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domingo, 8 de abril de 2012
DESCONCIERTOS (BRIGHTON 64)
Concierto celebrado el pasado Sábado 17 de Diciembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: casi lleno.
BRIGHTON 64: la banda fundada y capitaneada por los hermanos Gil -Ricky al bajo y vocalista y Albert a la guitarra-, ha vuelto a reunirse muchos años después de su disolución allá por 1987, junto con otros dos de sus miembros más estables: Jordi Fontich a los teclados y Tino Peralbo a la batería (que formaron parte de Brighton 64 desde 1985 hasta su separación definitiva) para celebrar el 30º aniversario de su nacimiento. Con motivo de dicho celebración se han embarcado en una gira que ya les trajo por esta misma sala hace tan sólo ocho meses y que ahora da sus últimos coletazos. Los barceloneses tienen el honor de haber sido una de las primeras formaciones que surgieron dentro de la escena mod española y ese carácter pionero es algo que debe ser destacado. No obstante, y pese a que su nombre está tomado de las famosas batallas campales que se produjeron durante el verano de 1964 en la localidad inglesa de Brighton entre rockers y mods, lo cierto es que su sonido nunca tuvo mucho de anglosajón pese a los supuestos referentes de los que bebía. De hecho, Brighton 64 desde sus primeras composiciones: “Barcelona Blues”, “Te da igual”, “La calle donde yo caí”, sonaron fundamentalmente a grupo de pop/rock (con incluso algunos toques soul) con claras raíces nacionales, a excepción del sonido afilado y agitado, mucho más brit, de la guitarra eléctrica de Albert, que una vez más volvió a recordarnos al gran Pete Townshend (salvando las distancias, claro está).
LO MEJOR: el público. Lo que no hubiese pasado de ser un concierto resultón, para que nos vamos a engañar, consiguió alcanzar la categoría de notable, gracias a la aportación de un público excelente que llevó al grupo en volandas y que hizo con sus cánticos, bailes y jaleos que unos temas que no fueron interpretados con la misma chispa de antaño, alcanzasen un tono mucho más épico y emotivo.
LO PEOR: como hace ocho meses, Brighton 64 comenzaron su actuación con muy poca intensidad, bastante blanditos y un tanto oxidados. Cierto es que al igual que en su anterior visita, fueron creciéndose y calentándose, gracias en buena parte al apoyo de un público extraordinario (como ya he comentado anteriormente), para acabar reventando la sala con una recta final y sobre todo unos bises memorables. Lo peor de su repertorio fueron las insulsas versiones en castellano de varios temas de los Kinks que interpretaron.
MOMENTO ÁLGIDO: el cierre de su actuación con la mítica “La casa de la bomba” que provocó una comunión impresionante entre el público y la banda, que acabó poniéndonos a todos los pelos de punta.
PALABRA DE CHULÓN: que Brighton 64 hayan llenado en apenas ocho meses la sala El Sol con dos actuaciones prácticamente idénticas en cuanto a repertorio, sonido y sorpresas; y sobre todo, que más del 70% del público asistente fuese el mismo en ambos conciertos, hablan a la perfección por un lado, del gran estado de salud que sigue viviendo la comunidad mod capitalina y por otro, de la enorme fidelidad y respeto que siente dicha comunidad por los grupos más representativos del género musical que ellos tanto aman. Sin duda uno de los públicos más calientes y agradecidos que existen.
PUNTUACIÓN: 7
jueves, 29 de marzo de 2012
DESCONCIERTOS (TRACK DOGS Y EMITE POQITO)
Concierto celebrado el pasado Sábado 3 de Diciembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 100 personas aproximadamente.
TRACK DOGS: grupo liderado por el irlandés Garrett Wall que de hecho, hasta hace poco, se llamaba Garrett Wall Band. Track Dogs también lo forman: el irlandés Dave Mooney al bajo, el inglés Howard Brown a la trompeta y el americano Robbie K. Jones al cajón y a la percusión. Bajo esta nueva denominación han publicado un único disco hasta la fecha: “Move a mountain”, que en el fondo no es más que una continuación lógica a los anteriores trabajos firmados bajo el nombre de Garrett Wall Band. Es decir, un nuevo puñado de canciones entre las que destaca el single que da título a este largo, en las que siguen revitalizando el género del folk de clara raíz irlandesa y anglosajona en general. Esto es debido al uso de elementos que no son típicos de este género como el cajón (que otorga un toque más internacional al sonido de la banda) y la trompeta (que aporta luminosidad y brillo a las composiciones, enriqueciendo sobremanera todo el conjunto, debido a la maestría con que Brown la hace sonar). En cuanto a la sección de cuerdas, Mooney con su bajo y Garrett con su guitarra, consiguen vigorizar las melodías, dándole incluso unos toques cercanos al rock que dotan de empaque y rotundidad a todas sus canciones. Y como guinda al pastel está la voz del propio Wall, que se aleja bastante de los registros propios de los vocalistas más afines al folk y se acerca a los de los vocalistas de las grandes bandas de pop de los setenta. Todo esto sirve para demostrar que es posible hacer un folk con tintes pop, con mucho ritmo y muy movido, divertido y pasional, totalmente alejado del tono monótono y plomizo general que caracteriza a este género, sin prescindir no obstante de unas melodías en muchos momentos sutiles, suaves y cadenciosas, que bajo su órbita adquieren un tono nuevo, altamente adictivo. Y esto es ni más ni menos, porque además de ser grandes músicos, han conseguido dar con la tecla adecuada para hacer de su sonido algo nuevo y original, pese a surgir a su vez de otros sonidos de raíz más primitiva. Los ejemplos más evidentes de que son capaces de revitalizar y revalorizar cualquier género que se les ponga por delante, son las excelentes versiones que suelen hacer en sus directos de temas de estilos tan dispares como el reggae -“No woman no cry” de Bob Marley- o el rock clásico -“Tutti Frutti” de Little Richard-, tocándolas bajo su particular visión, dándoles un nuevo e interesante aire y haciendo que suenen totalmente a Track Dogs, pese a ser los originales temas tan míticos y reconocibles. Este concierto en concreto, sirvió para presentar ante el público de la capital su nuevo sencillo navideño: “How Christmas Was Meant To Be” y para repasar la mayoría de temas de “Move a mountain”.
EMITE POQITO: bajo este nombre se esconde un más que interesante dúo formado por Julia Molano (voz y teclados) y José A. Romero (guitarras). Emite Poqito surgió como un proyecto personal de Julia hace más o menos un lustro y ha pasado por varias fases en las que ha llegado a contar hasta con cinco integrantes. Es a partir de 2010 cuando surge la formación actual y comienzan a fraguarse los cimientos de su sonido tal y como lo conocemos a día de hoy. Un sonido que por suerte nada tiene que ver con el que caracterizaba a la banda más conocida de la que ha formado parte Julia en el pasado: esos insustanciales Mamut que bordearon tan de cerca el peligroso terreno del tontipop más chusquero. Y por suerte también para Julia, se nota sobremanera el esfuerzo y trabajo que ha hecho estos últimos años por intentar ser mejor cantante y mejorar su voz. Así, la que hace apenas tres años cuando estaba al frente de Mamut me pareció una de las voces de pito más horripilantes que yo había escuchado en mucho tiempo, a día de hoy se ha convertido en una voz dulce y cálida, plagada de matices y con el tono adecuado. Su pop sencillo pero preciosista, casi etéreo, de una hermosa delicadeza y con un toque dramático más que sugerente, es toda una delicia que ha quedado recogida en el que es su primer largo hasta la fecha: “Todos mis jardines”, que es el que presentaron durante esta actuación.
LO MEJOR: la grata sorpresa que me provocó la voz de Julia: limpia, luminosa y sensual. Los hermosos matices conseguidos por Romero con su guitarra eléctrica, cuyos punteos elegantes y cadenciosos me recordaron al maestro Mark Knopfler.
El buen rollo que siempre me generan los conciertos de Track Dogs, que además de ser buenos músicos, desbordan simpatía y siempre se muestran muy cercanos, amables y agradables.
LO PEOR: el maravilloso concierto de pop íntimo y delicado (que no ñoño ni pueril), casi minimalista, que nos ofrecieron Emite Poqito, se vio mermado por un público irrespetuoso que estaba claro que había ido a ver a Track Dogs y pasó de este dúo como de la mierda, hablando a voz en grito durante su actuación. Julia y José, intentaron capear el temporal como pudieron, demostrando una actitud más que profesional. Esto seguramente fue lo que les impidió no gritar a esta pandilla de borregos lo que yo hoy sí estoy dispuesto a decirles: cuando no os interese una actuación en vez de poneros a berrear, os deberíais ir de la sala a tomar por el culo.
Pese a que Track Dogs volvieron a cumplir una vez más sobre las tablas, lo cierto es que en esta ocasión estuvieron más funcionales y menos vitales y festivos que en anteriores visitas, lo que restó enteros a su actuación y provocó que no acabaran de conectar del todo con el público.
MOMENTO ÁLGIDO: la excepcional “Permanentado” de Emite Poqito y la fabulosa versión que hicieron Track Dogs del “Layla” de Eric Clapton.
PALABRA DE CHULÓN: Emite Poqito poseen más enjundia y empaque del que pudiera parecer tras hacer una primera escucha de sus canciones. De hecho, pese a la desnudez de sus canciones, estas poseen un sinfín de sutiles matices que aportan vigor y dramatismo y que los convierten en un grupo de pop con mayúsculas, muy degustable.
Track Dogs, aún estando tan sólo al 70 % de sus posibilidades, poseen un directo mucho más solvente y disfrutable que el de muchos grupos al 100 %.
PUNTUACIÓN: TRACK DOGS- 7 / EMITE POQITO- 7
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DESCONCIERTOS (REAL ESTATE Y BEAT CONNECTION)
Concierto celebrado el pasado Viernes 2 de Diciembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: casi lleno.
