viernes, 15 de abril de 2011

DESCONCIERTOS (VICKY LABUAT)



Concierto celebrado el pasado martes 12 de Abril de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 180 personas aproximadamente.

Virginia Maestro era antes de participar en la sexta edición de Operación Triunfo , una auténtica desconocida para el gran público. Como tantos otros músicos, vocalistas y artistas jóvenes que surgen a miles en nuestro país, poseía el sueño de llegar a triunfar algún día, de salir en la tele, de llenar grandes recintos, de ser reconocida por la calle, de tener su club de fans, de que sus canciones coparan los puestos más altos de las listas de éxitos, de firmar por una gran casa discográfica…; mientras iba componiendo sus canciones, grabando sus maquetas, participando en todo tipo de bandas y proyectos       -Doctores del swing, 7Funk, The flik flak duo…- y tocando en todo tipo de recintos y salas de pequeño aforo. Lo que viene a ser el día a día de todos esos jóvenes y no tan jóvenes que dentro del mundo de la música quieren hacerse un hueco y lograr el reconocimiento y el cariño (mayor o menor) del público y de los medios; y sobre todo poder llevar a buen puerto sus proyectos y llegar a poder vivir algún día de ello. Algo que como todos sabéis sólo unos pocos privilegiados consiguen, quedándose el resto de bandas, músicos y cantantes en el camino, muchos sin haber podido grabar ni una mísera maqueta, sin haber podido tocar en directo, o sucumbiendo al olvido tras sus pequeñas carreras o andaduras. Por talento y calidad, Virginia hubiera sido una más de la lista de desaparecidos en combate, de todos esos que lo intentaron y no llegaron, una cantante que no tiene mala voz, pero que por sí sola no se hubiera comido un colín, una profesional a la que jamás se le hubiese podido negar su tesón, su esfuerzo y su trabajo, pero que no hubiese escapado de ese “montón” al que la mayoría se ven abocados. Pero cuando tienes la “suerte” (más adelante matizaré esto) de participar en un concurso televisivo que te permite salir casi a diario en varias cadenas generalistas, a todas horas (incluido ese famoso “prime time” tan codiciado), cuando te dan la oportunidad de participar en galas y conciertos ante miles de personas, cuando hacen que aparezcas en discos que luego promueven y publicitan en decenas de plataformas (teles, radios, grandes superficies, periódicos, revistas…), cuando te sacan en todo tipo de programas que trascienden a la órbita meramente musical (debido más que por tus dotes como vocalista, a tus lloreras, disgustos y broncas con diversos miembros del jurado)… de un plumazo te conviertes en un personaje conocido, sin importar apenas tu calidad musical o artística, logrando eso por lo que tanto has luchado y con lo que tanto has soñado. Y es que el dicho de “con buena polla, bien se folla” es una realidad que adquiere un cariz superlativo en este país de pandereta y castañuelas, que ha logrado que un albañil como Bustamante, que como mucho hubiese aspirado a ser el rey del karaoke de su barrio, acabe llenando estadios; que una chica como Rosa, que como mucho hubiese aspirado a cantar en el coro de gospel de su ciudad, acabe vendiendo miles de discos, o que una ya no tan jovencita Chenoa, que como mucho hubiese seguido cantando para eventos de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) acabe siendo más conocida por el público de este país que cualquiera de esas intérpretes femeninas estratosféricas que los que tenéis a bien leer este blog y el que escribe estas palabras tanto admiramos: Maika Makovski, Patti Smith, Chrissie Hynde… (¡Cuánto daño ha hecho el puto O.T. a la música de este país!) Arropada pues, por los mass media y por un padrino que en su momento partía el bacalao en el circo de los medios de este país: Risto Mejide, la señorita Maestro se transformó en Labuat, firmó por Sony, grabó su primer disco, la rodearon de muy buenos músicos (The Pinker Tones) y empezó a copar las listas de iTunes con diversas canciones. Vuelvo a insistir, más que por su talento, por esa publicidad machacona y repetitiva que hace que estos productos acaben siendo devorados con avidez por el público masivo.
El problema surge (y aquí viene el matiz a esa supuesta “suerte” de darse a conocer gracias a un formato televisivo tan chusquero como el de O.T.), cuando Vicky empieza a no sentirse cómoda con la etiqueta de ser una nueva “triunfita” de turno, cuando se da cuenta de que para lograr ese reconocimiento tan ansiado ha tenido que prostituirse/amoldarse a determinados corsés (no te dejan grabar las canciones que tú quieres, te imponen el género o estilo en el que consideran que has de desarrollar tus habilidades, te obligan a acudir a actos, programas y presentaciones a las que tú no quieres ir, no te dan libertad para grabar con fulanito o para tocar con menganito y sin embargo te obligan a hacerlo con gente con la que tú no te sientes cómodo…), cuando se preocupa porque ya no disfruta cantando como cuando lo hacía en sus orígenes, cuando apenas puede desarrollar su trabajo dentro de esos géneros que ella amaba tales como el swing o el boggie y sin embargo tiene que amoldarse al típico pop vacuo de radiofórmula y cuando se da cuenta en definitiva, que ella no es considerada por los medios especializados como una cantante “seria” por haber surgido de donde ha surgido. Y claro está, el único camino posible para quitarse “sanbenitos”, es ni más ni menos que escapar de todo ese circo, que pese a todo, no lo olvidemos, es el que la ha hecho ser un rostro más o menos conocido en este país. Porque ahora la señorita Labuat ya no quiere ser triunfita, ahora quiere ser una artista indie, de las que toca en salas pequeñas y sale en el Mondosonoro. Y ya sin Risto Mejide, da forma al que es su segundo disco, el recientemente publicado “Dulce hogar”, con el que intenta reivindicarse como una nueva cantante que no quiere cargar con el lastre pasado. Pero lo cierto, queridos amigos, es que la señorita Labuat sigue contando con el apoyo de una grande como Sony, sigue disfrutando de poder contar con la colaboración para su proyecto de un gran elenco de músicos mercenarios, sigue siendo publicitada a cascoporro en todo tipo de medios (ahora ya no se le escapa ni uno: independientes y comerciales) y sobre todo, sigue viviendo de los réditos del pasado, puesto que su público sigue siendo en su mayoría el que la conoció durante su etapa de O.T.  