miércoles, 20 de julio de 2011

DESCONCIERTOS (BLACK HORDE Y MADRE)



Concierto celebrado el pasado sábado 11 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 30 personas aproximadamente.

La novel banda madrileña Madre fue la encargada de abrir una noche, que si no hubiese sido por la posterior actuación de los asturianos Black Horde, habría sido más que aciaga. Y aunque suene un poco duro poner nombre y apellido a la principal causa que provoca que lo que podría ser un grupo como poco correcto, acabe siendo un despropósito insufrible, no puedo por menos que hacerlo, porque sería injusto echar la culpa a todos los miembros de la banda por igual, de un defecto que es sólo cosa de uno, en este caso una, la vocalista Patricia Álvarez. Y es que, la parte instrumental de Madre (el nombre, la verdad, es también bastante horripilante) funcionó a las mil maravillas, destacando sobre todo Jorge Bentura, que tocó con temple e intensidad su guitarra. De hecho, pese a que no inventan nada nuevo, su rock clásico de melodías cuidadas y claras reminiscencias de hard rock, estuvo bien ejecutado y sonó más que agradable. El problema llegó en el instante en que Patricia abrió la boca y comenzó a cantar. Y es que tanto su voz como su técnica están totalmente alejadas de los cánones propios del género. Intentaré ser lo más gráfico posible: Patricia es una especie de Mónica Naranjo al frente de un grupo de rock. Es como una Linda Perry (de aquellos 4 Non Blondes de principios de los 90´s) desmesurada y decibélica hasta decir basta. Es en definitiva una especie de triunfita gritona que piensa que por chillar más y “agorgoritar” todas sus frases va a conseguir sonar más rockera que “radioformulera”, pero en el fondo lo que consigue es hacer gala de una impostura cargada de artificios (a la chica también le va todo el rollito típico de poses premeditadas y meneitos de melena pa´ arriba y pa´abajo que tanto detesto) pero exenta de verdad y por tanto de credibilidad. Vamos que cantar, cantó poco, pero eso sí, dio el cante de cojones. Y el resultado fue que la actuación de Madre, acabó provocándome un ¡Madre Mía! ante tamaño despropósito. Y poco más que contar la verdad, bueno sí, que como de todo tiene que haber en la viña del Señor, hubo unos cuantos espectadores entregados a la banda, por la única cualidad que posee Patricia, que nada tiene que ver con sus dotes artísticas, y que no es otra que el hecho de que está de muy buen ver. Y es que ya se sabe que por desgracia muchas veces, tiran más dos tetas que dos carretas repletas de talento y buenas maneras.
Talento y buenas maneras que por suerte sí que caracterizaron a los gijoneses Black Horde. Este trío que factura una especie de power rock en la onda de bandas como Nancy Hole, dio toda una lección de cómo acometer y ejecutar un rock duro y pastoso con reminiscencias punk, hardcore y del sonido Seattle de los 90´s, que es, el que caracteriza su sonido. Con contundencia, energía y muchos cojones. A destacar la voz de Tamar, musculosa, aguerrida y poderosa en la onda del gran Lemmy; y su frenética forma de tocar la guitarra. En su repertorio cayeron casi todas las canciones que conforman el que es su único disco publicado hasta la fecha: “Boogiedriverman”, destacando: “Abracadabra”; la muy Nancy Hole, “Alligator Skin”, “Rather Young Man” y sobre todo la frenética “Looking For Pleassure”. Ojalá que este grupo no se pierda entre las procelosas aguas del olvido, porque su enérgica forma de concebir y ejecutar sus rockeras canciones, es más que disfrutable. Buen concierto, buen disco y buena banda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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