cosas. Y esta afirmación categórica me hace replantearme mi esquema mental sobre como contaros mis pensamientos acerca del racismo y la xenofobia. Tenía pensado analizar los prejuicios de cada grupo social, cada grupo étnico, cada grupo religioso. Hablaros primero de los rumanos, de los rumanos gitanos, de los negros, de los mulatos, de los mulatos ricos, de los mulatos de distintos países, de los negros americanos, de los negros africanos, de los yonquis, de los blancos pobres, de los blancos ricos, de los blancos españoles, de los blancos europeos, de los blancos vascos, de los británicos, de los irlandeses, de los árabes, de los judíos, de los nazis, de los marroquíes, de los drogadictos, de los de derechas, de los de centro, de los católicos, de los ateos, de los bakalas, de los mods, de los rockers.... De tantos y tantos rebaños. De tantos y tantos grupos de gente distintos. Y quería mostraros como unos odian a otros. Pero me llevaría mucho tiempo y ya estoy cansado. Joder, mirad en vuestro interior y ya no hará falta que yo siga escribiendo. Sed sinceros y si de entre todos vosotros hay una sóla persona que nunca haya odiado a otra, que me escriba y que rebata mi CONCLUSIÓN: todos somos racistas. Y lo demás es una utopía. Como cierre a mis disertaciones sobre el racismo y la xenofobia, expondré cuales son mis odios y prejuicios. Voy a abriros mi alma y estoy seguro de que no diferirá mucho de la vuestra.
Odio a las putas de la calle Montera cuando me molestan con sus lamentos y su falsa sensualidad. Odio mucho más a los jodidos travestorros de tres al cuarto con sus gordas barrigas y sus putas tetas de plástico al aire que se dedican a robar a los bolingas que pasean sus borracheras por el centro de Madrid. Mientras uno les agarra la chorra, otro les trinca la cartera. Odio a los ecuatorianos, bolivianos, peruanos y dominicanos que viajan en metro con sus putos móviles a toda hostia con la misma mierda de música de siempre. ¡Compraros unos jodidos "cascos" y dejadnos a los demás en paz! ¿Por qué nos torturáis con vuestra puta bachata? Odio a los yonquis que me piden tabaco en la calle. Odio a los panolis que llevan gafas de sol por la noche y enormes cinturones de Dolce & Gabanna de imitación. Odio a los bakalas que hablan a voces y sólo saben articular cuatro o cinco palabras: "tío", "tronco", "mola", "mazo" y mierdas por el estilo. Odio a las poligoneras con sus aros y anillos de oro, su mierda de piercings y sus putos chandals. Sus mechas rubias, rojas, rosas... Odio a los adictos al móvil. Odio a los skins que se creen muy hombres o muy mujeres por apalear en grupo a víctimas indefensas. Odio a l@s viej@s que se pelean a empujones por coger sitio en el bus y que se intentan colar en la cola del supermercado dando pena: sólo llevo unas galletitas de fibra, ¿me dejas pasar? ¡Iros a tomar por el culo! Odio a los putos guiris que te hablan en su idioma y no se esfuerzan ni siquiera en aprender alguna palabra de castellano para comunicarse. Odio a los que fuman porros en el metro. Odio a la mayoría de seres humanos cuyas edades oscilan entre los 13 y los 20 años. Me odio a mí mismo por mis adicciones. Y seguramente también te odio a ti. Odio a los maltratadores de perros, mujeres, niños y ancianos. Odio a las comebolsas. Odio a los pederastas y sobre todo a los curas pederastas. Odio OT, GH y a todos los mierdas que acuden a estos programas.


PERO, PESE A TODO, AMO LA VIDA Y ESTE MUNDO IMPERFECTO. Y SOBRE TODO, AMO LA SINCERIDAD.


SÉ SINCERO Y DENOSTA LA DOBLE MORAL.


HE DICHO.








7 comentarios:

DIG TWINKIMILKI DIG dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
DIG TWINKIMILKI DIG dijo...

para ser sincera hay que decir que este mundo no quiere sinceridad, quiere gente guapa, popular, llamativa, gente que produzca y reproduzca, gente que genere riqueza y que consuma su riqueza, queremos bajos eslabones feos y bajitos que hagan el trabajo que la gente guapa alta y rica no quiere hacer y que tampoco quieren hacer los intelectuales que tienen que emplear su tiempo en leer y comprarse gafas de chapa, bueo eso y mil cosas mas que quiere la gente
pero no creo que nadie quiera sinceridad, porque la sinceridad require justicia y la justicia hay que repartirla primero a uno mismo.

Anónimo dijo...

El coche te produce mucho estrés. Mañana prueba a ir en bicicleta, ya verás como se te pasa.

DAVID "EL CHULÓN" LORENZO dijo...

DIG TWINKIMILKI DIG, tu comentario es hermoso lo mires por donde lo mires, o mejor dicho, lo leas como lo leas. Totalmente de acuerdo contigo.

ANÓNIMO, te aseguro, que si encima tengo que ir pedaleando con los dos paquetes diarios que fumo, mi estrés sería mucho mayor.

DIG TWINKIMILKI DIG dijo...

ostia pijo güeva!!
soy Silvia, se me habia olvidado
que empanada oiga!!!

Anónimo dijo...

en realidad odias a quien te toca los cojones,puede ser negro,amarillo,blanco o emo y con relación a lo de la gente guapa ,y lo digo para que andéis con cuidado como dice siniestro total "los feos somos mas"y seguiremos limpiando cristales, haciendo camas,barriendo calles,y aireando nuestra condición en su mundo de estereotipos, en cualquier caso yo creo que la mejor solución es la bici como dice mi compañero arriba

DAVID "EL CHULÓN" LORENZO dijo...

Qué perra os ha entrado a todos con que monte en bici.....