sábado, 3 de diciembre de 2011

DESCONCIERTOS (AMPARO SÁNCHEZ)



Concierto celebrado el pasado Viernes 4 de Noviembre de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 130 personas aproximadamente.

“Amparanoia” siempre formará parte de la vida de Amparo Sánchez. Ha sido el proyecto más largo de su carrera musical, con el que se dio a conocer de forma masiva, con el que ha cosechado éxitos, reconocimientos y halagos. Once años de alegrías, de trabajo bien hecho y sobre todo de “buen rollito”, vital, festivo y cautivador. Siete discos, decenas de buenas canciones y más de un millar de conciertos, siempre sinónimo de éxito y lo que es más importante, de felicidad generada y compartida con un público que siempre la ha respetado y querido.
Es por tanto imposible no encontrar altas dosis de esas experiencias vividas, de esos once años de esfuerzo y trabajo, de esa vida hecha música, en esta nueva etapa en solitario de Amparo Sánchez. Pero la evolución es evidente. Una evolución que tiene su punto de partida en un concierto de “Amparanoia” en Montreal, en Julio de 2006, cuando la cantante no tiene más remedio que adaptar su repertorio a un formato acústico e intimista, al haber perdido la mayoría de los músicos de la banda el avión que les trasladaba a Canadá. Las emociones generadas y el éxito de esta actuación, removieron algo en el interior de Amparo, que ha ido creciendo hasta el parto de este su primer disco en solitario: “Tucson-Habana”, que no es más que un paso adelante en su propio devenir vital y musical, en el que demuestra que la máxima de su carrera sigue siendo el hacer lo que le de la gana, sin intentar vivir de réditos pasados ni amoldarse a modas, con la solvencia de los que no tienen miedo al riesgo y saben de lo que son capaces. Así empezaron a forjarse en su cabeza y en su corazón unos temas que comenzaron a grabarse en 2007 en Tucson bajo el amparo de John Convertino y Joey Burns (Calexico) y con el apoyo de sus inseparables Jordi Mestres y Kaki Arkarazo. En 2009 se cerró el círculo al volver a coincidir en Cuba, Amparo con John y Joey, con quienes acabó de grabar los temas que hoy podemos disfrutar en su álbum de debut.
En Tucson, no lo olvidemos, con el desierto de Arizona presidiéndolo todo, Amparo contagiada de su aridez sublime, crea unas canciones -“Aquí estoy”, “Hoy”, “Corazón de realidad” (compuesta junto con Burns)- lacónicas, bucólicas y profundas como la inmensidad del desierto, con aires fronterizos, íntimas y de letras con una insondable carga poética, que suponen un primer paso hacia una desnudez que curiosamente le ha otorgado un empaque a su música, jamás logrado antes por la artista.
En La Habana, se mantuvieron la hermosa carga poética y el tono íntimo, pero la aridez y los paisajes bucólicos y profundos, inabarcables y eternos,  fueron sustituidos por una calidez más luminosa y por un costumbrismo más cercano, más asequible, menos existencial y más humano en definitiva. Los vientos cobraron fuerza y la desgarrada voz de Amparo se tornó más suave. El viento del desierto se volvió brisa marina en “Turista accidental”, “Apagón en La Habana” y sobre todo en la maravillosa “La gata bajo la lluvia” cantada en el disco a dúo con Omara Portuondo, todas ella fluyendo no obstante también, de forma pausada y exquisita.
Dos años después, estos mismos temas han seguido creciendo, conviviendo unos con otros, haciéndose finalmente adultos. Ahora las fronteras entre Tucson y La Habana ya son menos evidentes y se han ido resquebrajando, al fusionarse y mezclarse los estilos y matices como no podía ser de otro modo, gracias al talento que Amparo siempre ha tenido para generar una música global y universal. Por eso, a estas alturas de la película, los directos de la artista son una deliciosa fusión de ritmos caribeños con aires fronterizos, que provocan la sensación en el espectador de transitar por un malecón formado por arenas del desierto. Un malecón de arena rugosa en el que de repente cae una fina lluvia en forma de toques reggae o se forma un torbellino salsero de percusión trepidante que termina languideciendo con una suave brisa en forma de canción casi melódica, con predominancia de unos teclados elegantes y aterciopelados. Todo ello, gracias a una banda impresionante en la que destacan los cubanos (padre e hija) José Alberto Varona a la trompeta (bestia parda) y Cari Rosi Varona al contrabajo (bella parda), Kaki Arkarazo a la guitarra y Alan Pérez en la percusión, que funcionan como un solo corazón que palpita de forma cadenciosa pero enérgica, arremolinando a su vez cientos de hermosos sentimientos en los corazones de los oyentes. Y por supuesto, gracias a una Amparo Sánchez que canta ahora mejor que nunca (y mira que siempre ha cantado bien) otorgando un plus de dramatismo a sus interpretaciones, que llamadme frikie, pero a mí me evoca a esa voz, creo que no lo suficientemente valorada en nuestro país, que era la de Mari Trini.
A destacar dentro del gran tono general de este concierto, el momentazo que vivimos con esa joya que es “Quisiera, pero” y como no, cuando desnudó la ya mítica “Somos viento” (de lo poco de Amparanoia que revisó) que sirvió para reivindicar por parte de Amparo su apoyo al movimiento del 15 M.
Se podría decir que Amparo salió victoriosa, pero como no creo que a ella le guste que en el mundo haya vencedores ni vencidos, solamente le daré desde aquí las gracias, por haberme hecho disfrutar de una gran velada plagada de buena música y sobre todo de buenos sentimientos.



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