DISCÍPULOS DE DIONISOS Y MOTOCICLÓN: que si la voz de Lourdes consigue elevarte a un estado superior, que si Rufus Wainwright canta como los ángeles (la verdad es que tiene más pluma que las alas de estos), que si las letras de Nacho Vegas te emocionan más que un cocido en invierno, que si los "Vetusta Molan" son el nuevo credo musical, que si los susurritos de Cristina Rossenvigne te acarician como la brisa marina... Gilipolleces.
DISCÍPULOS DE DIONISOS Y MOTOCICLÓN (y 2): a mí, lo que de verdad me pone berraco (como dicen en los pueblos de mi amada Castilla), lo que me deja hecho un lobado (como también dicen por esos lares), lo que hace que mi pequeño ariete del amor hinche mis pantalones; es ver tocar a grupos vigorosos, canallescos, tachuelísticos, rudos como los rudos luchadores mexicanos, sudorosos, vigorosos como vergas en un puti-club, encabronados, rabiosos como perro sin hueso, llenando el escenario, la sala y nuestros cuerpos con su poderosa música.
DISCIPULOS DE DIONISOS: los seguidores del Dios robafurgones de mirada turbia, de Donosti para más señas, tocaron de milagro. El cantante comentó preocupado el mal estado de sus cuerdas vocales y prometió dar un nuevo concierto cuando estuviese al cien por cien. Lo cierto es que pese algún que otro gallito su actuación fue la hostia. Porque los Discípulos, llegaron a toda hostia, tocaron un puñado de canciones a toda hostia, nos demostraron lo que es el punk a toda hostia y captaron mi atención y admiración a toda hostia. ¡Con dos cojones!
MOTOCICLÓN: los vallecanos tocaron hace un año en El Sol y un año después puedo aseguraros que han madurado, se han conjuntado y han evolucionado hasta límites insospechados. Rock del de siempre: sucio, acelerado, potente, de letras simples, riffs rápidos y estribillos pegadizos. De ese, del que en muchos medios especializados en moderneces de más que dudosa categoría, nos dicen que la fórmula ya está gastada y agotada. De ese, del que pese a que a estos súperdotados de la música les joda, va a seguir llenando salas, plazas y estadios. De ese que hace gritar, saltar y elevar los puños hasta al más hastiado y pusilánime.
Y por si fuera poco, el vocalista de Motociclón, Robértez, cada vez recuerda más a Jorge de Ilegales.
¡¡¡¡ El Apocalipsis va a llegar!!!! Y en el infierno nos refocilaremos con los acordes de Motociclón, mientras que en el cielo los asexuados salvados no podrán hacerse ni pajas escuchando a sus adorados “cansautores”.
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