sábado, 5 de febrero de 2011

DESCONCIERTOS (HEAVY TRASH Y LOS CABALLOS DE DÜSSELDORF)



Concierto celebrado este pasado jueves 3 de Febrero de 2011 en El Sol (Madrid). Público: lleno.

Sin estar anunciados en cartel y metidos a última hora, cual no fue mi espanto al ver probando “sonido” (esto es un decir, claro está) a los inefables Los caballos de Düsseldorf. Que en el mundo de las artes en general y en el de la música en particular siempre nos han querido colar milongas y de hecho en muchos casos nos la han metido doblada y hasta el fondo, es algo con lo que hay que aprender a convivir porque sino acabas poniéndote de muy mala hostia. Desde el igual de famoso y mierdoso urinario de Marcel Duchamp a las mierdosas mierdas enlatadas del jeta de Piero Manzoni, pasando por los monopatines quemados de ese otro cara reconocido e idolatrado que es Tàpies o proyectos como los del grupo Burning Star Core (en la onda ruidista y tocacojonera de estos “Caballos” que yo sacrificaría sin temblarme el pulso) que entrampan a modernatas, gafapastas y sabelotodos que se nutren del engaño y la mentira en sus críticas artísticas de mierda, por poner sólo algunos ejemplos; nos han estado inundado con “mierdas de vanguardia” vendidas como caviar sólo apto para paladares exquisitos. Pues bien, a ese conjunto de ruidos sin sentido, que recuerdan a esos viejos PC´s que todos tuvimos de niño y que volvían locas nuestras cabezas y las de nuestros sufridos padres, cada vez que cargábamos en ellos algún juego, yo me niego a llamarlo música, me niego a reconocer que esto pueda ser considerado como una manifestación artística. Que Olaf Ladousse y sus secuaces arreglen, destripen y hagan sonar todo tipo de cacharros, aparatos, juguetes y dispositivos, me parece lícito y cojonudo. Como cualquier persona que tiene otros hobbies tales como  hacer power points de mierda, coleccionar estampitas ajadas y rancias, escribir cadenas de mensajes de esas que saturan nuestros correos electrónicos, hacer tapetes de ganchillo o meter la polla en una toma de luz, que de todo hay en la viña del señor. Pero que lo hagan en su puta casa. Por otro lado y como la sombra del gafaplastismo es alargada, se pueden leer en múltiples espacios, cosas como que sus discos y directos son un logro innovador y revitalista musical; y eso me parece ya no una tomadura de pelo, sino una canallada. Que a grupos y colectivos de este palo se les encubre desde muchos medios periodísticos, se les haga monumentos en la U.F.I. y haya incluso artistas y músicos que flipen con su mierda (de hecho, y aunque no lo creáis parece ser que hasta el propio Jon Spencer quedó enganchado con su rollo), me parece una putada y me desanima hasta unos límites que no creo que llegarais a entender. A mí y a la mayoría de asistentes ayer al bolo de Heavy Trash, que fliparon cuando al entrar en la sala vieron a estos teloneros tan peculiares sobre las tablas del Sol y tuvieron que sufrir como yo, el destrozo de sus tímpanos y lo que es peor de sus mentes, al no comprender como es posible que gente así pueda subirse a un escenario. Cuando terminaron su primer tema, o como cojones lo queráis llamar (yo prefiero amalgama de ruidos insufribles 1), hubo dos palmas, dos, en toda la sala, a lo que desternillado, mi compañero y mejor amigo, David matizó: “tibia pero que muy tibia acogida al grupo, tímidos aplausos del respetable”. Cuando cayeron el resto de ruidos insufribles de su repertorio, y teniendo en cuenta encima que su propuesta es tan opuesta a la del grupo que venía detrás, los “iros a vuestra puta casa” entonados desde las primeras filas del público no se hicieron esperar. Y así, sin pena ni gloria (para mi gozo), recogieron sus mierdas y se fueron echando hostias, ojalá (mira que lo dudo) para no volver a tocar más en su puta vida. Quizás muchos penséis que he sido demasiado duro, pero lo cierto es que como hay tanto fantoche que defiende estas groserías sonoras y las encumbra, he decidido ser yo (como el fantoche que también soy) hacer todo lo contrario y arrasar con este tipo de propuestas que nos intentan vender, porque oígan, no tengo yo el ojete para farolillos y ya que los medios especializados en su mayoría se corren con este incesante mojón modernil, pues al menos yo desde este blog, me voy a correr también de gusto, poniéndolas a parir.
Corramos pues un tupido velo y hablemos del plato fuerte de la noche, que insisto, debería haber sido plato único, sin este entrante indigesto de la denominada nueva cocina, que ni sabe, ni huele, ni gusta, ni engorda el espíritu.
Que Jon Spencer ha alcanzado la excelencia con la “Blues Explosion” es algo irrefutable. Que con otros proyectos paralelos, como estos Heavy Trash, se muestra más que solvente, también; pero aún así no llega ni de lejos a las calidades sonoras, compositivas e interpretativas (aquí la diferencia es menor) que ha alcanzado con la que es su banda de verdad y sin duda su proyecto más personal. Si a eso le sumamos un comienzo bastante tibio y un mal trabajo del técnico de sonido (que no era de la sala, sino el que el gupo lleva en su gira) que hizo que se produjese un batiburrillo sonoro demasiado sucio en casi la totalidad de la actuación y lo que es peor, que se colase un acople constante en forma de pitido infernal, hay que concluir que sin duda este es el concierto más flojo de Jon Spencer al que yo he asistido. Pero y he aquí lo que encumbra al americano, un concierto flojo de Heavy Trash sigue siendo una experiencia más que disfrutable y acaba dejándote pese a todo con muy buen sabor de boca, por diferentes motivos: porque tanto él como Matt Verta-Ray poseen una poderosa presencia escénica, casi hipnótica, que engancha como la de muy pocos artistas en la distancia corta del directo; porque su particular forma enloquecida, desgarradora y salvaje de arremeter los géneros clásicos del rock, el garage, el punk y el rockabilly, les convierte en unos revitalizadores de los mismos; porque su dominio del tempo y el ritmo de sus conciertos es brillante y porque, qué cojones, tienen mucha clase, esa especie de halo que sólo poseen los más grandes. Por eso, su amplio repertorio, centrado sobre todo en temas de su último disco: “Midnight Sooul Serenade”, se convirtió en un compendio de los principales pilares del rock, ese que sabe a bourbon, suena a aullido de lobo, huele a bragas usadas y se toca desde las entrañas. Y eso, en los “medios, aburridos, alienados y soporíferos” tiempos que corren, es todo un lujo.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD (TAMPOCO ESTARÍA DE MÁS QUE LO HICIESEIS EN LA PUBLICIDAD DE ESTE BLOG, QUE LA COSA ESTÁ MUY MALA)- enlace al videoclip del tema "(Sometimes you gotta be) gentle" de Heavy Trash: http://www.youtube.com/watch?v=SW8i3oJW8jw

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