martes, 7 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (SEX MUSEUM Y ELECTRIC FENCE)



Concierto celebrado el pasado jueves 26 de Mayo de 2011 en El Sol (Madrid). Público: ¾ de entrada.

La novel banda madrileña Electric Fence fue la escogida por Sex Museum para telonearles. Con ello les brindaron la oportunidad de que demostrasen sus cualidades y lo cierto es que cumplieron con nota. Porque aunque es cierto que su fórmula, inspirada fundamentalmente en el hard rock clásico, no es excesivamente original a estas alturas de la película y que algunos temas sonaron demasiado parecidos entre sí, lo cierto es que poseen a su vez un buen puñado de potentes canciones –“Sex doll”, “Burn out blues”, “Look out”…-, una gran intensidad y altas dosis de desparpajo. Su sonido recordó fundamentalmente al de bandas de rock y hard rock americanas, en la onda de The Black Crowes, pero con un toque más potente, sobre todo gracias a su poderosa sección rítmica. Y hablando de secciones rítmicas, me parece de ley comenzar mi crónica sobre el concierto posterior de Sex Museum, elogiando la que para mí es sin duda la más potente, contundente y atronadora unión de bajo y batería que hay en este país, y que no es otra que la formada por Loza y Javi Vacas, que a su vez también forman parte de Los Coronas junto con Fernando Pardo. Un Fernando que fue una vez más el encargado de presentar los diferentes temas que fueron cayendo, y como no, de marcar el ritmo del concierto con sus soberbios riffs de guitarra que fueron ganando en velocidad e intensidad a medida que avanzaba la actuación. Ya que he empezado, seguiré con las presentaciones hablando de Marta Ruíz, que es sin duda la gran culpable de que los temas de Sex Museum hayan ido adquiriendo con el paso de los años (y sobre todo en el directo) un tono cada vez más oscuro. Su último disco: “Again and again”, publicado recientemente y que tocaron prácticamente en su totalidad, es un buen ejemplo para comprobar como en el sonido de la banda cada vez tienen más presencia los teclados por encima de las guitarras, algo que en discos anteriores era al revés. Y he dejado para el final a Miguel Pardo, porque fue sin duda el epicentro de esta actuación. Su desparrame de energía y cojones, su presencia hipnótica y su personalidad para convertirse en el aglutinador de todas las miradas, fue toda una lección (una más de las miles que lleva) de todas las cualidades que debe poseer un buen frontman. La prensa musical más pejiguera ha criticado en ocasiones su mala pronunciación en inglés, quizás porque nunca han entendido que lo que verdaderamente le convierte en un cantante cojonudo es precisamente el don que tiene para “apardar” o “amiguelar” (como prefiráis) todas y cada una de las sílabas que salen de su garganta, consiguiendo un sonido único, personal y reconocible, dotando de un ritmo que parece un in crescendo continuo a cada palabra, cada frase y cada párrafo de las letras que interpreta y provocando una especie de cascada tonal que aunque parezca imposible, siempre consigue elevarse más y más. Una prensa musical que luego en cambio se corre con las monótonas e insulsas voces de los grandes iconos del indie pop, encumbrándoles al olimpo de los Dioses (me cago en la puta una y mil veces). Pero hoy no voy a dedicarle ni una palabra más al jodido indie pop patrio, porque hoy toca hablar del género que más y mejor sabe tocar el lado salvaje y animal del ser humano, pese a que por desgracia no viva uno de sus mejores momentos (que ya ni los Sex Museum logren el cartel de no hay billetes es algo más que preocupante), que no es otro que el del rock. Porque rock con mayúsculas es lo que llevan más de veinticinco años haciendo los que son sin duda uno de los grandes referentes de este género en nuestro país. Sin olvidarnos claro está de sus altas dosis de garage, psicodelia, hard rock y como no de su primera etapa más soulera y con querencia también por el R & B. Todo un puñado de géneros puestos al servicio de unas canciones que llevan acompañándonos toda nuestra vida, siempre compuestas y ejecutadas con una maestría fuera de toda duda. Pese a todos estos merecidos halagos, no puedo ocultar el hecho de que éste no ha sido uno de los mejores directos de Sex Museum a los que yo he asistido. A mi modo de ver, el principal problema radica en que los cortes de su nuevo álbum (más clásicos y menos “hard”) en directo suenan menos contundentes que el resto del repertorio y esto rompió un poco el ritmo infernal que caracterizó por ejemplo su última gira: “Smash your hits tour” en la que tocaban una selección de los mejores temas de su carrera, esos que se recogieron en el imponente disco “Fifteen hits that never were”. Por eso, buena parte del público entre los que se encontraban muchos amigos, se acercaba a la barra y me comentaba: “está bien pero les falta rematar”, “¿cuándo viene la tralla?” u “hoy están más blanditos, ¿no?”. Y lo cierto es que sobre todo en los primeros tres cuartos de hora, estuvieron más tranquilos que de costumbre. Fue en esta parte del bolo cuando cayeron casi todas las nuevas canciones (que pese a todo, a mí me parecen muy buenas): “Again and again”, “Masterplan”, “Let me go home”, “Save your soul”, “Go go rocker”… Mención especial merecen las oscuras y majestuosas “I´m falling down” y “Seven Days”, que se elevaron por encima del resto y estuvieron a la altura de temas pasados como “Two sisters”, “Landlords” o “I enjoy the forbidden”, que mucho más rodados, fueron de los mejores momentos del bolo. Mientras tanto, yo le decía a mis colegas, esperad a que suene el “Go around” (temazo oscuro, psicodélico, monumental y arrebatador con el que cierran “Again and again”) y ya me contaréis si no tiene caña también el último largo de la banda. Pero lo cierto, es que fue casi el único del disco que no tocaron, y yo personalmente, lo eché de menos y me quedé con las ganas de escuchar su huracanado y apocalíptico sonido en directo. Sólo espero que lo incluyan en futuros conciertos, porque creo sinceramente que se convertiría en uno de los mejores momentos de la actuación. No obstante, a partir de “Seven days” -última canción del “Again and again” interpretada esta noche y como ya he dicho anteriormente, una de las que con más rabia y empaque de dicho disco ejecutaron-, y sabiendo como saben estos pedazo de profesionales que el sprint final de los conciertos es el que acaba por dictar sentencia, se desmelenaron y nos ofrecieron una última media hora larga que fue un éxtasis de electricidad, clase, contundencia y grandes dosis de rock. Así fueron cayendo temazo tras temazo: “Ghost without a will” del “United”, “Let´s go out” del “Sonic”, la versión de “Hard road” de Rod Stewart, “Red ones” del “Speedkings” y como cierre, la soberbia reinterpretación de casi quince minutos del “I´m free” de The Who, con la que se desbocaron y nos ofrecieron toda una colección de solos brutales con los que acabaron (como siempre) poniendo la sala patas arriba, borrando dudas de un plumazo (como siempre), dejando a los asistentes exhaustos y felices (como siempre) y dando toda una lección de cómo debe entenderse, vivirse y ejecutarse el mejor rock (como siempre). Y yo, como el resto del público presente, no puedo por menos que agradecerles que nos hiciesen disfrutar de un espectáculo tan apoteósico… Como siempre.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace al videoclip del tema "Go around" de Sex Museum: http://www.youtube.com/watch?v=UdIsz-tHp2w

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