martes, 5 de abril de 2011

DESCONCIERTOS (TRACK DOGS Y LA BANDA DEL SOPLO)



Concierto celebrado el pasado viernes 1 de Abril de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 150 personas aproximadamente.

La original entrada que hicieron los teloneros, La banda del soplo, entrando al recinto desde la calle, bajando por la mítica escalera de caracol de la sala, pasando entre el público y subiéndose finalmente al escenario, con uno de sus miembros haciendo de maestro de ceremonias lanzando vítores y jaleos propios de la música de raíz gipsy, fue lo único realmente meritorio de un grupo que pese a intentarlo, se queda en copia mala de precisamente, las excelentes formaciones de músicos balcánicos y zíngaros que inundan cualquier población de Europa del Este. Además de estos sonidos, los miembros de esta banda de vientos madrileña, también experimentaron con sonidos sudamericanos, centrándose en especial en el son cubano y la música de raíz brasileña. Intentaron crear un ambiente festivo, propio de formaciones como las encabezadas por Goran Bregovic o Emir Kusturica, pero lo cierto es que sonaron anodinos, sosos e insulsos (es evidente que ese don especial que tienen los músicos de origen gitano para poner todo patas arriba con su forma infernal de tocar, es algo que debe estar en los genes y es casi imposible de lograr por el resto de músicos; digamos que es algo que se tiene o no se tiene y que no se puede llegar a aprender, y es evidente que La banda del soplo no lo tiene ni por asomo), a lo que hay que sumarle que en el plano meramente técnico tampoco es que sean unos virtuosos precisamente. Por lo tanto su actuación, pese a que sí contó con el favor del público, a mí, quizás por ser un gran amante de la música de raíz balcánica y haber escuchado no cientos, sino miles de joyas interpretadas por todo tipo de bandas de ese origen, con gran presencia de los instrumentos de viento, me pareció bastante mediocre y deslucida.
Menos mal que todavía quedaba por tocar la banda liderada por el irlandés Garrett Wall, que ya me había dejado un grato sabor de boca hace seis meses, cuando tocó en la Fiesta del 10º Aniversario del Bar Yemayá, también celebrada en El Sol. Por aquel entonces esta misma formación en la que también estaban y siguen estando: el irlandés Dave Mooney al bajo, el inglés Howard Brown a la trompeta y el americano Robbie K. Jones al cajón y a la percusión, se hacía llamar Garrett Wall Band, nombre que han cambiado recientemente por el definitivo Track Dogs. Bajo esta nueva denominación presentaron ante el público su reciente nuevo disco publicado: “Move a mountain”, que en el fondo no es más que una continuación lógica a los anteriores trabajos firmados bajo el nombre de Garrett Wall Band. Es decir, un nuevo puñado de canciones entre las que destaca el single que da título a este largo, en las que siguen revitalizando el género del folk de clara raíz irlandesa y anglosajona en general. Esto es debido al uso de elementos que no son típicos de este género como el cajón (que otorga un toque más internacional al sonido de la banda) y la trompeta (que aporta luminosidad y brillo a las composiciones, enriqueciendo sobremanera todo el conjunto, sobre todo debido a la maestría con que Brown la hace sonar). En cuanto a la sección de cuerdas, Mooney con su bajo y Garrett con su guitarra, consiguen vigorizar las melodías, dándole incluso unos toques cercanos al rock que dotan de empaque y rotundidad a todas sus canciones. Y como guinda al pastel está la voz del propio Wall, que se aleja bastante de los registros propios de los vocalistas más afines al folk y se acerca a los de los vocalistas de las grandes bandas de pop de los setenta. Todo esto sirve para demostrar que es posible hacer un folk con tintes pop, con mucho ritmo y muy movido (el público bailó hasta descoyuntarse), divertido y pasional, totalmente alejado del tono monótono y plomizo general que caracteriza a este género, sin prescindir no obstante de unas melodías en muchos momentos sutiles, suaves y cadenciosas, que bajo su órbita adquieren un tono nuevo, altamente adictivo. Y esto es ni más ni menos, porque además de ser grandes músicos, han conseguido dar con la tecla adecuada para hacer de su sonido algo nuevo y original, pese a surgir a su vez de otros sonidos de raíz más primitiva. Los ejemplos más evidentes de que son capaces de revitalizar y revalorizar cualquier género que se les ponga por delante, fueron las excelentes versiones que hicieron de temas de géneros tan dispares como el reggae -“No woman no cry” de Bob Marley- o el rock clásico -“Tutti Frutti” de Little Richard-, tocándolas bajo su particular visión, dándoles un nuevo e interesante aire y haciendo que sonaran totalmente a Track Dogs, pese a ser los originales temas tan míticos y reconocibles. Fue por tanto el suyo, un concierto gratificante y ameno, que a su vez también dio nuevos aires al encorsetado género del folk, de un altísimo nivel general, en el que no obstante hay que destacar dos momentazos: la canción en la que junto a la banda colaboró como invitada Giselle, cantante de la que para mí es una de las bandas más interesantes que existen hoy en día en el panorama nacional, Freak Mummy, cuyo primer disco “Ombres chinoises” es toda una delicia arrebatadoramente poética, dramática y oscura; y los bises incendiarios de casi media hora (no se hicieron largos para nada) con los que no deleitaron y que finalizaron con todos los miembros de la banda regalándonos un momento mágico cantando a capella el último tema de su repertorio. Y encima, nada más terminar su gran actuación, todos los miembros de la banda atendieron sonrientes y con enorme amabilidad a todos los fans que requirieron de su presencia. Un lujo de músicos. Un lujo de personas. Un lujo de noche.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD (TAMPOCO ESTARÍA DE MÁS QUE LO HICIESEIS EN LA PUBLICIDAD DE ESTE BLOG, QUE LA COSA ESTÁ MUY MALA)- enlace al videoclip del tema "Move a mountain" de Track Dogs: http://www.youtube.com/watch?v=gog5Am6E5Cs

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