Digo todo esto, porque desde muchos medios indies se está encumbrando a Virginia de forma desmesurada, alabando sobre todo su decisión de cambiar de registros y destacando el esfuerzo que la ha supuesto el comenzar esta nueva etapa. Y me parece que se están pasando, porque a diferencia de todas esas bandas que surgen a patadas en vuestros/nuestros barrios, pueblos y ciudades, cuyos miembros tienen que compaginar ensayos con los horarios de sus trabajos, que se las ven y se las desean para poder pagar el alquiler de los locales de ensayo, instrumentos y material, que las pasan putas para poder grabar sus canciones, que se dejan ovarios y cojones para poder tocar en cualquier garito de mala muerte, que saben de verdad lo que es sufrir para poder realizar sus sueños; la señorita Labuat está arropadísima por un sinfín de profesionales de una de las más grandes multinacionales que hay dentro del mundo de la música, no ha tenido ni un problema para grabar en los mejores estudios posibles, con los mejores músicos y profesionales posibles, no ha tenido que preocuparse de publicitar su disco ni sus directos, tiene pipas y asesores a su entera disposición, viaja como una reina, no tiene que preocuparse de cargar ni descargar equipos, etc, etc. Así que sinceramente, no creo que sea para tanto su esfuerzo ni que este le haya provocado tantos quebraderos de cabeza como nos quieren hacer ver (de hecho, en este concierto había casi más empleados de Sony que público viéndola). Además, gracias a todos esos medios y recursos puestos a su entera disposición, este último disco editado por la linarense tiene un sonido limpio e impoluto y posee unos arreglos cuidadísimos que elevan la calidad de su propio talento. El problema es que en el directo, esto ya es más difícil de lograr y pese a que el timbre de Vicky es más que agradable al oído, es evidente que no posee mucha voz y le cuesta un mundo llegar a los registros más altos (cuando lo intentó se asemejó a un gato atropellado), lo que intentó ser tapado por el técnico de sonido y los propios músicos que la acompañaban, bajando sobremanera el volumen de sus instrumentos para no pisarla en ningún momento, recurso éste, que lejos de disimular la precariedad de su voz, lo agudizó más y encima restó empaque a la parte instrumental, que sonó mucho más sucia, embarullada, insulsa y anodina que en el disco. No obstante, he de decir que su decisión de no dejar prostituirse y de intentar hacer la música que ella desea (aunque sólo sea a medias) me parece sensato y no seré yo el que lo desapruebe. El problema es que Vicky se ha quedado a medio camino entre dos orillas que se antojan cada vez más lejanas. Por un lado quiere afianzarse como una cantante que escapa del típico pop comercial con el que se dio a conocer, pero como la mayoría del público que tiene (como pudimos ver en este concierto) es todavía el típico que gusta de esos sonidos (algo que también saben desde Sony), y para nada tiene que ver con el público habitual que suele poblar a diario las salas de música en vivo de este país (a ese todavía no lo ha enganchado y dudo sinceramente que lo haga jamás), pues ha tenido que grabar más de la mitad de sus nuevas canciones dentro de los parámetros más arquetípicos del género del pop chusquero comercial que tanto se detesta desde los ambientes más indies. El resto de canciones en cambio (son las que ella defiende más a gusto y mejor por ser las más personales de su repertorio) sí que escapan de ese estilo y se mueven por unos derroteros mucho más apetecibles, tocando palos como el swing o el boggie y poseyendo una mayor clase. Éstas fueron precisamente las que dejó para el final de su concierto, porque son precisamente las que ella más quiere y las que sabe que se amoldan más a los gustos de ese público al que quiere llegar, pero como ese público no es el suyo todavía (el suyo como ya he dicho antes, sigue siendo el que prefiere los temas de pop menos complejos y por tanto también los más insustanciales), pues no vibró en esta última parte del concierto como lo había hecho durante el resto. Así que Virginia lo tiene difícil ante esta situación: si se decanta por la música que quiere hacer, defraudará en parte a sus fans más incondicionales y si no lo hace, la que se sentirá defraudada y frustrada será ella misma. Mientras tanto ella sigue sumergida en medio del río sin saber hacia que orilla nadar con todas sus fuerzas y sin saber a qué flotador agarrarse. Aunque sinceramente, nade hacia donde nade, Labuat no ha sido, ni es, ni será jamás nada del otro mundo (a nivel musical, que como persona me parece más que simpática y entrañable, que conste), y seguramente y por mucho que a ella la pese, ya ha vivido esos momentos de fama y de gloria que dicen que al menos todos una vez en la vida, aunque sean sólo cinco minutos, tenemos. 
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace al tema "The time is now" de Vicky Labuat: http://www.youtube.com/watch?v=2cDtj3frRSU&playnext=1&list=PL2A02B0C9C161577F