REAL ESTATE: la banda de Nueva Jersey, con tan sólo dos discos publicados -“Real Estate” (2009) y “Days” (2011)-, ya ha sido catalagoda como una de las mejores formaciones de pop independiente (con clara querencia por el Lo-fi) del planeta, gracias sobre todo a las buenas críticas recibidas desde su primer álbum por Pitchfork, publicación que es como una biblia sagrada para modernatas e indies de pro.
BEAT CONNECTION: dúo de DJs de Seattle formado por Jordan Koplowitz y Reed Juenger. Lo suyo es la música electrónica ambiental, rollito chillwave, como demuestra su único trabajo publicado hasta la fecha: el E.P “Surf Noir”, también de 2011, plagado de samplers, cajas de ritmos y teclados.
LO MEJOR: la técnica con que Beat Connection manejaron los platos durante su actuación.
LO PEOR: Beat Connection ejecutan una suerte de música electrónica ambiental, etérea y elegante que sin embargo está exenta de chispa, de energía, de alma y en definitiva, de vida. Sus temas de hecho son planos y monótonos.
Real Estate, sobre todo al principio, nos “regalaron” un sonido embarullado y muy saturado, que no hizo más que evidenciar las carencias que suelen tener este tipo de grupos tan del gusto de la crítica independiente, en directo. Su actuación también estuvo marcada por esos males endémicos tan característicos del pop independiente: desgana, tono anodino, falta de garra, voz insulsa y plana y melodías predecibles.
MOMENTO ÁLGIDO: “In the water”, tema con el que cerraron su actuación Beat Connection, tuvo un pase, pese a no ser nada del otro mundo.
PALABRA DE CHULÓN: la definida como música electrónica “chillwave” de Beat Connection es en realidad música de ascensor. Me aventuro de hecho a acuñar una nueva etiqueta para denominar su estilo: Electrónica Contemplativa. Porque esta música de fondo que ni invita al baile ni emociona, lo único que te provoca son ganas de contemplar con cara de “yo pasaba por aquí” una y otra vez la hora de tu reloj, rezando para que el aburrimiento termine lo antes posible.
El definido como pop lo-fi de guitarras luminosas y cuidadas melodías de Real Estate es en realidad un compendio de canciones pop aburridas, plomizas y monótonas, que bien podría denominarse como pop para echar la siesta, superando la zozobra que provoca, incluso a la que generan grandes pesos pesados en estos menesteres tales como el Tour de Francia o los documentales de La 2. En definitva, la banda afincada en Brooklyn es otro camelo del indie internacional, exento de sangre y de pasión. O lo que es lo mismo: un tostonazo.
PUNTUACIÓN: REAL ESTATE- 3 / BEAT CONNECTION- 4
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DESCONCIERTOS (ALIS)
Concierto celebrado el pasado Jueves 1 de Diciembre en El Sol (Madrid). Público: 80 personas aproximadamente.
ALIS: nombre artístico del productor e ingeniero de sonido Pachi García, quien desde 2006 decidió dar un giro a su vida, comenzando una carrera musical de la que dan testimonio ya cuatro discos: “Alis”, “Mínimo”, “Cuando el sol nos de calambre” y el reciente “Material de disección”, que es precisamente el que presentó durante esta actuación. En este último trabajo han colaborado pesos pesados del indie pop patrio como Leiva y Fon Román, arropando a otro de los que la crítica independiente de este puñetero país está intentando subir al carro de la excelencia con sus elogios y parabienes. Sin embargo amiguitos, no os dejéis engañar: Alis es otro ejemplo más del pop aburrido, soso y ramplón de la escuela de los “desnucanucas” que tanto está de moda dentro de la corriente indie española.
LO MEJOR: pese a lo coñazo de su propuesta, al menos Alis intenta hacer un pop adulto alejado del “tonti-moñi pop” de los cojones. Entre el público asistente estuvo Felisuco, que es un tipo simpático y entrañable, de los que da gusto conocer.
LO PEOR: el sonido de los primeros temas del concierto fue embarullado, luego fue mejorando poco a poco y tomó algo más de cuerpo. La voz de Pachi fue desde el principio insulsa y apenas perceptible -la típica voz impersonal e insustancial del pop nacional- y lamentablemente ésta no mejoró a lo largo de la noche. Los temas de “Material de disección” son un compendio de pop soso, de melodías arrastradas, con poco ritmo y aburridos. Alguno se salva de la quema por ser un poco más pegadizo, pero en líneas generales falta fuerza, alma, vida, espíritu y energía. Los arreglos y matices electrónicos que aparecen aquí y allá, lejos de enriquecer el conjunto lo que provocan es un mayor embarullamiento de unas melodías ya de por sí densas y plomizas, que no complejas, ojo.
MOMENTO ÁLGIDO: salvaré “Boomerang”, con esos aires sixties que la hacen degustable.
PALABRA DE CHULÓN: Alis quiere alcanzar la complejidad compositiva de Radiohead, pero no consigue ni la excelencia ni el dramatismo de estos, quedándose su música en un fútil ejercicio de pop pretencioso.
PUNTUACIÓN: 4´5.
viernes, 16 de marzo de 2012
DESCONCIERTOS (DORIAN)
Concierto celebrado el pasado Miércoles 23 de Noviembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: lleno.
DORIAN: el grupo nació en Barcelona en 2002 con la idea de crear un sonido que conjugase la mejor tradición del pop patrio con altas dosis de música electrónica moderna. Una década después se han consolidado como uno de los mayores pesos pesados de la escena indie estatal arrasando entre público y críticos (gafapásticos).
LO MEJOR: el público que petó la sala e hizo del concierto un karaoke coreando con entusiasmo todos y cada uno de los temas del repertorio.
LO PEOR: lo que los gurús periodísticos independientes de este país dan en llamar “sonido que aúna pop de altura con música electrónica refrescante” es en realidad una especie de “moñi-pop electrónico” de melodías simplonas, letras facilonas con menos riqueza de vocabulario que un tertuliano de “Mujeres, hombres y viceversa” y como no, altas dosis de “pasteleo” tan propias del “género”. La voz de su cantante Marc Gili, es también la típica del indie pop español: ñoña y sin personalidad. De hecho, Gili canta como si tuviese la boca llena de pompas de jabón. Vamos, que es horripilante.
MOMENTO ÁLGIDO: cuando acabo el concierto y me cené un pedazo “bocata” de tortilla de patata, con cebollita, por supuesto. Tuvo un pase el homenaje en los bises a The Cure.
PALABRA DE CHULÓN: por el mero hecho de ser un grupo nacional adscrito al movimiento indie, el periodismo, también independiente de este país, tiende a ensalzarlos hagan lo que hagan. Luego sin embargo no les duelen prendas en arrear a otras bandas de fuera en cuanto bajan el nivel o se vuelven más “comerciales”. Así, por poner un ejemplo, se han despachado a gusto con el último trabajo de Coldplay, aunque en el fondo la mayoría sepan que pese a todo, le da mil vueltas a cualquiera de los discos de Dorian. Por otro lado, escapar de las radiofórmulas y del gusto mayoritario del pueblo llano, hace que muchos grupos “indies”, por la simple razón de serlo y pese a ser también en muchas ocasiones, la misma mierda con distinto envoltorio, adquieran un status dentro de la crítica independiente que otros grupos incluso mejores jamás obtendrán. Como yo voy por libre y me repatean estos tratos de favor especiales, no tengo problema en cambio en decir que yo prefiero mil veces cualquier trabajo de “OBK” (que sí consiguieron aunar pop y electrónica con soltura y eficacia en más de una ocasión) que los de Dorian, que sinceramente para mi gusto lo que han creado es una nueva corriente de techno pop amanerado, aburrido e insustancial.
PUNTUACIÓN: 1.
sábado, 4 de febrero de 2012
DESCONCIERTOS (MALACABEZA)
Concierto celebrado el pasado Jueves 17 de Noviembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 150 personas aproximadamente.
Debido a que, las cosas como son, las canciones, el estilo, los registros y la propuesta musical en general de Malacabeza me dejan bastante frío; apenas me emocionan, cautivan, subyugan ni motivan; y por tanto, en líneas generales, en esta humilde crónica de su pasado concierto en El Sol, va a haber más palos que halagos; voy a dejar bien clara una cosa desde el principio, sobre todo para que luego no aparezcan los comentarios de el/los listillo/s de turno dándome cera por pensar que mis opiniones en vez de surgir desde la sinceridad (aunque a veces a mí mismo me duela reflejarla), están motivadas por otras cuestiones tales como envidias, malos rollos con los grupos criticados, desavenencias y otras chuminadas y polleces varias del estilo: los miembros de esta banda en general y en especial sus dos pilares básicos, Ramonet Reche y sobre todo Joel Reyes, me parecen una gente maravillosa, cercana, humilde, trabajadora, entusiasta y simpática. Pude charlar con ellos después de esta actuación, compartiendo unas cervezas y me subyugaron sus conocimientos musicales, su amor por esta profesión, su ilusión, su sensatez y sobre todo su calidez y calidad humana. Quiero resaltar además, que lo que yo escribo en este blog no es ni más ni menos que mi opinión, que a su vez es el fiel reflejo de las sensaciones (positivas, negativas, frías, entusiastas…) que en mí provocan los diferentes artistas que desarrollan sus propuestas sobre el escenario y por tanto pueden ser diferentes, parecidas, iguales o diametralmente opuestas a las del lector, pero eso sí, sinceras. Por otro lado, es cierto que en muchas ocasiones me he despachado a gusto y he sido muy hijo de puta en mis comentarios y análisis, pero queridos amigos (o no), creo sinceramente que todo lo que escape de la crítica políticamente correcta, insulsa y anodina que por regla general es la que se hace en este país, es algo que hay que practicar, fomentar y difundir. Y si fulano de tal y su banda de menganos hacen una música que a mí me provoca arcadas y ganas de inflarlos a hostias, pues intentaré reflejarlo en este espacio de la forma más fehaciente posible, en vez de escribir las típicas mierdas del tipo: “tienen que mejorar”, “estuvieron flojitos”, “no fue su mejor día”, “tal vez su sonido sólo sea apto para paladares muy exquisitos”, etcétera, etcétera. Y para terminar, y como sabréis los habituales lectores del blog, este espacio ha sido desde el primer día de su creación también el vuestro, teniendo cabida todas vuestras opiniones y comentarios, que jamás he eliminado, cuestionado ni omitido. Así que si aún después de esta introducción sigues pensando que mis opiniones no son sinceras o bien que soy un gilipollas, un capullo, un mierda, que no tengo ni puta idea o cualquier otra cosa que se te ocurra, podrás perfectamente reflejarlo al finalizar esta entrada, algo que te agradeceré enormemente, porque quien a hostias verbales mata a hostias verbales merece morir.
