viernes, 23 de septiembre de 2011

DESCONCIERTOS (MAMÁ Y DESCONOCIDOS)



Conciertos celebrados los días Jueves 15 y Viernes 16 de Septiembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: el jueves unas 120 personas y el viernes lleno.

Mamá reaparecieron hace apenas dos años con el disco “La mejor canción” y ahora dan continuidad a esta nueva andadura con otro largo publicado: “Sólo por hoy”. Para presentar este nuevo trabajo en sociedad tocaron la semana pasada dos días seguidos en la que siempre ha sido su casa: la sala El Sol de Madrid, espacio de conciertos eternamente vinculado a La Movida Madrileña, dentro de la cual dieron sus primeros pasos allá por los primeros años ochenta, José María Granados y los suyos. Teniendo en cuenta como está el percal actual, la apuesta del grupo de tocar dos días consecutivos, a muchos entre los que me incluyo, nos parecía un órdago un tanto arriesgado. Pero lo cierto es que con un llenazo y casi medio, se demuestra que Mamá siguen teniendo bastante tirón a día de hoy.
Para abrir ambos días, el cartel se completó con los teloneros Desconocidos, que como bien indica su nombre, han pasado bastante desapercibidos en los pocos años que llevan en esto de la música pese a haber publicado ya un disco: “No hables con desconocidos” y estar a puntito de sacar otro. La explicación a este desconocimiento nos la ofrecieron ellos mismos sobre las tablas del Sol durante sus dos actuaciones consecutivas: se trata de una banda novel, no obstante formada por músicos ya talluditos, que sienten devoción por el pop patrio de los 80´s, en concreto por el que realizaron grupos como los propios Mamá, Los Pistones y Los Secretos; que basan su estilo precisamente en esas fórmulas otrora exitosas pero actualmente ya bastante ajadas y escuchadas hasta la saciedad, sin aportar nada nuevo, sonando bastante peor que los originales y con el déficit de no poseer un recorrido y por tanto unas canciones de esas, que pese al paso de los años son recordadas por muchos con emotiva nostalgia. Vamos, que practican fórmulas pasadas con menor carisma, energía y frescura que sus referentes más inmediatos y encima no tienen una carrera pasada exitosa sobre la que apoyarse. Por eso esta formación encabezada por Juan y Carlos no tiene cabida ni en los gustos más modernos del público más joven, ni en el entrañable, vivo y emotivo recuerdo del público más mayor. Algo que corrobora el hecho de que entre las canciones que componen su repertorio, precisamente sea el tema más destacado el único que no han compuesto ellos, en concreto la versión del “Margarita” de José María Granados que grabaron Los Secretos en el disco “Dos caras distintas”. Pese a todo hay que reconocerles sus ganas e ilusión y una ejecución como poco correcta. Eso sí, pese a sonar efectivos a veces, lo cierto es que en líneas generales su directo fue bastante blandito, por no decir que la mayoría de sus canciones se acercaron peligrosamente a la moñería más inaguantable. Si a esto le sumas lo desfasado de la propuesta y lo rancio de la puesta en escena, la conclusión final es que dos días seguidos de Desconocidos empalagan más que el jodido dulce de leche. Y esto queridos lectores, es mucho empalagar.
En cambio, apenas cinco minutos sobre el escenario sirvieron para que Mamá demostrase por qué ellos sí han conseguido formar parte de la historia musical de este país, por qué siguen grabando discos compatibles con los nuevos tiempos, por qué siguen teniendo tirón y en definitiva, por qué juegan en otra división bien distinta a la de los teloneros. Porque pese a que su momento de mayor gloria ya pasó hace muchos años, el pop de Mamá sigue estando vigente y de hecho los nuevos temas que presentaron, poseen más brío y enjundia que los de la mayoría de grupos “popis” del actual indie patrio con los que tanto se corren los gafapastas de turno (le joda a quien le joda);  porque los miembros del grupo han sido y siguen siendo unos músicos cojonudos;  porque su sonido en directo es apabullante, limpio y musculoso; porque dan conciertos de más de dos horas de una intensidad increíble, sin pausas ni parones ni interludios entre tema y tema; porque espantan la moñería de sus canciones más melódicas y de temática amorosa a base de fuertes guitarrazos y del aplomo vocal de José María y de su sección rítmica y porque en definitiva, poseen una calidad sobresaliente y sobre todo un frontman como Granados que siempre cumple con creces, dejándose la piel en cada bolo (acabó exhausto y empapado en sudor) y que para mí es al pop español lo mismo que Rosendo al rock: un profesional como la copa de un pino.
El resultado final fueron dos noches fantásticas (bien es cierto que la del viernes fue mejor debido sobre todo al colorido y al calor que provocó el público que abarrotó la sala) en las que las nuevas canciones gustaron, pero en las que no obstante volvieron a erigirse en triunfadores los temas que interpretaron de sus dos discos más emblemáticos: “Mamá” y “El último bar”; destacando por encima de todos “ Chicas de colegio” y “El último bar” -con este tema cerraron el concierto del viernes tras dos tandas de bises y se vivió una comunión tan espectacular entre público y músicos que acabó por ponerme carne de gallina-.
Derroche de emotividad, clase y energía, vaya. 


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