miércoles, 27 de julio de 2011

DESCONCIERTOS (CHRIS CASELLO TRIO, SUE MORENO Y JOHNNY POWERS)



Concierto celebrado el pasado Viernes 17 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 60 personas aproximadamente.

En esta última visita de Casello a España, ha vuelto a acompañarle a la batería Jimmy Lester (ex Straitjackets), siendo en cambio sustituido el habitual Dave Roe al contrabajo, por Johnny G, que no sólo nos hizo olvidar la ausencia del que formase parte de la banda del gran Johnny Cash, sino que llegó a superarlo, tocando de forma soberbia su instrumento y sorprendiéndonos como vocalista en algunos temas en los que su profunda voz nos recordó y mucho, curiosamente, a la del propio Cash.
Para cualquier amante del Rock and Roll clásico y el Rockabilly, el nombre de Chris Casello es de sobra conocido. No en vano, el de Michigan ya desde muy joven, tocó como guitarrista con grandes figuras del género como Bo Diddley, Martha Reeves, Billy Lee Riley, Robert Gordon,  Jack Scott y Bab Pittman entre otros. Y antes de formar este combo conocido como Chris Casello Trio recorrió durante ocho años la famosa autopista 66, tocando rockabilly, western swing y honky tonk con su anterior banda: Starlight Drifters. Pero el caso es que Chris Casello pese a rezumar aires de vieja escuela, es capaz a su vez de trascender los cánones más puros del género aplicando a su sonido unas influencias juveniles que nunca ha ocultado y que van desde The Rolling Stones a The Beattles pasando por Scotty More e incluso The Stooges. Además su variado repertorio se mueve no sólo dentro del Rock and Roll clásico de aquellos maravillosos años cincuenta y sesenta, sino que discurre también por otros muchos estilos como los ya mencionados rockabilly o western swing, el surf e incluso el country. Un repertorio que sobre todo se centró en esta primera parte de la velada en temas extraídos de sus tres discos publicados bajo el nombre de Chris Casello Trio, en los que el peso del conjunto lo llevó sobre todo el propio Casello con su maravillosa forma de tocar la guitarra y con su saber estar sobre el escenario, irradiando una energía y magnetismo sólo al alcance de muy pocos (de hecho, en muchos momentos, su suficiencia casi arrogante a la hora de tocar, me recordó a ese otro gran maestro de las seis cuerdas que es el Dick Dale).
Tras haber calentado un ambiente que pese a la escasez de gente (sigo sin entender por qué le cuesta tanto al público en general acudir a este tipo de conciertos, es como si esta parte tan esencial e importante de la música estuviese vetada para ellos y sólo puediese ser disfrutada por rockers; algo que no ocurre con el resto de estilos musicales donde nos encontramos por ejemplo que en un concierto de AC/DC no sólo hay heavys melenudos entre el público sino una amplia y variada amalgama de personas de muy diversas edades, estilos, gustos y condiciones) fue maravilloso gracias a la calidez y entusiasmo desplegado por las rockeras y rockeros que asistieron, sobre todo pertenecientes a la vieja guardia madrileña, ya que ni siquiera los más retoños y mozalbetes se sintieron atraídos por un evento de tamaña magnitud (algo que tampoco entiendo, porque si te gusta un estilo musical como éste, que mejor forma de demostrarlo que acudiendo a ver a uno de sus más importantes pioneros y pilares, el señor Johnny Powers), pues parece ser que los nuevos rockers prefieren deleitarse a su vez con las nuevas formaciones y sin embargo están dejando de lado a los auténticos creadores del género, lo que es una lástima que está provocando -al igual que en el resto de estilos- que la gente más joven cada vez tenga menos cultura musical y se conozca cada vez menos la historia fundamental de la música del siglo pasado en toda su extensión; saltó a escena la holandesa Sue Moreno, acompañada como no, por Chris Casello y sus compañeros.