Pero centrémonos ya en el concierto de Malacabeza, un grupo que comenzó como un proyecto en solitario de Joel Reyes (ex Baked Beans, no lo olvidemos) allá por el 2001 cuando comenzó a componer y escribir unas canciones que acabaron publicándose en 2009 en su homónimo primer disco. Tras este lanzamiento, Malacabeza cambió a formato de banda, siendo Reche el nuevo pilar en el que se sustenta el peso compositivo de los nuevos temas de este proyecto que aparecen compilados en su nuevo larga duración: “Pirómanos”, que es precisamente el disco que presentaron esta noche ante el público de la capital.
Estilísticamente, esta banda se mueve entre el pop y el rock, siendo los temas más pausados, las baladas y los medios tiempos, los más predecibles en general y los temas más enérgicos y moviditos los más disfrutables, pese a no ser tampoco nada del otro mundo. La falta de originalidad de su sonido, el hecho de que todas sus canciones suenen a algo ya conocido y escuchado hasta la saciedad, es sin lugar a dudas la mayor tara de Malacabeza. Por un lado, los temas más “pop” del repertorio poseen unas melodías demasiado planas y monótonas, faltas de fuerza y muy predecibles, con un tufillo a típico temita de radiofórmula que tiran pa´ tras. O bien suenan a pop ochentero trasnochado. O lo que es peor, algunos incluyen ciertos matices charangueros y pachangueros a lo orquesta de pueblo, que terminaron de dejarme helado. Y el caso es que aún con todo y eso, tuvieron una actitud sobresaliente sobre las tablas, demostrando un gran dominio del ritmo y el tempo de un buen directo y sobre todo, que son muy buenos músicos -sonido impoluto, gran coordinación, técnica exquisita-. De hecho, y pese a que no nos engañemos, ninguno de sus temas escapó de lo previsible, nos ofrecieron varios momentos gratificantes cuando explotaron su vena más rockera, sonando a algo ya conocido -Héroes del Silencio, Fito y Fitipaldis-, pero no por ello menos disfrutable. Destacaron sus acertadas y movidas versiones del “Resistiré” del Dúo Dinámico y de “Pánico en el edén” del gran Tino Casal. De su última largo, las sólidas “Pirómanos” y “Real”. Y como momento álgido, la interpretación de “Vida” junto con el bueno de Morti, que como siempre cumplió con nota. Me gustaría destacar también el plus de intensidad y sensibilidad con el que Malacabeza arremetió sus canciones más pausadas y reflejar que como invitado, también se subió al escenario el cantante Chuso Moya, que la verdad es que pasó bastante inadvertido.
En definitiva, poca originalidad en un proyecto que a mí personalmente apenas me transmitió nada; compensada por altas dosis de profesionalidad y una buena actitud en escena. Lo que acaba provocando que de Malacabeza apenas recuerde ya ninguna de sus canciones por un lado; pero por otro, conserve un grato y perenne recuerdo de sus integrantes y de su despliegue de optimismo, ilusión y calidez.
jueves, 27 de octubre de 2011
DESCONCIERTOS (COPILOTO Y ULTRANOL)
Concierto celebrado el pasado Sábado 22 de Octubre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 75 personas aproximadamente.
La cara que se me debió de quedar cuando vi y escuché a Alberto Iniesta, alias Ultranol, en la prueba de sonido, debió ser todo un poema, porque varios compañeros sabiendo por un lado, lo mucho que detesto el tipo de música (por llamarlo de algún modo) que los gafapastas denominan electropop luminoso y colorido (y que yo defino como “blandi-pop”, “tonti-pop”, “pop de chupete y piruleta” o “¿pop qué no te callas?”) y por otro, que las canciones del propio Alberto no sólo no están englobadas dentro de esta corriente, sino que además, digámoslo de forma educada al menos de momento, son regularcitas; me comentaron que no fuera muy cabrón al escribir sobre su concierto, porque el chaval era muy buena gente y no se merecía un salvaje rapapolvo de los míos. Y voy a ceder en parte.
Primero porque efectivamente, Alberto es uno de esos tipos que tienen una cara de buena persona que tira “pa´ tras” (o mejor dicho pa´ lante), amable, educado, todo lo simpático que su timidez le permite ser, e inseguro y algo deslavazado en sus movimientos (en la onda del personaje que hizo popular al bueno de Pepe Viyuela), lo que le hace parecer a los ojos ajenos como un ser entrañable (un bonico del to´ en toda regla, vaya) despertando un alto grado de simpatía e incluso condescendencia hacia él. Segundo porque tiene un apellido, que con sólo oírlo o leerlo me evoca un estado de felicidad tan superlativo, que a su vez me genera cierto estado de complacencia hacia su persona e incluso hacia las circunstancias musicales que le rodean.
Tercero porque opino de corazón que no tiene tanta culpa el “artista” como aquellos que lo encumbran a él y a su obra. Me explico. Alberto es una persona que se ha puesto a componer una serie de canciones con ganas e ilusión. Unas canciones que pese a su alto grada de amateurismo y su escasa calidad, para su suerte, han sido elogiadas y apoyadas desde diferentes medios y sellos independientes, lo que le ha permitido finalmente publicar varios E.P.´s y llegar a tocar en directo en salas con tanta solera como El Sol. Digamos que es algo parecido a lo que viene ocurriendo en el mundo del arte en general en el último siglo, donde tipos como Piero Manzoni han conseguido triunfar con obras como sus tristemente famosas “Mierda de artista”, que no son otra cosa que unas latas en las que el italiano metió sus propios excrementos, diciendo que eso eran obras de arte. Lo que podría haber sido una frikada de Manzoni sin mayor trascendencia, sin embargo se ha convertido a mi modo de ver, en un negro lunar en el mundo de la historia del arte, debido a los culpables que le han ensalzado a él y a esta “obra”. De hecho, estas “Mierdas de artista” se encuentran en museos tan relevantes como el Museu d’Art Contemporani de Barcelona, el centro Georges Pompidou de París, la TATE Gallery y el MOMA de Nueva York y en el año 2007 se llegaron a pagar en una subasta 124.000 euros por una de estas latas de mierda (nunca mejor dicho). Por tanto, que unas canciones compuestas por un tipo como Alberto, que bien podrían haber sido sólo un pasatiempo para él y como mucho ser tocadas para cuatro amigos o familiares en algún cumpleaños o cita navideña, hayan acabado teniendo una relevancia mayor, repito, no es tanto por su culpa, sino como por la de todos aquellos que se la han querido dar (que son unos cuantos).
Y cuarto, viendo a Alberto sobre el escenario tembloroso, casi tiritando, equivocándose a diestro y siniestro, con una chuleta con lo que decir entre canción y canción que casi se le cae al suelo, debido a los nervios de tener que tocar en directo, aunque tan sólo fuera ante unas treinta personas (muchas de las cuales eran amigos, familiares y conocidos) que eran las que había en la sala cuando él salió al escenario, ya me pareció bastante mal trago, como para encima yo hoy aquí ponerle a caer de un burro.
Pero sin llegar a ceder del todo.
Primero, porque yo me he caracterizado por decir siempre lo que pienso, sin dejarme influenciar por modas y corrientes de opinión (normas de la casa). Por eso pese a que la mayoría de medios independientes encumbren y doren la píldora a artistas y grupos como Nacho Vegas, Christina Rosenvinge, Pereza, Astrud o La Casa Azul, por poner sólo algunos ejemplos, yo desde aquí siempre he cuestionado el éxito de los mismos por parecerme que sus propuestas musicales no poseen la calidad que desde otros sitios se les presupone. Debido a esto, queridos lectores no puedo por menos que decir la verdad del asunto, o al menos mi verdad, que no es otra que Ultranol y sus canciones, son una mierda pinchada en un palo.
