jueves, 29 de septiembre de 2011

DESCONCIERTOS (JORGE ILEGAL Y CARAMELOS PODRIDOS)


Concierto celebrado el pasado Jueves 22 de Septiembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 50 personas aproximadamente.

Caramelos podridos es en palabras de su cantante Santi Gandul una “banda homenaje de unos Ilegales a los que profesamos fervorosa admiración y un enorme respeto”. El vocalista recalcó que este término le gusta más que el de banda tributo, tal vez con la intención de desmarcarse de la profusa nómina de grupos de este cariz que pueblan nuestra península. Pero lo cierto, querido Santi, es que os joda o no, sois una banda tributo más de las que atestan nuestro país. Una banda que pese a sonar correcta; que pese a estar compuesta por tres tipos cercanos, amables, bonachones y más bonicos que el bonico del to´(mañicos de esos que ya sólo con oírles hablar te enganchan por su cercanía y humildad); que pese a que cimente sus versiones fundamentalmente en la voz del propio Gandul (qué mal suena esto), que consigue asemejarse gratamente a la del gran Jorge Ilegal y que pese a que pueda provocar (como me provocó) simpatía y empatía por tocar unas canciones de uno de los grupos más honestos y carismáticos del rock urbano de este país, y que por tanto tienen un lugar privilegiado en el corazón y la memoria de muchos de nosotros; no deja de ser un sucedáneo del original, al igual que el resto de jodidas bandas tributo que como una plaga nos asolan. Y es que, estos Caramelos podridos (que cómo no, toman el nombre de un tema de Ilegales) tocan bastante peor que Ilegales, son muchísimo menos contundentes que Ilegales, ejecutan unas versiones que tienen menos calidad, fuerza y empaque que las originales de Ilegales, son peores músicos, tienen peor sonido, tienen una presencia escénica infinitamente menor que la de Jorge y compañía (entre la que destaco la arrogante presencia del gran Willy Vijande de los primeros tiempos, presencia que sigue conservando, por cierto) y por supuesto, no poseen esas dosis de electricidad en forma de vendaval que extrae Jorge de su guitarra (sigo reafirmando que para mí es uno de los grandes maestros de las seis cuerdas que hay en España) ni la contundencia, aplomo y vigorosidad del bajo del ya citado Willy, que atronaba en muchas de las canciones originales que estos “Caramelos” versionaron durante este bolo. Algo que sucede en mayor o menor o medida con todas las bandas tributo que se empeñan en versionar a sus ídolos sin intentar aportar nada nuevo ni original en sus composiciones, lo que por un lado me genera la preguntas: ¿para qué cojones imitáis algo que no tenéis intención de mejorar, de renovar o de revitalizar? ¿Para qué cojones imitáis algo que sabéis que no podéis superar?, y por otro me provoca cierto estupor, desidia y hasta mala hostia, sobre todo en los casos de bandas tributo que se empeñan en tocar el repertorio de grupos que siguen en activo y que por tanto pueden seguir siendo disfrutados en directo por cualquier hijo de vecino. Algo que en cambio es bien distinto en otros casos como el de los geniales Zolo Zeppelín, que han elegido el repertorio de un grupo que ya es muy difícil de disfrutar en directo, que es un combo formado por unos musicazos de la hostia y que revisan los temas de sus ídolos pero tamizándolos bajo su personal óptica (mezclándolos con canciones de otros grupos como The Doors, integrando influencias de otros géneros e introduciendo nuevos matices) consiguiendo por tanto sonar distintos y atrayentes. Grupos como éste no sólo tienen un pase, sino que son cojonudos. En cambio a la profusión del resto de bandas tributo que no aportan nada, debería ponérsele freno de una puta vez.
Una vez esputada la dosis de bilis semanal, voy a centrarme ahora en lo mejor de la noche: la presencia como artista invitado de Jorge Ilegal, quien por cierto y pese a demostrar su generosidad para con estos Caramelos podridos con los que compartió escenario (algo que sin duda emocionó al trío zaragozano que acabó incluso pidiendo autógrafos y dedicatorias a su idolatrado “maestro”), birras post actuación y confidencias; no dudo en dejar bien clara su postura nada más pisar las tablas de El Sol, con respecto a este tipo de grupos, con uno de sus habituales y geniales chascarrillos: “los chavales no lo han hecho del todo mal e incluso han introducido algún cambio que estudiaré en el futuro, pero no he tenido más remedio que subirme para completar esta banda y mejorar de una puta vez por todas su sonido”. Vamos que sí (que cojonudo que alguien me admire y toque mis canciones, y yo con gusto les apoyo)…. pero no (que en el fondo no deja de ser un grupo de colegas que pese a ser mu´ majos no aportan casi nada, por no decir nada). En cuanto a lo de que iba a mejorar su sonido, ya os digo yo que lo cumplió a rajatabla. 
Y es que Jorge no subió al escenario para hacer el paripé, sino para dejar bien claro que es un genio, que como todos los grandes genios, desborda altas dosis de locura, pero también un virtuosismo, una calidad, una energía, una presencia y una profesionalidad, hipnóticas, extenuantes, arrolladoras y adictivas. Bien es cierto que sólo tocó tres canciones. En una primera tanda: “Eres una puta” (frenética) y “Tiempos nuevos, tiempos salvajes” (con un solo de guitarra memorable), y ya en el bis final: “Destruye” (que nos puso los pelos de punta gracias al dramatismo con que Jorge la interpretó, a la fuerza con que expelió por su garganta una letra que brotó desde lo más profundo de sus entrañas y a su transmutación física sobre las tablas, en un diablo cargado de odio y furia que acabó en el medio de la sala, alzando al techo su guitarra para delirio del personal presente). Pero bien es cierto, que por poder disfrutar no ya de estos tres temas, sino de la mitad de cualquiera de ellos, hubiera valido la pena pagar el precio de la entrada e incluso el doble de la misma. No contento con ofrecernos su lado más salvaje, Jorge también tuvo tiempo de aderezar la velada con sus fantásticos soliloquios. Esta noche la víctima sobre la que vertió su acidez fue un bar de Montera en el que cenó antes de la actuación unos “calamares podridos”, nombre con el que rebautizó a “su banda homenaje”.
Y para rematar la faena, Jorge invitó al escaso público asistente a tomarse unas cervezas con él al terminar el concierto, mostrándose amable, cercano y humilde. Colofón a una velada que se extendió hasta las tantas de la madrugada y que sirvió para promocionar y presentar en sociedad la web oficial de Ilegales: www.los-ilegales.net (cojonuda) y sobre todo para poder disfrutar de la presencia y compañía de un tipo corriente que sin embargo consigue transformar lo convencional en genial sin ni siquiera proponérselo. 



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