sábado, 23 de julio de 2011

DESCONCIERTOS (LITUS Y TRACK DOGS)



Concierto celebrado el pasado Martes 14 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: casi 100 personas.

El broche final de la gira Carnaval Tour, con la que Litus ha presentado al público español el que es su segundo trabajo en solitario “Si tiene que llover, que nieve”, tuvo a la postre en la aparición a última hora de sus amigos del grupo Track Dogs como teloneros, el momento más brillante de la noche, pese a que todo hay que decirlo, el de Terrassa ofreció también un buen tono general en su concierto.
En apenas un año, la banda liderada por el irlandés Garrett Wall ha visitado tres veces esta conocida sala madrileña de conciertos (la primera de esas visitas todavía bajo el sobrenombre de Garrett Wall Band) y siempre han cumplido y me han dejado un grato sabor de boca. En esta ocasión el único (y pequeño) pero que se le puede poner a la actuación de este combo que completan el irlandés Dave Mooney al bajo, el inglés Howard Brown a la trompeta y el americano Robbie K. Jones al cajón y a la percusión, es que la voz de Garrett estuvo más inconsistente que en conciertos pasados, costándole bastante llegar a los registros más altos, algo que en parte debe perdonársele puesto que él y sus chicos llegaron a la carrera de otro concierto previo que habían estado dando en Radio 3, lo que seguramente resintió sus por otro lado, aterciopeladas cuerdas vocales. Derrochando como siempre simpatía y saber estar, Track Dogs volvieron a dar toda una lección de cómo revitalizar el folk más clásico de raíz anglosajona gracias a la introducción en su sonido de unos matices pop que por un lado otorgan luminosidad al conjunto y a unos toques más rockeros por otro, que vigorizan y dan consistencia a sus canciones. Todo ello cimentado en su enorme sentido del ritmo y el tempo, y en su facilidad para crear melodías etéreas y envolventes como la que caracteriza a la que es su mayor joya, ese “Move a mountain” que da nombre al que es su último disco y que volvió a sonar inmensa una vez más. Como suele ser habitual también en sus bolos,  volvieron a tener una importante presencia sus excelentes y personales versiones de clásicos como el “No woman no cry” de Bob Marley o el “We will rock you” de Queen, y también como es costumbre en ellos convirtieron su actuación en una fiesta con in crescendo final en el que acabaron cantando a capella y bailando entre el público (un público, que ojo, estaba compuesto por muchos seguidores que acudieron a la sala para verlos única y exclusivamente a ellos, lo que dice mucho del nivel de aceptación que poco a poco y con esfuerzo y tesón van consiguiendo estos excelentes músicos). Como ya he dicho anteriormente, otra muestra más del excelente hacer de estos Track Dogs, que volvieron a cumplir con nota. Como siempre.
Tras haber dejado el pabellón más que alto, saltó a escena el cantautor egarense acompañado de su banda de músicos habitual y de la sección de vientos de la formación madrileña de jazz y swing No Reply. Supongo que al igual que yo, algunos de vosotros pensaréis al relacionar conceptos como “cantautor”, “indie”, “pop” y “español”, que Litus es un exponente más de eso que yo he dado en llamar como el típico duermevacas aburrido, alienado y desganado tan característico de este género en nuestro país; o bien, un representante de eso que yo también he dado en llamar como el típico cantante de “moñi pop” edulcorado, pasteloso y añoñado, tan característico a su vez de este género en nuestro territorio. Pero nada más lejos de la realidad. Para empezar, el de Terrassa posee una buena actitud en escena -es amable, simpático, vivaracho, expresivo, buen orador y sobre todo buen comunicador, cuidando mucho el que exista un feedback constante entre el público y el artista-. Vamos, que nada tiene que ver con esa desidia y apatía tan generalizadas dentro del pop de autor de nuestro país. Tampoco tiene nada que ver la temática de sus canciones (positiva y luminosa al igual que las melodías) con el tono deprimente y depresivo tan del gusto de la mayoría de cantautores patrios. Y por último, su pop es más colorista y orquestal (lógicamente gracias al buen hacer de su banda y al acompañamiento de No Reply) que el de el grueso de autores que se adscriben al denominado indie pop estatal. De hecho más que canción de autor, su música tiene más que ver con el pop melódico de las décadas de los 60´s y los 70´s, y pese a que en los temas más lentos se puso un poco empalagosillo y un tanto monótono, lo cierto es que el grueso de su actuación tuvo mucho ritmo y fue luminosa y reconfortante (insisto, en esto tuvieron mucha culpa los invitados de lujo de No Reply). Por su parte, Litus volvió a demostrar que pese a que no tiene una gran voz, es capaz de defenderse en la parte vocal, gracias a sus altas dosis de desparpajo y a sus tablas (no hay que olvidar que lleva más de cinco años como guitarrista y corista de la banda de Paul Carrack) y que como músico se desenvuelve a las mil maravillas a los teclados (como lleva ya muchos años demostrando) y cada vez toca con mayor sentido la guitarra acústica. También es cierto que ha mejorado en cuanto a las letras de sus temas (las de “Si tiene que llover, que nieve” son mucho más maduras y poéticas que las de su primer disco en solitario), y sobre todo que con el paso del tiempo cada vez da más muestras de tener una fe ciega en su música y en sus posibilidades, lo que le hace poseedor de una confianza que transmite mucha seguridad y autoridad a la audiencia. De entre el repertorio desgranado destacaron “Doña Usted”, “Fisherman´s blues”, “Si tiene que llover que nieve”, “Blower´s Daughter” y la versión de “Can´t take my eyes off you” de Frankie Valli con la que cerró la noche. Como invitados aparecieron también en escena Toni Brunet, Garaje Jack y Garrett Wall acompañando a Litus en diversos momentos del concierto. Un concierto que estoy seguro de que a mi madre le hubiese encantado y que a mí al menos, no sólo no me desencantó, sino que me agradó en bastantes compases del mismo.


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