Segundo, porque solistas y bandas como este Ultranol y otras muchas del mismo palo como la ya mencionada La Casa Azul, Zipper, Band á part, Papá Topo, Elodio y los seres queridos y así hasta el infinito y más, poseen un gran apoyo y reconocimiento desde la mayoría de medios conocidos como independientes de este país. Lo que me lleva a pensar en por qué, tanto yo (el burro siempre delante) como otros compañeros, músicos y melómanos de gusto exquisito, debemos ser condescendientes con Ultranol y compañía, por el mero hecho de pensar que como su música es tan mala, no deberíamos hacer leña del árbol caído; cuando luego existe toda una corriente de opinión ensalzándoles y poniéndoles por las nubes. Porque no creáis que en la mayoría de medios independientes, ante las canciones sin ritmo ni gracia, insulsas, con letras de parvulario y melodías de “casiotone” de Ultranol, se limitan a decir por aquello de tener que ser políticamente correctos (algo que a mi me la pela, como bien podéis comprobar; claro que yo no vivo de la publicidad de sellos, promotoras ni discográficas como ellos): “hombre, Alberto debe mejorar” o bien “bueno, todavía está un poco verde” o “sus canciones tienen un toque amateur que al menos les da cierta frescura”. No, qué va. Para ellos todo lo que huela y sepa a su jodido indie pop gafapástico (y si es moña y cercano al gayerismo -popper pop- mejor que mejor) es la hostia en verso, a la altura como poco de los Conciertos de Brandemburgo del mismísimo Bach. Así en webs como Jenesaispop no se cortan en decir cosas tales como: “al fin, su gran himno de presentación, esa metacanción llamada ‘Cortando y pegando’, a la que sólo falta incluir la palabra ´Ultranol´ para ser perfecta” o en blogs como Señor Pollo otras como: "´La técnica destroza la música pop´ (maqueta de Ultranol de 2008) la forman tres canciones con personalidad propia, que destacan por su colorido y divertido ritmo, un ritmo que se desliza cual pingüino sobre hielo por bases electrónicas y que harán las delicias de más de un poper@. A destacar la primera canción con la cual se inicia la maqueta, ´Cortando y pegando´. Esperemos que el proyecto de Ultranol tenga una continuidad en el tiempo y no se deje aparcado como tantos otros, sería una tremenda pena, pues calidad y dotes tiene el muchacho” o en su myspace que entre sus influencias se encuentran entre otros: “Phil Spector, Brian Wilson, John Lennon, Damon Albarn o Paul McCartney”. Dado que desde estos medios se tira del halago desmesurado y de la mentira (lo de Wilson, Lennon, Phil Spector y compañía me ha llegado al alma), no puedo por menos que contraatacar con la realidad: Ultranol no hace metacanciones, sino canciones que parecen compuestas por un niño pequeño; “Cortando y pegando” no es ni de lejos perfecta, sino una muestra de lo mal compositor que es Alberto, que utiliza unas bases obsoletas, aburridas y planas, posee una voz amanerada falta de fuerza, vigor y personalidad y escribe unas letras ñoñas y vacías sin ningún atisbo de poesía, ironía, elegancia ni sustancia; sus canciones no son coloridas ni tienen ritmo, sino que son insulsas y plomizas, aunque sí reconozco que harán las delicias de todos esos poperos que se corren con toda canción que incluya patitos de goma, algodoncitos de azúcar, sugus de colores o fresones coloraditos en sus letras; calidad y dotes tiene muy pocas o ninguna y si la persona que ha escrito que su música está influenciada por grandes maestros como los arriba citados se cree sus propias palabras, es o porque no tiene ni puta idea ni la más mínima vergüenza o porque se ha pegado tal empacho de edulcorantes tras escuchar las letras de estos grupos amoñados (patrocinados por la Azucarera Española) que ha perdido el norte.
Tercero, porque aunque como ya he dicho antes en este artículo, Alberto es el que menos culpa tiene de que sus canciones hayan sido ensalzadas por determinados medios, eso no le exime de la crítica, desde el mismo momento que ha decidido sacar discos y subirse a escenarios. Que uno ya es mayorcito para saber sus propias limitaciones, virtudes y defectos y al igual que yo me expongo al elogio o al insulto al escribir en este blog sobre música, de forma pública, dejando que la gente opine sobre mis mierdas, él también debe saber que como cualquier otro músico hijo de vecino, puede ser criticado. Porque igual que hay gente que paga 124.000 euros por una mierda enlatada y gente que goza con temas como “Patitos de goma” (por favor, os encomiendo a que veáis el videoclip en youtube, porque no tiene desperdicio), también queda gente como yo, que le tiraría la lata de mierda a la cabeza al que es capaz de pagar tal cantidad de dinero por ella y consideramos “elefantadas” como Ultranol, poco más que una tomadura de pelo.
Y cuarto, porque a bandas como La Casa Azul, Astrud, Papá Topo e incluso al propio Ultranol se les da un trato de favor y prioritario en la mayoría de medios independientes de este país (porque ya se sabe que las modas y las corrientes mayoritarias mandan y si te desmarcas de las mismas, o es porque eres un romántico, o un gilipollas o alguien que no se va a comer un colín o lo que es lo mismo, alguien que no va a hacer caja -en mi caso se cumplen todos estos requisitos-) y en cambio a grupos como The Steepwater Band, quienes tocaron también esta misma semana en El Sol dando un conciertazo como la copa de un pino, no se les hace ni puto caso en dichos medios, por no estar de moda, por practicar un género como el blues rock pantanoso y primitivo que según ellos, ya está obsoleto y no ofrece nada nuevo desde hace años. Y es que queridos lectores, a diferencia del resto de Artes donde todavía se respeta a los clásicos y a los viejos maestros, en el mundo de la música se va a toda hostia y pobre de todo aquel al que se le ocurra desparramar su talento a través de géneros o estilos que entroncan con las raíces del pasado, porque en el mundo cool, gafapástico e indie actual, lo degüellan. Porque ahora lo moderno es ensalzar “cosas” como los chirridos provocados por los cachivaches de gente como Los caballitos de Dusseldorf, porque aunque sean una puta mierda que ni el que más los haya alabado tenga los cojones de escuchar en casa -porque una de dos, o se volvería loco del stress o se pegaría un tiro-, hacen según los gurús de la información musical patria, un “sonido nuevo y atrayente” (en realidad, un ruido que suena a Spectrum viejo cargando un juego y lo más que te atrae es a coger un rifle y cargarte a cuatro hijos de perra desde la ventana de tu casa alegando posteriormente un estado de enajenación mental transitoria). En cambio si eres una banda de rock añejo, aunque tengas una calidad excelsa, para estos mismos gurús no serás más que un producto que ya huele a rancio y por tanto no merecerás ni el más mínimo de sus comentarios. La realidad en cambio es que mientras que The Steepwater Band te provocan lágrimas de emoción y felicidad, Ultranol y similares, te provocan lágrimas de rabia y tristeza.
Conclusión: si en general este tipo de propuestas fuese tomada como lo que es, un pasatiempo entre friki y divertido, lo aceptaría de buen gusto, puesto que yo mismo no puedo negar que el amateurismo, el humor blanco y la estética tan kitsch que suele rodear a estos grupos, me provoca cierta complacencia y hasta algo de gracia. Pero si se toma como una vertiente artística seria y se ensalzan unas virtudes que en el fondo no existen, pues están supeditadas a un envoltorio de formas tirando a simplistas, he de reconocer que por ahí no paso. Aunque claro está, y pese a mis críticas, siempre respetaré la máxima de que para gustos colores y para poperos caramelitos de todos los colores.
Después de la actuación de Alberto Iniesta, todo lo que viniese a continuación estaba convencido de que me iba a sonar y a saber a gloria. Y pese a que en su anterior visita a El Sol allá por Mayo de 2009, Copiloto (Javier Almazán) y su Círculo de Confianza (los músicos que componen su banda) no me dejaron ni mucho menos un buen sabor de boca (de ellos dije algunas de estas lindezas: “Quizás sea un insensible, pero a mí me emocionaba más el tartamudeo nasal -debido a los baches, las zanjas y las irregularidades del terreno- del copiloto Luis Moya dictando órdenes a Carlos Sáinz, que cualquiera de las canciones interpretadas por estos otros ´Copilotos´. De hecho, no había escuchado una letra tan horrible como la de ´Marta habla en inglés, habla francés, habla italiano y descansa en el piso de su padre en verano´ -hay que tener cojones- desde la visita a El Sol de Yani Como y su canción dedicada a los sugus amarillos de sabor a limón -que también hay que tener cojones-“), lo cierto es que en esta ocasión (quizás también debido como ya he señalado antes, a que todo lo que sonase después del desbarajuste a Ultranol, iba a parecer mucho mejor de lo que probablemente era) me sorprendieron desde el principio, para bien. Y es que los aragoneses, dos años después se muestran mucho más rodados en directo, mucho más compenetrados, más inspirados y también bastante más enérgicos. Es cierto que todavía siguen teniendo retazos de aquel espíritu bastante blandito y un tanto amoñado de sus primeras composiciones, pero no es menos cierto, que es evidente que los temas del nuevo disco que presentaron esta noche: “El inicio, el desencanto y el círculo de confianza”, poseen aires más cercanos a un pop adulto y maduro, con melodías mucho más vibrantes y complejas, letras más elaboradas y una mayor presencia de las guitarras con riffs en muchos casos, poderosos y contundentes. Digamos que salvando las distancias, Copiloto en una buena parte de sus nuevas canciones -“Salvar el Día”, “El Modelo de Watson y Crick”, “Lista de Convocados” y sobre todo en la brillante y luminosa “Se lo Tengo que Decir”- desarrollan un sonido con un plus de energía que antaño no existía, cimentado en unas melodías atrayentes por la importante gama de matices que poseen, que por momentos recuerda a unos Coldplay (salvando las distancias) que ayer lo petaron en Madrid presentando su nuevo disco. El resto del disco sigue sonando no obstante a un más de lo mismo -pop un tanto monótono y con muy poca capacidad de sorpresa-, aunque debido a la mejor actitud de la banda sobre las tablas, adquiere un plus de efectividad que hace dos años Copiloto no conseguía alcanzar en sus directos. El bueno de Almazán comentó al concluir su concierto que si a los asistentes les había gustado, hablaran bien de ellos a sus amigos y que si les había disgustado, obviasen lo acontecido. Yo, Javier, no quiero obviar ni lo uno (la evidente mejoría de la banda en directo, la mayor madurez de vuestro sonido y el salto de calidad que habéis conseguido en vuestro nuevo álbum) ni lo otro (todavía falta una mayor energía en vuestros directos y en los medios tiempos seguís pecando de cierta desidia que desengancha al público). No obstante, hay que reconocer que la banda ha progresado adecuadamente.
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lunes, 24 de octubre de 2011
DESCONCIERTOS (PAUL COLLINS BEAT)
Concierto celebrado el pasado Viernes 21 de Octubre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: casi lleno.
