viernes, 25 de marzo de 2011

DESCONCIERTOS ( NISTAL Y NIÑO MALALENGUA)



Concierto celebrado el pasado miércoles 23 de Marzo de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 60 personas.

Conozco a Alberto (cantante de Niño Malalengua) desde hace años y he de decir que lo que siempre me ha llamado más la atención de él, es su innegable magnetismo, su encanto innato, su sonrisa perenne y esa facilidad que tiene para lograr que te sientas a gusto y confiado desde el mismo momento en que se acerca a tu lado. Poseer estas cualidades es sin duda fundamental para conseguir la complicidad y captar la atención del público, cuando estás subido sobre un escenario. En su anterior visita a El Sol, este fue sin duda su mayor logro, pero he de decir que para mi gusto, también éste fue su mayor defecto: porque ese exceso de buenrollismo generado casi de forma innata por Alberto (unido a su atractivo físico) parecían chocar de frente con el dramatismo de sus composiciones restándoles credibilidad. En cambio, en esta ocasión pudimos ver a un Alberto mucho más castigado físicamente (es lo que tiene el vicio en todas sus vertientes, doy fe de ello) y que encima saltó a escena casi exhausto y empapado en sudor, ya que venía corriendo de haber tocado apenas una hora antes en otro concierto en el que había sido el encargado de telonear a Depedro; lo que por un lado no le restó ni un ápice de su encanto personal y por otro, sirvió para humanizar más su imagen y lograr en esta ocasión sí, conseguir dotar de una mayor intensidad dramática a sus canciones, que sonaron más auténticas y cautivadoramente melancólicas que nunca. El pop melódico en el que se mueve el que es su primer larga duración hasta la fecha: “Panicotidiano”, creció pues ante nuestros ojos, enriqueciéndose con la voz mucho más limpia, seria, serena y poética de Alberto (por momentos me recordó sobremanera al Loquillo más elegante y al Josele más poético) y con las excelentes ejecuciones del resto de la banda que consiguieron dotar de muchos más matices que antaño a las melodías de sus canciones (soberbias “Asesinados de papel” y “El azul”). A esto hay que unirles unas letras maravillosas y unos arreglos exquisitos que para mí sirven para catalogar a Niño Malalengua como a un gran conjunto de pop, muy por encima de lo que estamos acostumbrados a escuchar últimamente. Enhorabuena pues, Alberto (y compañía) por haber conseguido firmar unas canciones que están siendo capaces de perdurar en mi memoria.
A Ricardo (alma máter de Nistal, que nació de hecho como un proyecto personal en solitario, pero que ahora ha evolucionado a formato banda con las incorporaciones de Álex Ortín, Alfredo Luna y Alejandro Carantoña) también le conozco, pero desde hace mucho menos tiempo que a Alberto y de forma mucho más efímera. No obstante, la impresión que me ha provocado siempre en nuestros escasos acercamientos, es la de que es un buen tipo, tímido, callado, algo retraído y que incluso en muchos momentos desprende un cierto poso de vulnerabilidad y languidez, que por otra parte sirve para dotarle de cierto toque misterioso que juega a su favor. Y lo cierto es que estas impresiones no deben andar mal encaminadas puesto que su música posee más o menos las mismas características que su persona, de hecho es más que evidente el tono autobiográfico de buena parte de los temas (“Dejadme Solo”, “Me Vendí”, “Han Dicho de Mí”…) que componen el que es su último disco publicado: “Al norte de aquí”, que es el que desgranó principalmente durante este concierto, en el que también hubo algún recuerdo a sus dos anteriores trabajos: “10 motivos para viajar de noche” e “Y vosotros sin saberlo”. Estas características se podrían definir como un compendio de melodías melancólicas, frías y distantes portadoras de una especie de desgana soterrada que incrementa aún más la carga de tristeza de su propuesta, interpretadas de una forma tan desganada (Ricardo dice en alguna entrevista que es fan de Jorge de Ilegales, por lo que aún entiendo menos la apatía y falta de intensidad con la que él mismo toca la guitarra) y plana, que más que provocar atracción hacia sus temas, lo que provoca es un apesadumbramiento que desemboca en un rechazo casi total y absoluto a su música. Vamos, que ese halo de misterio que juega a su favor no aparece por ningún lado cuando está subido a un escenario. A todo esto hay que unirle una voz impersonal e insustancial que parece evidenciar esa timidez de la que yo hablaba anteriormente y que es otro elemento más que juega en su contra. Ni siquiera cuando interpretó el tema “Chica del Supernova”, que es una canción que escribió para mostrar su desacuerdo con la crítica que una redactora de esta extinta web hizo sobre su anterior disco, en la que más que opinar de su música, lo hacía a nivel personal dándole bastante cera, todo hay que decirlo; le puso la intensidad debida. De hecho, antes de que sonara este tema, me lo dedicó a sabiendas de que probablemente y conociendo mis gustos, filias y fobias, su música no iba a ser de mi agrado y por tanto yo hoy iba a escribir una crítica negativa sobre su concierto, pero lo hizo de una forma tan educada y tan correcta, que en el fondo esto no hace más que reforzar mi idea de que a Ricardo le sobran buenas maneras y le falta más mala leche (entendida como coraje, fuerza y empuje) sobre las tablas. De hecho, te aseguro (estoy casi convencido de que vas a leer estas líneas, por eso me dirijo a ti personalmente), que nada me hubiera gustado más que sorprenderme con tu actuación, que haber podido escribir que el tuyo fue un bolo memorable, que hubo un llenazo en la sala y que tu último disco es la hostia en verso, porque me caes bien y porque sé lo mucho que te lo has tenido que currar para poder editar tus trabajos y para poder defenderlos en directo. Pero lo siento Ricardo, no puedo traicionar mis percepciones, mis gustos ni los sentimientos que tu actuación me ha provocado, porque eso sería engañarme, engañarte y engañar a los lectores de este blog, que por encima de todo, saben que jamás edulcoro la realidad. No obstante, yo no voy a ser como esa chica del Supernova que no supo distinguir a la persona de su música, y te digo francamente, que pese a que apenas disfruté con tu actuación, sí lo hice y mucho con tu forma de ser, con tu pacífico talante, con tus buenas maneras, con tu educación y con esa sonrisa verdadera y franca que pintaba tu rostro cuando nos estrechamos la mano al concluir tu concierto. Un placer conocerte un poco mejor, en serio.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD (TAMPOCO ESTARÍA DE MÁS QUE LO HICIESEIS EN LA PUBLICIDAD DE ESTE BLOG, QUE LA COSA ESTÁ MUY MALA)- enlace al videoclip del tema: "No te quiero ver" (y no va con doble sentido) de Nistal: http://www.youtube.com/watch?v=AaqnlyDG5sQ

1 comentario:

Ricardo dijo...

Jejeje David. Solo decirte que me gustan las canciones lentas de Ilegales. Que van mas con mi estilo. No todas las de ilegales.

Ser más agurerrido en escena no va mucho con lo que me apetece hacer ahora mismo. Ya fui un tipo rockero en el pasado en Babylon Chat.
No se pueden cantar las letras de Nistal y poner cuernos en escena llevando la actitud de los Hellacopters o similar. Sería patético.
Nadie criticaba a Elliott Smith por no tener la actitud de Paul Stanley en directo por ejemplo.Son rollos diferentes. Que probablemente te aburran. Yo hago canciones de un corte que no piden megaactitud en escena.

Soy un tipo educado? pues si:
Gracias por la crítica. He aprendido cosas.
Salud!