La hermosa vocalista ceñida en un espectacular vestido, derrochó clase y sensualidad con cada uno de sus sexys movimientos, meciéndonos a todos al compás de su cadencioso movimiento de caderas y haciéndonos viajar cogiditos de su mano a aquellos clubes americanos de los años cincuenta cargados de humo en los que las grandes damas de la canción rompían corazones desde el escenario. Su espectacular presencia y su incólume estilo, bien hubiesen valido ya el precio de la entrada. Y pese a todo, la suya fue la parte más descafeinada del concierto, porque la presencia no lo es todo y en cuanto a la parte vocal, la señorita Moreno volvió a mostrarse una vez más, un tanto anodina. De hecho, el único tema de entre todos los clásicos que cantó -“My Baby Left Me”, “Lonely Weekends”, “Fool Such As I”, “Quién Sera”-, que bordó de principio a fin, haciéndolo suyo y provocando que saltasen chispas fue el excelente: “It Doesn’t Matter Anymore” de Buddy Holly. El resto fue una extraña mezcla de sensaciones que iban desde la admiración generada por su enorme clase a un cierto desaliento por su falta de poderío vocal en la mayoría de sus interpretaciones, lo que acabó provocando cierta zozobra contenida en el personal.
Una zozobra que borró de un plumazo el plato fuerte de la noche: Johnny Powers. Y es que con su increíble biografía (es el único artista que ha grabado tanto con Sun Records como con Motown Records, siendo en este caso el primer blanco fichado por esta compañía; ha sido uno de los grandes revolucionarios de la música americana junto con sus coetáneos Elvis Presley, Carl Perkins, Johnny Cash, Jerry Lee Lewis o Roy Orbison; ya en la década de los 50´s grabó éxitos como “Rock, Rock”, “Mama Rock” o “Long Blonde Hair” y es sin duda uno de los padres del género conocido como Rockabilly) teníamos claro de antemano que íbamos a tener el placer de ver ante nosotros a una leyenda viva de la música. Lo que pasa es que muchas veces se ha dado el caso de que esas leyendas a la hora de la verdad no siempre cumplen en el plano estrictamente musical porque evidentemente el paso del tiempo no siempre trata igual de bien a nuestros ídolos y las manos se atenazan, los dedos pierden velocidad, las grandes voces se adormecen y se convierten en susurros de lo que un día fueron, la vitalidad se escapa y la memoria falla. Pero queridos amigos, nada de esto sucedió en esta ocasión. De hecho, Johnny Powers a sus setenta y tres años dio toda una lección de profesionalidad, de carisma y de clase. Tocó con desparpajo y soltura su guitarra rítmica protagonizando unos hermosos duelos junto a Chris Cassello y su banda que también acompañaron en escena al de Memphis. Y sobre todo desplegó una voz torrencial y huracanada brotando misteriosamente de su diminuto cuerpo que nos azotó como un vendaval. Una voz perfecta, pura, masculina, vigorosa y eterna que nos hizo ver y reconocer que hubo y hay mucha más vida en el Rock más allá del gran Elvis Presley, al que tanto nos recordó. Una voz con la que rindió homenaje a otras grandes leyendas como él: el ya mencionado Elvis, Gene Vincent, Buddy Holly, Hank Williams, Dick Dale (la versión del “Misirlou” con la que cerró el concierto fue sencillamente acojonante)…, y con la que repasó todas las joyas de su magnífica carrera: “Long Blonde Hair”, “Mean Mistreater”, “ With your love, with your kiss” y sobre todo la maravillosa “Me and my Rythm Guitar”, haciéndonos volar a aquella época en la que como él mismo comentó: “al Rockabilly simplemente lo llamaban Rock And Roll”. Y es que queridos amigos, el revival de gente tan famosa como Kitty, Daisy & Lewis está muy bien, pero más nos valdría que no nos olvidásemos de los grandes maestros como este Johnny Powers, que son quienes realmente lucharon y siguen luchando por hacer de la música ese bien tan preciado sin el cual muchos no podríamos vivir. Porque no deja de ser deprimente que estos jovenzuelos abarroten salas con aforos cercanos a las dos mil personas y a una de las fuentes que les sirve de inspiración no vayan a verle ni cien personas. ¿Vosotros lo entendéis? Yo desde luego, no.



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