Diez meses han pasado desde la última visita de Paul Collins a El Sol. Diez meses en los que muy pocas cosas han cambiado: el norteamericano en aquel concierto presentó al público de la capital el que es hasta la fecha su último disco publicado -“King of the power pop!”- (primer trabajo de Paul tras doce años de sequía) y ahora de nuevo, volvió a centrar su repertorio en estos nuevos cortes, en los que entronca directamente con aquellos grandes tiempos de The Nerves, The Breakaways y The Beat; también de nuevo volvió a ofrecernos una larga, intensa y enérgica actuación; por supuesto, nos deleitó una vez más con sus temas (o mejor dicho himnos) pasados más conocidos, reconocidos y venerados; y como no, estuvo como siempre, amable, cercano y agradecísimo con el calor mostrado por un público que le reconoce como lo que es: el puto amo del power pop. Son tantas las semejanzas de hecho, con su anterior concierto celebrado en esta misma sala, que para no repetirme en exceso, os dejo directamente el enlace de la crónica que escribí en aquella ocasión:http://chulonizate.blogspot.com/2010/12/desconciertos-paul-collins-beat.html
Y como no hay nunca dos bolos totalmente idénticos, os cuento ahora de forma rápida las similitudes y diferencias más evidentes de este concierto con respecto al que dio en Diciembre del año pasado. Paul Collins volvió a comenzar su actuación con la máxima intensidad. De hecho, en esta ocasión abrió con uno de sus temazos más potentes: “Don´t wait up for me tonight”, dejando bien a las claras que la cosa iba a ir en serio desde el principio. Su voz en esta ocasión en cambio, sonó mucho más nítida que nunca, más pulcra y menos rota, lo que unido a un sonido, también por decirlo de algún modo, más pop y menos power, hizo que las nuevas canciones tuviesen un aroma más “popero” que “rockero”, lo que no es ni mejor ni peor, sino diferente. Bien es cierto que la intensidad y dramatismo logrados en su última visita, en la que un problema de garganta hizo exprimirse de cojones al bueno de Paul, no se llegaron a alcanzar en esta actuación, donde incluso la banda también se mostró un pelín más acomodada, o lo que es lo mismo, menos contundente. En los grandes temas -“I still want you”, “Hunging on the telephone” “All over the world”, “Diferent kind of girl” y la ya mencionada “Don´t wait up for me tonight”-, la mayoría de ellos interpretados en la recta final y en unos bises (hubo dos tandas) brutales, las cosas fueron como de costumbre: memorables y muy emotivas. Y es que Paul Collins Beat no entiende de malos días, ni siquiera de días regulares. Lo suyo es una apuesta segura que se mueve dentro un baremo que abarca de la excelencia al notable alto como poco. Y en esta ocasión, fue de sobresaliente.
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jueves, 20 de octubre de 2011
DESCONCIERTOS (GELO NUTOPIA)
Concierto celebrado ayer en El Sol (Madrid). Público: más de ½ entrada.
El vocalista de quien toma nombre este grupo madrileño, inició este concierto en solitario, únicamente acompañado de su guitarra acústica y como no, de una voz que ya restalló intensa y poderosa. Este prólogo o preludio ya dejó bien claro que es precisamente Gelo el alma del grupo, y su voz, el punto fuerte del mismo. A continuación saltaron a escena el resto de miembros que dan forma a estos “Nutopia” en la actualidad, y ya en formato banda comenzaron a ejecutar los temas que componen el que es su primer E.P. publicado: “Reflexiones”, más toda una serie de temas que no han tenido cabida de momento en esta grabación y algunos que ya formaron parte de las maquetas: “Nutópolis” y “Rompecabezas”.
El grupo practica un estilo en clara consonancia con el pop/rock en castellano de bandas como Los Piratas o Los Enemigos de la época en que grabaron el visceral y musculoso pero a la vez poético “Gas” allá por 1996. Gelo Nutopia gana enteros en los temas más acelerados y rockeros y se vuelve un tanto monótono en las canciones más pausadas, donde se muestran más predecibles, con menos recursos y más alienados, siendo las melodías demasiado parecidas entre sí. La gran voz de Gelo, eso sí, suena rotunda en todas las composiciones, erigiéndose con fuerza sobre la parte instrumental y dando un mayor empaque al conjunto final. Una voz nítida, pulcra, potente y algo desgarrada, que parece el resultado de aunar a su vez las voces de Iván Ferreiro y el gran Josele Santiago; siendo su intensidad una de sus mayores virtudes.
El resultado final fue por tanto positivo, porque aunque es cierto que la propuesta musical del combo afincado en la capital no es la hostia, no es menos cierto que no funciona nada mal. A eso hay que añadir que destilan muy buenas vibraciones sobre el escenario, mostrándose simpáticos, cercanos y entrañables.
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miércoles, 24 de agosto de 2011
DESCONCIERTOS (DEMISERABLES)
Concierto celebrado el pasado Sábado 2 de Julio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 40 personas.
En el plano meramente musical, del grupo Demiserables en general y de este concierto en particular, hay muy poco que contar: son una especie de orquesta de la que toca en las fiestas de los pueblos, bastante amateur y bastante mala, la verdad. Sin embargo, esta formación encierra una serie de secretos y/o anécdotas, que en cambio son toda una delicia e ilustran a la perfección esa típica frase de “la de vueltas que da la vida”. Pero vayamos por partes.
Me parece de ley resaltar en primer lugar el carácter benéfico de este concierto. La banda liderada por Fredy Sanz (guitarra y voz principal) y Tony Mahillo (bajo y coros) -talluditos ambos- organizó este evento por tanto con dos fines fundamentales: obtener dinero para ayudar a dos asociaciones solidarias, una de ellas destinada a la lucha contra el cáncer de mama; y a su vez lograr un poquito de promoción, lo que nunca está de más. Este gesto, evidentemente les honra, porque no sólo cedieron todo el dinero de la recaudación a dichas asociaciones, sino que además para hacer más apetecible al público su concierto, regalaron con la entrada el único disco que hasta la fecha han publicado: “Hasta que los muertos bailen” (con cuya foto de portada ilustro esta entrada, porque considero que no tiene desperdicio, siendo para mí desde ya mismo, una carátula de culto de lo que podría denominarse la serie B de la iconografía musical). Pero como la vida da muchas vueltas y en ocasiones es bastante perra, Demiserables no lograron alcanzar ninguno de sus fines. Para empezar, no más de cuarenta personas acudieron a verles y por tanto la recaudación fue tirando a exigua. Y para terminar, y por el mismo motivo, promoción lo que se dice promoción no consiguieron mucha. De hecho, nadie habló de este concierto a posteriori, pasando totalmente desapercibido. Este batacazo encabronó sobremanera a Fredy y a Tony, que al acabar su bolo discutían sobre los errores cometidos: poca publicidad del evento; concierto veraniego en Madrid, que es probablemente la fecha en que menos público hay en la capital; cesión de la recaudación y regalo de discos, con lo que acabaron palmando bastante pasta teniendo en cuenta que tuvieron que pagar de su propio bolsillo además, el alquiler de la sala; y conocimiento y reconocimiento in situ de la escasa repercusión que iba a tener su actuación. Vamos, un hostión en toda regla.
Un hostión que sinceramente desde fuera era bastante fácil de predecir, pero claro está, a ellos les costó mucho más contemplarlo, porque si no son ellos mismos los que creen en sus posibilidades de éxito, entonces quién va a hacerlo teniendo en cuenta lo amateur y obsoleto de su propuesta. Porque las cosas como son, sus canciones son un compendio de pop/rock ochentero aburrido, de letras horribles, sin sangre, sin alma y sin energía. Un rollo “apachanguerado” manido y trillado hasta la saciedad. Su calidad como músicas deja mucho que desear (son como ya he comentado anteriormente más amateur que profesionales). Y su estilismo, indumentaria (sobre todo la de la vocalista femenina Montse Mayoral), poses, movimientos en escena y frasecitas de rigor (“vamos a mover el esqueleto”) están ajados y recuerdan a los de las orquestas de pueblo. En resumen, que su estilo está muy alejado del de la música típica del circuito independiente y también del de la música típica del circuito comercial, así que por mucho que Fredy y Tony (hasta los nombres parecen sacados de los 60´s) luchen por su éxito, mucho me temo que no van a comerse ni un colín, ni hoy ni mañana ni pasado. Hablando tras su trasnochada, tragicómica y fracasada actuación con varios compañeros de la sala, comenté que la escasez de público asistente me parecía lógica teniendo en cuenta lo amateur de la propuesta y lo mucho que se notaba lo que les imponía a estos músicos subirse a un escenario como el de El Sol. Con una sonrisa en los labios un amigo me comentó -hete aquí la de vueltas que da la vida- que sin embargo él podía asegurarme que esta no era la primera vez que uno de los integrantes de la banda se había subido a ese mismo escenario y había llenado la sala en el pasado. Estupefacto le pedí que me comentase esa historia porque parecía no tener desperdicio; y de hecho no lo tiene y además os aseguro que os va a pintar una sonrisa en los labios. El caso es que el ahora conocido como Tony Mahillo, antes de iniciar su andadura como bajista y vocalista de Demiserables, quiso probar suerte como novillero y matador de toros. Bajo el nombre de Antonio Mahillo hace ya unos cuantos años, dio una fiesta en este mismo local para celebrar la que iba a ser su puesta de largo como matador de toros. Reunió a muchos amigos, apoderado, colegas, cuadrilla y familiares. Pero lo que iba a ser una divertida celebración tampoco acabó nada bien (como en esta ocasión). El problema lo tuvo un amigo que llevó unas banderillas reales a la fiesta y empezó a bromear con el propio Mahillo: que si te las clavo por aquí, que si te las clavo por allá, que si te pongo un par por todo lo alto. Y vaya si le puso un buen par de banderillas, pero en vez de por todo lo alto, más concretamente le pinchó una donde la espalda pierde su nombre, lo que le convulsionó el rostro del dolor, teniendo que abandonar su propia fiesta en ambulancia. Lejos de aprender de errores pasados el antiguo torero volvió al mismo coso y acabó recibiendo otra herida de muerte, en este caso artística. Eso sí, su vida es para hacer una película, también de serie B, como no podría ser de otra manera. Y así concluye esta crónica que espero me permitáis brindarle al bueno de Antonio-Tony: va por usted, maestro.
martes, 16 de agosto de 2011
DESCONCIERTOS (LA NUEVA CARNE Y VÍCTOR LEFREAK)
Concierto celebrado el pasado Jueves 30 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 100 personas aproximadamente.
