lunes, 13 de junio de 2011
DESCONCIERTOS (GARY OLSON, DARREN HANLON Y EL BRINDADOR)
Concierto celebrado el pasado Martes 31 de Mayo de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 50 personas aproximadamente.
El Brindador (telita con el nombre), Darren Hanlon y Gary Olson, trío perteneciente a ese selecto grupo de músicos conocidos como los “duermevacas” o los “desnucanucas”, o lo que es lo mismo, trío de cantautores de corte folk; demostraron nuevamente que escuchar más de una hora de este tipo de música, puede provocar serios y nocivos efectos secundarios para la salud. De hecho, estuvieron a puntito de caer varias bajas por depresión y unas cuantas reclamaciones de subidas de sueldo por peligrosidad. Y eso que la noche no empezó nada mal, porque detrás de ese horrible nombre artístico que parece más el de un torero de tercera que el de un cantautor de origen francés -El Brindador-, se esconde una voz cautivadora, elegante y etérea, en la onda de Antony, que nos ofreció varios momentos deliciosos. Eric Cihigoyenetche (telita con el nombre), que así se llama en realidad este intérprete, supo además insuflar altas dosis de dramatismo a sus canciones (la mayoría pertenecientes a su mini álbum recientemente publicado, “Weird Stories”) y aportó una intensidad en la ejecución que sin duda lo convirtieron en una grata excepción a esa regla casi universal, que se da sobre todo en este país y que dice que: CANTAUTOR + FOLK + GUITARRICA = DESGANA + DESIDIA. Por tanto, y siendo sincero, este primer envite me resultó gratificante y reconozco que Eric me cautivó con su propuesta, que además tiene pinta de que en el futuro (esperemos que decida acompañar esa portentosa voz por una banda que la realce aún más) va a crecer todavía mucho.
El australiano Darren Hanlon comenzó también con bastante buen pie su actuación. De hecho sus dos primeros temas fueron muy dylanianos y demostró ser mucho mejor guitarrista (también tocó la harmónica y como no, el sempiterno banjo) que su predecesor. Pero a partir del tercer tema (casi todos los que interpretó forman parte de su último disco publicado: “I will love you at all”), empezó a diluirse y a perder ritmo entrando en esa dinámica monótona y soporífera tan intrínseca a la canción de autor y al folk, que consiste en provocar un duermevela al interpretar unas canciones tan parecidas unas a las otras, que parecen todas la misma. Para colmo, no hizo más que perderse en largos discursos de presentación entre tema y tema, que lo hicieron aún más insufrible si cabe.
Para cuando Gary Olson (líder del grupo neoyorquino “The Ladybug Transistor”) saltó a escena (acompañado por Darren Hanlon, quien repitió… más que el ajo de hecho), mi mente ya había abandonado por completo mi vilipendiado cuerpo. Aún así, hice un último esfuerzo por prestar atención a esta parte final de la velada. Y pese a la simpatía destilada por Gary (tipo educado y agradable donde los haya, con una maravillosa sonrisa perenne de esas que te encandilan sí o sí), algún que otro bonito duelo de guitarras entre él y Darren y algún que otro cálido y luminoso pasaje proporcionado por el americano al tocar la trompeta; lo cierto es que su actuación fue un compendio de canciones anodinas, sin fuerza, sin garra y con un tono aséptico tan desmoralizador, que me dejó hecho un pelele al que pareciese que le hubiesen inflado a hostias y hubiese perdido toda la energía.
Antes de que consiguiesen desarbolar por completo mi cerebro, tuve un último pensamiento: “No SOPOR, no SOPOR, no SOPOR-to el folk”.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace a un fragmento de la actuación que dieron recientemente Gary Olson y Darren Hanlon en la sala Matisse:
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