miércoles, 7 de diciembre de 2011

DESCONCIERTOS (LAGARTIJA NICK)



Concierto celebrado el Sábado 5 de Noviembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: ½ entrada.
El último disco de Lagartija Nick ha sido definido por Antonio Arias como una mezcla de canciones luminosas (luces) con otras más oscuras (sombras). Escuchando “Zona de conflicto”, publicado a principios de este año que ya toca a su fin, efectivamente queda la sensación de estar ante un exquisito y enérgico tratado musical del claroscuro. Unos meses después, este compendio de claridad y oscuridad, como pudimos comprobar en este sensacional concierto, ha ido evolucionando hacia la negrura. Las canciones luminosas como “Panorama nº 5” o “Mi vida anterior” son ahora casi grises, el trazo amargo, rugoso y convulso del carboncillo (guitarra más hiriente, bajo más cavernoso, voz más rasgada y batacazos más profundos) han acabado por fulminar a los pasteles cremosos y a las pinceladas acuosas primitivas (solos de guitarra más cálidos, voz más suave y bajo y batería menos contundentes) que matizaban el desgarro de unos temas que ahora se han desatado como lo que siempre quisieron ser (el alma de Lagartija Nick a día de hoy, no quiere que los rayos del Sol iluminen su actual estado de emotividad lúgubre y cavernosa). Y las canciones oscuras -“Crimen, sabotaje y creación”, “Vuelo nocturno”- se han vuelto ahora negras, como una tupida telaraña que ya no deja resquicios al perdón ni a la compasión (Lagartija Nick escupen ahora una verdad que no deja lugar a la duda: la resurrección del alma sólo puede ser conseguida a través de la rabia y la lucha). Esto se tradujo en más de dos horas de rock oscuro, enérgico, esotérico, contundente, psicodélico, furioso y distorsionado. En dos horas en las que Lagartiga Nick volvieron a fusionar noise, punk, garage, psicodelia y matices aflamencados, haciendo ese rock personal y único que es el que ha caracterizado los veinte años de una de las carreras más difíciles de definir, etiquetar y catalogar; pero a la vez más auténticas y reconocibles que existen en la música de nuestro país. Porque ahora en formato trío -Antonio, Víctor Lapido y Eric Jiménez-, el sonido y estilo de la banda sigue siendo el de siempre (más árido, convulso, granítico y con más entrañas que nunca, eso sí): rock esotérico, etéreo y espacial; en la onda de ese “Granada´s Sound”/”Sonío Granaíno” que ellos han contribuido a crear y forjar codo con codo con Los Plantetas. De hecho, para mí, ambas bandas siempre han ido cogiditas de la mano. Lagartiga Nick en la parte del camino más a la sombra, más oscura y pedregosa. Los Planetas en la parte del camino en la que más calienta el Sol, más luminosa y asfaltada. Pero siguiendo una misma senda, persiguiendo el mismo destino. Con sobre todo ese paralelismo existente entre Antonio y Jota, ambos portadores de unas voces de esas que parece que no, pero luego sí. Que no crees que se puedan imponer, que no te dan la sensación inicial de poderío ni enjundia, pero que te acaban subyugando con esos dejes tan personales e hipnóticos, ante los que no te quedan más cojones que acabar rindiéndote.
Para rematar el apartado de influencias y/o paralelismos, os comentaré una de esas sensaciones personales que no puedo quitarme de la cabeza: las similitudes que siempre he encontrado entre Smashing Pumpkins y Lagartiga Nick, entre Billy Corgan y Antonio Arias, con su forma personal de concebir el rock como un género que trasciende la simple inmediatez y ellos elevan a través de una sensibilidad poética y un profundo dramatismo, que otorga a sus canciones un plus de emotividad y enjundia que las hace especiales.
Abrieron la velada con “Crimen, sabotaje y creación”, corte de un “Zona de conflicto” que desgranaron casi por completo, alternando con temas antiguos de “Hipnosis”, “Inercia” -increíble “Satélite”-, “El shock de Leia”, “Su” y “Val del Omar” -la enérgica y apoteósica “Yo día y orden”, con un sensacional Víctor Lapido a la guitarra-.
Mención especial merecen “20 versiones” (“El shock de Leia) y “Úsame” (“Su”) que fueron un vendaval y se convirtieron en dos de los mejores momentos de este sublime concierto de más de dos horas.
En la primera tanda de bises Antonio homenajeó una vez más al maestro Morente con “Vuelo nocturno” y en la segunda tanda se desataron con las lisérgicas, abrasivas y apabullantes “La curva de las cosas”, “Sólo amnesia” y “Esa extraña inercia (anfetamina)”, colofón a una velada en la que Lagartija Nick volvieron a demostrar que son una de las mejores bandas que ha dado el rock patrio en las últimas dos décadas. Genios, figuras y punto.


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