Coincidiendo con La Semana del Orgullo Gay, celebración que año tras año va perdiendo cada vez más su originario sentido reivindicativo y quedándose tan sólo en una celebración meramente lúdica, sinónimo de desparrame, desbarre, ruido, toneladas de basura, cortes de tráfico, olor a meados en todo el puto centro de Madrid y de todo un anecdotario que va desde comidas de polla en plena vía pública a chorras exhibidas desde las balconadas de casas y hoteles, pasando por rompimientos de ojete en portales y callejones oscuros; que seamos sinceros, cada vez nos toca más los ovarios y los cojones al resto de la población que tenemos que compartir este sin sentido que perdió el suyo hace ya mucho tiempo; se programó en El Sol este concierto especialmente pensado para atraer al público gay de la capital.
No me gusta tirar de estereotipos ni de generalidades del tipo: todos los gays son unas “locas”, todas las lesbianas son unas “camioneras”, todos los gays están de acuerdo con estas celebraciones, la mayoría de gays tienen un gran gusto a la hora de vestir y dedican mucho tiempo a cultivar su físico, etc, etc. Porque dentro de esta comunidad hay de todo como en el resto de comunidades o grupos sociales. Por tanto, sería un error decir que al amplio abanico de público gay que hay en nuestro país le gusta la música de gente como Víctor Lefreak o La nueva carne. En cambio, sí que hay que reconocer que este tipo de “artistas” son seguidos eminentemente por un público que en el 90% es gay, y que realizan un tipo de música que por estilo, letras, guiños, vestuario, estética y complicidad, está precisamente destinada a este estrato concreto de público. Un estilo que suele cimentarse en unas bases musicales electrónicas trasnochadas y pachangueras cercanas al techno-pop de los 80’s, sin evolución ni renovación. Unas letras que buscan los dobles sentidos, los mensajes reivindicativos directos, toques picantes por aquí y por allá y que tienen de poético lo mismo que el famoso “Andreíta, cómete el pollo”, de Belén Esteban. Unos guiños basados en los más que manidos “ay, maricón que te como...”, “estás divino de la muerte” y cosas así. Un vestuario en el que predominan los cueros ceñidos, las camisetas que dejan entrever torsos desnudos y las botas de cuero rollo gótico o siniestro. Una estética que es una especie de evolución amanerada del estilo oscuro propio de los ya citados siniestros, en la que priman los pelos cardados, los tintes, el exceso de maquillaje, la brillantina y las lentillas de colores. Una complicidad que se basa en el orgullo de pertenecer a un mismo colectivo, que no obstante, vista desde fuera, cada vez provoca más la sensación de que si por ejemplo, yo fuese homosexual, no querría estar representado por muchos de estos guiños y retrógrados estereotipos que desde el propio colectivo se fomentan y ejecutan hasta la extenuación. En definitiva, un espectáculo que suena mal y huele aún peor (a cerrado para ser más explícitos). Pero vayamos por partes.
Víctor LeFreak es un madrileño que hace lo que la mayoría de “artistas” de su “gremio”: música electrónica de bases obsoletas, ritmo anodino, nada novedosa ni innovadora y tirando a pachanguera. Con unas letras horripilantes que pretenden tener un punto “in” y reivindicativo, pero que se quedan en un agua de borrajas ajada y descorazonadora. Su voz es insulsa, por no decir fea, y su sentido del ritmo es nulo. Para rematar la faena, su estilismo es para mear y no echar gota. Viste de negro, con unos pantalones de traje y con una camiseta de licra ajustada que sirve para mostrarnos con más detalle sus ya de por sí generosos michelines y sus ya de por sí exuberantes lorzas (para los que me conozcáis os diré que son similares a los míos, de buen calibre, vaya) y remata la jugada con unas botazas negras de cuero a lo “Terminator”. Vamos que pretende ser una especie de Raphael del siglo XXI y se queda en un “Bonico del To´” pero con pluma, mezclado con el Pozí, por su figura desgarbada y achaparrada, y por su forma de moverse en escena, que recuerda al quiero y no puedo de un abuelo en el baile de una boda, cuando le cambian del pasodoble a un reggaeton, por poner un ejemplo. El jodío no obstante, tiene los santos cojones de remarcar en su myspace que su música suena como Garbage, Marilyn Manson, Depeche Mode o Pet Shop Boys, cuando en realidad es una mierda de techno pop que canción tras canción repite el mismo puto ritmillo insulso, aburrido y trasnochado. También tiene huevos para decir que su estilo es Electrónica/Glam/Pop. ¿Electrónica porque ha grabado unas bases que recuerdan a la jodida bossa nova que sonaba en nuestros antiguos Casios? ¿Glam porque lleva lentillas de color azul? ¿Pop porque pretende imitar a Berlanga y a Fangoria con funestos resultados? Y una puta mierda. Las canciones que componen su único disco publicado hasta la fecha, el prescindible “Mi infierno personal”, no son ni glam, ni pop ni hostias. En realidad son un nuevo ejemplo de este subestilo de “Fuckin Gay Music” que sinceramente, es una tomadura de pelo que ya se está extendiendo demasiado en el tiempo.
En la presentación de La nueva carne se dijo textualmente que su show iba a constar de tres partes: una primera parte electrónica en la que ya dejaron entrever esa mentira tan del gusto de los artistas pertenecientes a la órbita de la FGM (os recuerdo, “Fuckin Gay Music”) y que consta en decir que son capaces de innovar todo tipo de estilos -copla, música gótica y pop, mencionaron entre otros- atacándolos desde su órbita petarda y refrescante (repito, MENTIRA). Una segunda parte en la que iba a acontecer un sensual y elegante streaptease por parte de la starlet Natalia (MENTIRA también). Y una tercera parte en la que dijeron que iban a acometer una serie de temas desde una órbita cercana al rock y al rockabilly de los años 50´s (MENTIRA Y CALUMNIA). Porque en realidad lo que paso fue lo siguiente. En la primera parte de su concierto, La nueva carne centraron su sonido en las raíces del FGM, esto es, tocaron un compendio de temas de techno pop trasnochado con letras insulsas en las que se repite el estribillo unas cien veces de media (y sino escuchad en youtube uno de sus “pelotazos estrella”: “Maquillaje hasta en el corazón”), cimentadas en la típica y tópica voz amariconada -por principios y por gusto- de Iván (el cantante del grupo), siendo el momento álgido y más gótico de la noche (según ellos mismos.... tiene cojones la cosas) su versión de “Mi novio es un zombie” de Alaska. Supuestamente, esta primera parte de su concierto sería una revisión por parte de la banda de sus primeros pasos en esto de la música (cuatro años atrás), en la que antes de evolucionar centraron su sonido en lo que desde la órbita de seguidores y plumillas de este tipo de formaciones se denomina Glam Rock con reminiscencias de los New York Dolls y estética andrógina y oscura (La nueva carne hace referencia a la película de Cronemberg del mismo título en la que analiza el miedo del ser humano al cuerpo y sus transformaciones, dando vueltas a la idea del horror corporal), tocando temas de su homónimo primer largo. Digo supuestamente, porque como ya he dejado bien claro, de glam lo único que hubo fue la estética cuidada de los miembros de la banda, y nada más; de rock un par de solos de guitarra bastante normalitos; y de electrónica, unas bases con una falta de originalidad y de fuerza, alarmantes. El anunciado como sensual y elegante streaptease de Natalia se quedó en un “despotrico sobre el escenario como una yegua salvaje y sin más miramientos te enseño mis tetas operadas, así a lo bestia, a cascoporro, para finalmente embadurnarlas de nata e irme cagando hostias por donde he venido”. O lo que es lo mismo, Natalia fue poco sensual, no acompasó sus movimientos -demasiado bastos- a la música que acompañó su actuación y ni sugirió ni sedujo. Vamos que fue un “enséñeme usted esas tetas” y poco más. Y la tercera parte del espectáculo, os recuerdo, anunciada como un compendio de canciones revitalizadoras del rock y el rockabilly de los 50´s, fue en realidad un compendio de temas de pop/rock de radiofórmula bastante pachangueros, que no obstante fue lo menos malo que nos ofreció La nueva carne durante la velada. Pero vamos que de rock y rockabilly ni el huevo. Con deciros que uno de los temas estrella de esta parte del directo fue una versión a “lo gótico” (palabras suyas) de “La bambola” de Patty Pravo os lo digo todo. Esta supuesta revisión del rock de los años 50´s que hizo La nueva carne, fue en realidad una revisión de temas de su segundo largo publicado: “13 historias de amor, locura y muerte” y de su reciente y último disco: “Adiós amigos”, donde al menos, los miembros de la banda han endurecido algo su sonido y han dejado de lado bastantes estereotipos típicos del FGM, siendo no obstante los pilares de este “movimiento” los que siguen marcando su música. En definitiva, una muestra más de lo alejada que suele estar la realidad de lo que se nos cuenta a través de hojas promocionales, myspaces y webs afines a muchos de los grupos españoles independientes. Así, nos va....
idea basada en el horror corporal del que el artista es precursor, y que sintetiza todo lo relacionado con el miedo del hombre ante la transformación física, lo psicológico, el cuerpo, la enfermedad...
