domingo, 14 de noviembre de 2010

DESCONCIERTOS (LOS GUAPOS Y WILLY NAVES)



Concierto celebrado el pasado jueves 11 de Noviembre en El Sol (Madrid). Público: 180 personas aproximadamente.

El asturiano Willy Naves saltó puntual a escena para defender el que es su único trabajo publicado hasta la fecha, el E.P.: “La casa de la playa”, además de aprovechar para presentar en directo algunas nuevas canciones. Acompañado de una buena banda (lo mejor de la noche sin duda) demostró que como vocalista no vale mucho y además es poseedor de ese defecto tan típico de la música pop española actual, en la onda de grupos como los Pereza (sigo sin entender el éxito de esta formación); esto es, el edulcoramiento premeditado de su voz, haciendo que más que notas musicales, pareciese que de su garganta brotasen pompas de jabón. O lo que es lo mismo, un despropósito que tiende a “amoñar” cualquier canción pese a que en el caso concreto de Willy y su banda, hubiese composiciones con una base rítmica más que apetecible con ciertos toques brit muy bien ejecutados, que no obstante, acabaron diluyéndose como un azucarillo dentro del tono monótono general de su actuación. Y es que, como ocurre con el 90% de bandas de pop indie patrio, el insulsismo y la falta de alma son los calificativos que mejor definen la música de este cantante. Los que leáis este blog a menudo os habréis percatado de que en muchas ocasiones aludo a la falta de alma de muchas bandas. Podríais pensar que al ser un término bastante subjetivo, este sea un recurso manido que empleo pero que no he acabado nunca de explicar en profundidad. Pues bien, voy a aprovechar ahora mismo para hacerlo. La canción popular americana “Hey Joe” de finales de los 60´s que se convirtió en todo un referente gracias a la memorable interpretación que de ella hizo el maestro Jimmy Hendrix, es uno de los temas que más se ha versionado en la historia reciente de la música. Yo la he escuchado decenas de veces, interpretada por todo tipo de bandas, por guitarristas tanto profesionales como amateur, por aprendices de músico, por músicos callejeros, en el metro, sobre un escenario, en un local de ensayo… y la diferencia que existe entre cualquiera de estas versiones y la que hizo Hendrix tiene que ver fundamentalmente con el alma. Por un lado, el mejor guitarrista zurdo de todos los tiempos desparramó su alma (como hizo en toda su música) al tocar esta canción, canción que no interpretó con sus dedos ni con sus cuerdas vocales, sino con las pulsiones huracanadas de su corazón, abriendo de par en par las puertas de su espíritu. El resto en cambio, se empecinan en interpretarla centrándose en las partes físicas de su cuerpo olvidando que una ejecución perfecta no vale una mierda si no eres capaz de dejarte las tripas en cada acorde, si no eres capaz realmente de expulsar tus fantasmas interiores al interpretarla. Y por desgracia el alienamiento que vive gran parte de la música actual viene dado por este motivo, por esta falta de alma de la que no sólo carece Willy Naves, sino tantas y tantas bandas que ocupan el amplio espectro de mierda que va desde la radio-fórmula al indie gafapastil de palo. Y lo peor de todo, es que este alienamiento ocupa todas y cada una de las vertientes de una sociedad que camina hacia un futuro muy negro, con una venda en los ojos que muy pocos tienen los ovarios o cojones de arrancarse de una puta vez por todas (yo incluido, que conste).
Le toca el turno ahora a Los guapos. La banda afincada en la capital lleva ya varios años girando por toda España y ha conseguido dos logros importantes: grabar con Sony el disco: “Los guapos también lloran…pero poco” (2008) y sobre todo, conseguir atraer a sus conciertos a un público cada vez más fiel. Su salida a escena fue arrolladora. Gracias a un par de temas enlazados con mucho ritmo y un amplio derroche de energía, actitud y ganas, lograron que lo que en realidad no es más que un grupo corrientito de pop-rock que no ha inventado nuevo, sonase muy por encima de sus posibilidades y pareciese mucho mejor de lo que en realidad es. Si hubiesen sido capaces de mantener esta intensidad durante toda su actuación yo desde aquí los hubiese aplaudido porque es precisamente esta falta de ganas la que más se echa de menos últimamente sobre las tablas de cualquier escenario. Pero esto no sucedió. Poco a poco, Los guapos fueron decayendo, comenzaron a sentirse tan a gustito, que terminaron gustándose en demasía, se relajaron y en definitiva la cagaron. Sobre todo en la parte final del concierto en que les dio por interpretar una sucesión de temas más tranquilos y desnudos que acabaron mostrando todas las carencias que antes habían conseguido soterrar bajo una actitud sobresaliente. Por eso, cuando comenzaron a cantar su “simpático” estribillo de “…el rock de Madrid es una mierda”, mi cerebro ya sólo repetía este otro “simpático” pensamiento: “…que se mueran los guapos, que se mueran los guapos, que no quede ninguno, ninguno….”. Y poco más, la verdad. 
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD (TAMPOCO ESTARÍA DE MÁS QUE LO HICIESEIS EN LA PUBLICIDAD DE ESTE BLOG, QUE LA COSA ESTÁ MUY MALA)- enlace a un fragmento de una actuación en directo de Los guapos, celebrada el año pasado en el Costello: http://www.youtube.com/watch?v=HainC6rqjOo&feature=related

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