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Respecto a la crítica que haces a Virginia, no seré yo quién te ponga ningún pero, cada cual tiene su opinión, y la encuentro acertada en muchos aspectos, aunque no totalmente de acuerdo con ella. Lo que veo que desconoces totalmente es el público que tiene, precisamente de aquél de OT, le queda muy poco, lo que pasa que son los que hacen ruido. Te puedo asegurar que sus seguidores no tienen nada que ver con lo que tu describes y si no date una vuelta por la red y busca en páginas y foros. Te llevarías una sorpresa, del nivel medio tanto intelectual, cultural e incluso de la edad de las personas que la siguen.
Saludos.

Anónimo dijo...

Pues yo a lo del sector de seguidores es a lo único que le concedo cierto crédito. Del resto, sin ceramente y sin rodeos, no tienes ni puta idea (lo de los técnicos bajando los niveles de ganancia de los instrumentos en los para paliar la dificultad en la voz par allegar a tonos agudos es para descojonarse) y hubiera bastado el "Santa Rita te quedas como triunfita" y a correr en vez de tanta insulsa palabrería revestida de crítica objetiva y elaborada, que en realidad sólo esconde la imposibilidad de conceder hasta la ḿas pequeña molécula de talento musical y siempre viendo en su propuesta unplato precocinado por la major Sony. En fin, allá tú mismo con tu mecanismo y tus prejuicios. Otro día si quieres comentamos la impostura la etiqueta indie (como cualquier etiqueta), o cómo acabar haciendo el indio.
Saludines
Juan Pedro

Anónimo dijo...

En cierta parte tienes razón en que hay grupos que sufren mucho más que ella para poder llegar ahí. Pero en todo lo demás difiero, si te pasas por su foro verás que sus fans de siempre no quieren pop facilón, y se mueren al escuchar canciones como Under my skin, Circus y Why. Y eso de que tiene el apoyo de Sony rodeándola de músicos blabla, he visto estos 2 años como se pateaba los escenarios con la simple compañía de un pianista, el cual ha sido su productor, y con el que se ha encargado de conseguir músicos, de todo el proceso de grabación. Los señores de Sony ni si quiera se han dignado en hacerle un videoclip y lo han tenido que graban cámara en mano entre Virginia e Iñaki (productor y pianista). Para lo único que ha interderido Sony en este disco es obligándole a hacer unos temas más rápidos (los peores del disco) y obligándole también a traducir sus canciones al español. (Run to you y Under my skin), luego han visto el éxito que ha tenido con The time is now entre sus seguidores y han accedido a publicarlas en inglés. La conclusión es sí, está en Sony, ¿pero de verdad eso le beneficia? Los que ahora hablan de ella, lo seguirían haciendo ya que Sony no se ha ocupado de nada de la promoción, se ha movido ella para todo, y la mayoría de entradas sobre ella es en blogs que ahí Sony ni pincha ni corta. Yo creo que está esperando a que se le acabe el contrato (no se cuantos años son exactamente) y entonces será cuando pueda hacer un disco 100% suyo.

Anónimo dijo...

En primer lugar, una crítica a tu crítica, supongo que aceptarás eso del "crítico/ criticado".Tu crítica es bastante empalagosa de leer, se pierdes entre tanto circunloquio para acabar repitiendo lo mismo varias veces.
Básicamente creo que no sabes de que hablas o estás simplemente mal informado.
- Virginia tiene muy claro lo que quiere y si incluye pop más facilon es por exigencias de su discográfica, esa que le ha hecho traducir muchos de sus temas en inglés. Finalmente, tras mucho bregar ha conseguido que se incluya "Under My Skin" en lugar de "Bajo mi piel" que está en el disco "Rarezas" que dudo que sepas que existe. Únicamente comparándolas te darás cuenta de lo que Sony pretendía incluir y dejar fuera- esa major que según tu, le baila el agua continuamente y la promociona-ja ja ja.

Espero que te informes mejor y luego rectifiques, si no es mucho pedir para el ego de un "chulazo" o como quiera que te hagas llamar a ti mismo.
Ps: Se olvidaba, se escribe boogie, no boggie.