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jueves, 30 de junio de 2011
DESCONCIERTOS (CALOCANDO)
Concierto celebrado el pasado jueves 9 de Junio en El Sol (Madrid). Público: casi lleno.
Desde sus páginas de myspace y de facebook, Calocando se presentan de la siguiente manera: “Más allá de los tópicos de la fusión y el mestizaje que limitan el género a la fiesta y el “buenrollismo”, Calocando muestra sus múltiples caras en un abanico de emociones hechas canción (...) Otorgando una importancia primordial a los textos en castellano, la voz de Samuel Castela unifica el resultado, consiguiendo que las comparaciones resulten inútiles a la hora de definir su música”. Evidentemente, en este tipo de textos promocionales, al igual que en cualquier nota de prensa que se precie, siempre se tiende al halago. Halagos que en ocasiones están justificados, pero que en la mayoría de los casos suelen ser desmesurados, nada objetivos ni realistas y
en otros tantos, auténticas marcianadas que parecen estar escritas por las madres de los músicos en cuestión, porque sino no hay Dios que lo entienda. En el caso concreto que nos ocupa -el de Calocando-, el texto escrito para presentarlos, peca de un poco de fantasioso, de un bastante de cursi y de un mucho de falta de objetividad. Peca un poco de fantasioso porque eso de que “las comparaciones resultan inútiles a la hora de definir su música” sólo lo puede haber escrito alguien que iba puesto de “tripis” hasta las cejas, o bien alguien que no ha escuchado nada de la música que se ha hecho mayoritariamente en este país en las últimas décadas. Y es que, nada más que la numerosa banda saltó a escena, y sobre todo, cuando Samuel Castela se puso a cantar, la alargada sombra de El Barrio comenzó a sobrevolar El Sol. Música, estilo y rollito similares, y un tono y cadencia de voz que parece un calco de la otra. Vamos, que más bien habría que haber escrito: “resulta inútil intentar definir su música como algo diferente a lo que hace El Barrio... y por ende, otras cientos de bandas similares existentes a lo largo y ancho de la Península”. Peca un bastante de cursi porque eso de que “Calocando muestra sus múltiples caras en un abanico de emociones hechas canción”, es en realidad una romanticoide y algo pastelosa exaltación de unas cualidades que no son tales. Porque más que múltiples caras, Calocando muestra las dos típicas y tópicas caras propias de los grupos de su mismo palo. Esto es, que por un lado hacen lo que se ha dado en llamar flamenco fusión, que como todos sabéis está ya más visto (o mejor dicho oído) que las reposiciones de Verano Azul, y por otro el también igual de manido, desgastado y mayoritario pop aflamencado con toques de radiofórmula. Y que yo sepa, este tipo de música más que emocionar lo que hace es generar “buenrollismo” y ganas de bailoteo; precisamente esas dos cosas que el texto que estoy analizando dice que no provoca sólo su música, evidentemente porque se quiere dotar a este proyecto, que no lo olvidemos está formado por muchos miembros que nacen, viven, se reproducen y… (hostias, esto parece un anuncio de Cucal) del indie, de una mayor enjundia (algo típico de los “teóricos” del “movimiento”) que en realidad no tiene. Y por último peca un mucho de falta de objetividad, porque como ya he dicho, pese a que se empeñen en dar más enjundia de la que tiene, a lo que viene a ser el típico grupo de flamenco/pop/fusión, esgrimiendo que van mucho más allá de los cánones propios de este género -en el texto de presentación de su myspace y de su página de facebook se empeñan en recalcar que los miembros de la banda proceden del mundo del rock, el jazz, el ska y el clásico para demostrar esta teoría y definen su música como una “invitación a un viaje de espíritu e instinto, acción y visión”, como una forma de transmitir al público unos valores que en realidad no son tales, porque que yo sepa, la típica rumbita de toda la vida (“Rezumba”), te puede provocar ganas de dar palmas y de echarte unos bailecitos, pero no creo sinceramente que haga volar a tu espíritu a cotas insospechadas-. De hecho, Calocando no sólo no han descubierto nada nuevo, sino que dentro de su estilo hay muchísimos intérpretes mucho mejores que ellos en nuestro país. El rollito más ligero de muchos de sus temas -“Amapola”, “Ven” o la ya citada “Rezumba”- es algo que bordan con más intensidad y energía gente como Tomasito, Kiko Veneno, Muchachito, Los Delincuentes y hasta el propio Lichis en su vertiente más “rumbera”. En sus composiciones más cercanas a la fusión, grupos como Ojos de Brujo les dan mil vueltas y en sus temas más dramáticos y puros como “Plata” o “La Taha” (intensos y con grandes letras, ojo) gente como El Bicho también está varios peldaños por encima de ellos.
en otros tantos, auténticas marcianadas que parecen estar escritas por las madres de los músicos en cuestión, porque sino no hay Dios que lo entienda. En el caso concreto que nos ocupa -el de Calocando-, el texto escrito para presentarlos, peca de un poco de fantasioso, de un bastante de cursi y de un mucho de falta de objetividad. Peca un poco de fantasioso porque eso de que “las comparaciones resultan inútiles a la hora de definir su música” sólo lo puede haber escrito alguien que iba puesto de “tripis” hasta las cejas, o bien alguien que no ha escuchado nada de la música que se ha hecho mayoritariamente en este país en las últimas décadas. Y es que, nada más que la numerosa banda saltó a escena, y sobre todo, cuando Samuel Castela se puso a cantar, la alargada sombra de El Barrio comenzó a sobrevolar El Sol. Música, estilo y rollito similares, y un tono y cadencia de voz que parece un calco de la otra. Vamos, que más bien habría que haber escrito: “resulta inútil intentar definir su música como algo diferente a lo que hace El Barrio... y por ende, otras cientos de bandas similares existentes a lo largo y ancho de la Península”. Peca un bastante de cursi porque eso de que “Calocando muestra sus múltiples caras en un abanico de emociones hechas canción”, es en realidad una romanticoide y algo pastelosa exaltación de unas cualidades que no son tales. Porque más que múltiples caras, Calocando muestra las dos típicas y tópicas caras propias de los grupos de su mismo palo. Esto es, que por un lado hacen lo que se ha dado en llamar flamenco fusión, que como todos sabéis está ya más visto (o mejor dicho oído) que las reposiciones de Verano Azul, y por otro el también igual de manido, desgastado y mayoritario pop aflamencado con toques de radiofórmula. Y que yo sepa, este tipo de música más que emocionar lo que hace es generar “buenrollismo” y ganas de bailoteo; precisamente esas dos cosas que el texto que estoy analizando dice que no provoca sólo su música, evidentemente porque se quiere dotar a este proyecto, que no lo olvidemos está formado por muchos miembros que nacen, viven, se reproducen y… (hostias, esto parece un anuncio de Cucal) del indie, de una mayor enjundia (algo típico de los “teóricos” del “movimiento”) que en realidad no tiene. Y por último peca un mucho de falta de objetividad, porque como ya he dicho, pese a que se empeñen en dar más enjundia de la que tiene, a lo que viene a ser el típico grupo de flamenco/pop/fusión, esgrimiendo que van mucho más allá de los cánones propios de este género -en el texto de presentación de su myspace y de su página de facebook se empeñan en recalcar que los miembros de la banda proceden del mundo del rock, el jazz, el ska y el clásico para demostrar esta teoría y definen su música como una “invitación a un viaje de espíritu e instinto, acción y visión”, como una forma de transmitir al público unos valores que en realidad no son tales, porque que yo sepa, la típica rumbita de toda la vida (“Rezumba”), te puede provocar ganas de dar palmas y de echarte unos bailecitos, pero no creo sinceramente que haga volar a tu espíritu a cotas insospechadas-. De hecho, Calocando no sólo no han descubierto nada nuevo, sino que dentro de su estilo hay muchísimos intérpretes mucho mejores que ellos en nuestro país. El rollito más ligero de muchos de sus temas -“Amapola”, “Ven” o la ya citada “Rezumba”- es algo que bordan con más intensidad y energía gente como Tomasito, Kiko Veneno, Muchachito, Los Delincuentes y hasta el propio Lichis en su vertiente más “rumbera”. En sus composiciones más cercanas a la fusión, grupos como Ojos de Brujo les dan mil vueltas y en sus temas más dramáticos y puros como “Plata” o “La Taha” (intensos y con grandes letras, ojo) gente como El Bicho también está varios peldaños por encima de ellos.
Hechos estos matices, lo cierto es que tengo que decir que Calocando es una banda formada por excelentes músicos, destacando por encima de todos, Sergio al saxo, que logra dar un toque exótico a la mayoría de las canciones y Jorge (Vetusta Morla), que logra con sus geniales percusiones infringir un ritmo adictivo y frenético a todo el conjunto. Que pese a que no escapan de unos sonidos ya más que escuchados con anterioridad, su nivel es bastante alto y de hecho con su “flamenquito del güeno” (el hermano pequeño del Flamenco de verdad) lograrán obtener bastante éxito, porque es un tipo de música que gusta y mucho en este país. Y que hay que reconocerles que cuidan sus melodías y sus letras, lo que les eleva por encima de la media, pese a que no lleguen al nivel de excelencia y sobre todo de “buenrollismo” (quizás querer escapar de las que deben sus principales armas por estilo y sonido es lo que los pueda acabar condenando) que sí logran otros artistas antes citados. Porque no nos engañemos, la gente que gusta de grupos como Calocando precisamente lo que quiere es pasar un buen rato, divertido y ameno (algo totalmente lícito y necesario en muchos momentos de la vida), escuchando sus discos y acudiendo a sus conciertos, más allá que realizar una cura de espíritu y de alma (algo que sinceramente no creo que sea la cualidad primordial que provoca un grupo de flamenco pop). Lo que no implica que no tengan calidad (que la tienen), tablas (que las tienen) y un buen puñado de canciones -de sus dos discos publicados hasta la fecha, “Calocando” del 2008 y el reciente “La Taha” que es el que precisamente presentaron en este concierto- (que las tienen). Así que pese a que no han inventado nada nuevo y dejando de lado ese intento promocional de hacernos creer que su música posee unos valores más elevados de los que realmente poseen, tengo que decir que Calocando saben muy bien lo que se hacen y demostraron una solvencia en este concierto, que está fuera de toda duda.
CALOCANDO: VIDEOCLIP DE "LA TAHA"
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jueves, 16 de junio de 2011
DESCONCIERTOS (HAPPY LOSERS Y THE FAKEBAND)
Concierto celebrado el pasado viernes 3 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 150 personas aproximadamente.
The Fakeband es una banda getxotarra (es increíble la cantidad de buenos músicos que da esta pequeña localidad) formada por gente de categoría más que contrastada en los últimos años (vamos, que ya son tipos curtidos) que han tocado en bandas como Tulsa, Smile o John Wayne. Lo que ha unido a este quinteto formado por Txomin Guzmán
-guitarras, voz, harmónica y teclados-, Pit Idoyaga -guitarras y coros-, Alfredo Narra -guitarras y coros-, Juan Uribe -bajo y coros- e Iñigo Gil -batería-, es sin duda su admiración común por el rock de clara raíz americana. Y centrados en este estilo es como han dado forma a su único trabajo hasta la fecha, el disco “Too late, too bad”, que es el que presentaron durante esta actuación ante el público de la capital. Que The Fakeband compartiesen cartel con Happy Losers tiene bastante lógica, porque pese a que los de Getxo centren su estilo en el rock, la Americana e incluso el country, y los madrileños en cambio en el pop con aires sixties y claros toques beat; a ambas formaciones les une la importancia que dan al cuidado de las melodías, el que la mayoría de sus canciones estén cimentadas en toda una variedad de armonías vocales en las que participan hasta cuatro vocalistas por cada banda y el hecho de que ambos grupos posean mucha calidad en la ejecución, pero en sus directos les falte un poco más de chispa, chicha o como lo queráis llamar, lo que provoca que por momentos sonasen bastante fríos e incluso hasta blanditos. Pero vayamos por partes.
-guitarras, voz, harmónica y teclados-, Pit Idoyaga -guitarras y coros-, Alfredo Narra -guitarras y coros-, Juan Uribe -bajo y coros- e Iñigo Gil -batería-, es sin duda su admiración común por el rock de clara raíz americana. Y centrados en este estilo es como han dado forma a su único trabajo hasta la fecha, el disco “Too late, too bad”, que es el que presentaron durante esta actuación ante el público de la capital. Que The Fakeband compartiesen cartel con Happy Losers tiene bastante lógica, porque pese a que los de Getxo centren su estilo en el rock, la Americana e incluso el country, y los madrileños en cambio en el pop con aires sixties y claros toques beat; a ambas formaciones les une la importancia que dan al cuidado de las melodías, el que la mayoría de sus canciones estén cimentadas en toda una variedad de armonías vocales en las que participan hasta cuatro vocalistas por cada banda y el hecho de que ambos grupos posean mucha calidad en la ejecución, pero en sus directos les falte un poco más de chispa, chicha o como lo queráis llamar, lo que provoca que por momentos sonasen bastante fríos e incluso hasta blanditos. Pero vayamos por partes.
De The Fakeband hay que destacar su clase y por encima de todo los increíbles duelos de guitarras desarrollados por Txomin, Pit y Alfredo, en canciones como “Don´t save muy life”, “I was wrong” o “Sweet”. La facilidad con la que desarrollaron toda una serie de sonidos de ese llamado rock de vieja escuela que recordó sobre todo a formaciones como Eagles (principalmente en las partes vocales) o The Band, les hizo cumplir más que de sobra, aunque insisto, se echó de menos un poco más de coraje y energía, algo que hubiese elevado el tono general de su actuación.
Los madrileños Happy Losers llevan ya casi veinte años al pie del cañón. Con cinco largos publicados -el más reciente es “The dreas is saying goodbye”-, tienen repertorio para dar, tomar y regalar. Y de hecho, nos dieron y regalaron un extenso repaso a su discografía incluyendo incluso temas de ese ya lejano “Make´em laugh” de 1997, que no obstante sigue sonando fresco y actual. Tony, Sergio, Pepe y Óscar centran su música en la búsqueda incesante de la melodía perfecta y de hecho han logrado erigirse como una de las formaciones que mejor representa ese pop con mayúsculas que yo tanto reivindico desde este blog. Esto les ha llevado a firmar canciones excelentes -“I´ll cry for your tears”, “Gloom”, “Alexandria”, “Canción para cambiarme”-, tanto en inglés como en castellano a lo largo de su carrera. Que llevasen un tiempo sin tocar en directo se notó no obstante y por momentos se les vio un poco oxidados. Algo que sobre todo fue evidente en los temas de pop más melódico que interpretaron (en los que recuerdan a los grandes Simon and Garfunkel), en los que como ya he comentado anteriormente estuvieron un tanto insulsos y blanditos. Elevaron el vuelo en cambio en los temas más sixties del repertorio y en aquellos en los que más claras influencias poseen de The Beattles, demostrando que pese al paso de los años, siguen estando en muy buen estado de forma.
VIDEOCLIP DEL TEMA "I WILL CRY FOR YOUR TEARS" DE HAPPY LOSERS
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martes, 14 de junio de 2011
DESCONCIERTOS (MUCHO)
Concierto celebrado el pasado Jueves 2 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: lleno.
De las cenizas de The Sunday Drivers, ha surgido Mucho, eso sí, con una baja muy importante: Jero Romero. El resto: Fausto Pérez (guitarra solista), Miguel de Lucas (bajo), Carlos Pinto (batería) y Lyndon Parish (guitarra rítmica) se han embarcado en esta nueva aventura junto con el cantante y guitarrista de Underwater Tea Party: Martí Perarnau. He de confesaros que hasta el día del concierto no había escuchado nada de Mucho (me encanta esta expresión), pero lo cierto es que tenía unas expectativas bastante altas con respecto a este concierto, por los motivos que a continuación os comentaré. Para empezar, los toledanos The Sunday Drivers, siempre me parecieron uno de los mejores grupos indies españoles de pop/rock. Elegantes, con un sonido muy internacional, con clase, con unas guitarras fabulosas, con un puñado de grandes canciones -“Do it”, “On my mind”, “My plan”- y con un cantante -Jero-, con una hermosa voz, a años luz de la mayoría de vocalistas españolas englobados dentro de la música independiente. Para continuar, que el intérprete “elegido” para hacernos olvidar al propio Jero haya sido Martí Perarnau, me pareció a priori una gran elección, puesto que al frente de Underwater Tea Party me convenció con su voz algo nasal, pero con empaque y una gran variedad tonal. Para terminar, consideré a los propios Underwater Tea Party, como ya comenté en este blog en su día (1 de Noviembre de 2010) como un grupazo de POP con MAYÚSCULAS, con ganas, con arrojo, con melodías curradas, con giros estratosféricos, con duelos vocales de altura y con mucha fuerza. En definitiva, que la nueva ecuación formada por los ex Sunday Drivers (menos Jero) más Martí, me hizo pensar en un grupo de pop/rock original, contundente y dinámico; y con esta disposición tan positiva, me encaminé hacia El Sol para disfrutar de lo que yo pensé que iba a ser un gran concierto. Pero, nada más escuchar las dos primeras canciones con las que abrieron su actuación: “Si quieres no” y “Que viva su ley”, pertenecientes a su único álbum publicado -el homónimo “Mucho”-, que desgranaron en su totalidad, comencé a barruntar que no me iba a encontrar nada de lo que yo había imaginado, con dos excepciones: Fausto y Lyndon volvieron a dar toda una lección de cómo se debe tocar una guitarra y desarrollaron una amplia variedad de registros, primordialmente luminosos, enérgicos y contundentes; y en general, toda la banda tuvo una buena actitud en escena y le puso muchas ganas. En cambio, ese pop elegante, ese sonido tirando a brit, ese rock con cojones, esa voz personal y esa clase en los textos que yo esperaba encontrarme, no aparecieron por ningún lado. De hecho, todas las letras (en castellano, novedad con respecto a los temas de The Sunday Drivers y de los propios Underwater Tea Party) de las canciones sin ninguna excepción, me parecieron pueriles, anodinas e insulsas, como si se hubiesen escrito con prisas y sin mucha dedicación. La sección rítmica estuvo demasiado blandita al igual que el sonido del grupo en general. La voz de Martí sonó horrible, sin empaque ni ritmo ni matices. Todas las canciones estuvieron “engalanadas” con esos horribles estribillos -“Ah, ah, ah, aaaaahhhh”, “Parapa, pa, pa, pa”, “La, la, la, la”…-, que son siempre el recurso fácil y manido de todas las bandas que en realidad tienen muy poco o nada que decir y que se acogen a esta fórmula para ocultar carencias compositivas. Y para rematar, el estilo de la banda se asemejó en demasía al de grupos más propios de la radiofórmula y englobados dentro del denominado pop comercial, sencillo y facilón, del tipo El canto del loco, a los que me recordaron en muchos momentos de la noche. Pero es que encima, hasta la voz de Martí, me pareció más horrible que la del propio Dani Martín, que ya es decir. Por tanto, al final del concierto me quedé con la sensación de que esta banda en realidad no nos ofreció nada de nada y que lo único que fue Mucho, fue un público que abarrotó la sala, disfrutando de uno de esos grupos indies que tanto les ponen y agradan, pese a que en realidad y aunque a ellos les joda reconocerlo, sonaran sobre todo a grupo comercialoide, de esos que tanto detestan y tanto les avergüenzan. Paradojas de la vida, tú.
MUCHO: "SI QUIERES, NO"
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