viernes, 17 de diciembre de 2010

DESCONCIERTOS (GEPE Y EL HIJO)


Concierto celebrado el pasado miércoles 15 de Diciembre en El Sol (Madrid). Público: 50 personas aproximadamente.

El Hijo presentó en directo el que es su segundo largo publicado hasta la fecha: “Madrileña” (2010). Este grupo encabezado por el ex de Migala, Abel Hernández -bien secundado por Xose Luis Saqués (percusiones y coros), Luis Brea (guitarra española, casiotone y coros) y Javier Montserrat (guitarra eléctrica, ukelele y coros)- se mueve por las aguas propias del pop de corte intimista y el folk, cercano a la canción de autor, en la onda de intérpretes como Nacho Vegas y Abraham Boba (quien de hecho estuvo entre el escaso público asistente. Por cierto, la arrogancia no es siempre proporcional a la altura y las verdades siempre afloran por mucho que se intenten soterrar bajo engañosos versos poéticos. No os dejéis engañar por tanto, por las falsas apariencias y sí por las apariencias reales, que la vida es puro teatro, pero siempre hay un más allá cuando cae el telón). El inicio de su actuación fue bastante errático. Las primeras canciones interpretadas (“Siempre ella”, “La palmera”…) sonaron monótonas y tediosas debido a la escasa intensidad y el ritmo cansino de los miembros de la banda. Sin embargo, lo que parecía un nuevo ejemplo de folk aburrido de los muchos que me ha tocado sufrir en mis propias carnes, fue poco a poco tornándose en una experiencia sonora más que sugestiva y sugerente. Abel se fue calentando, ganando en intensidad, dotando del dramatismo interpretativo necesario a unas composiciones que lo pedían a desgarradores gritos y su grave voz (que recuerda a la del ya citado Boba y también a la del excepcional Jesús Vassallo de Inhabitants) sobrevoló con la fuerza debida sobre las geniales percusiones de Saqués y los cálidos acordes de la guitarra de Javier Monserrat; lo que hizo que sonasen inmensas las ya de por sí enormes letras de joyas como “Quebradizo y transparente”, “Llama, carbón, nube, vapor”, “A Belén” y por encima de todas “Por si Charlie Pace no pudo acabarla”. Canciones que marcan un nuevo espíritu en el grupo -diferente al de sus anteriores discos y EP´s, mucho más cercanos al folk clásico-, debido a la incursión de ritmos más contundentes, que se acercan de forma brillante al pop más lumínico de estribillos pegadizos y poseen toques ora psicodélicos ora rockeros, generadores de eternas, etéreas y envolventes atmósferas. Esto los convierte por méritos propios en una de las bandas folk más interesantes del panorama indie de nuestro país, gracias sobre todo a esos toques revitalistas con los que de forma tan interesante han sabido dotar a sus nuevas canciones y por supuesto a la intensidad con la que las interpretan en directo, tan alejada de la apatía tan generalizada en este género (de hecho, es la primera vez que yo he visto tras un concierto de folk que el cantante acabe empapado en sudor y casi exhausto). Bien por Abel y sus chicos, por tanto.
A continuación saltó a escena el chileno Gepe, o lo que es lo mismo Daniel Riveros. Su fórmula es la del “yo me lo guiso, yo me lo como” de Juan Palomo. Vamos, que parapetado tras una mesa con un teclado, varios instrumentos de percusión, un micro que no dejaba de caérsele, una guitarra y un bombo, intentó ejercer de hombre orquesta, pero ya se sabe que como dice el sabio refrán popular, “quien mucho abarca, poco aprieta”, y su actuación acabó pareciéndose más a un gag de aquellos en los que Pepe Viyuela ejercía de patoso, que a un concierto. Y es que, pese a que los asistentes parecieron maravillados de que Gepe utilizase tantos instrumentos a la vez, lo cierto es que más le hubiese valido centrarse en tocar bien uno solo y no en tocar tan mal, tantos otros. Porque lo cierto es que en las canciones más desnudas en las que sólo se acompañó de su guitarra, Riveros mostró la solvencia característica de los cantautores latinos de raíz, logrando alcanzar altas cotas de belleza gracias a una voz limpia que fluyó sin artificios ni adornos y a beber directamente de esas fuentes siempre tan refrescantes del folclore más clásico. La putada es que tan sólo tres de sus canciones pertenecieron a este corte. En el resto, su afán por querer fusionarlo todo, por querer dotar a sus temas de un sinfín de capas y más capas sonoras, por querer que su repertorio beba de todos los géneros habidos y por haber, lo que verdaderamente provocó fue una mezcla de sonrojo y risotadas a partes iguales. Y es que lo que empezaba como una bonita balada acababa por parecer un tema de Camela acelerado debido a los ritmos machacones, simples y repetitivos de unas bases pregrabadas manidas y obsoletas y a su tendencia natural a aporrear el bombo como si más que un músico, fuese un hincha animando a su equipo de fútbol. Lo que empezaba como un tema de pop inteligente acababa por parecerse a una de las facilonas canciones del King África más casposo (siempre lo es, que conste). Y lo peor llegó al final, cuando un Gepe desatado (desde luego su camello debe ser la hostia porque el chileno parecía creerse que estaba actuando en un estadio totalmente abarrotado) saltó por encima de su trinchera de instrumentos para soltarse sobre el escenario ejercitando todas las poses, coreografías -manitas para arriba, pasito pa´lante, pasito pa´tras, vuelta a un lado, vuelta al otro lado, giro pa´lla, giro pa´ca, carrerita para arriba, carrerita para abajo- y tontunas propias de cualquier triunfito de altura que se precie, “regalándonos” varios temas de pop chusquero que ni el mismísimo Enrique Iglesias se hubiese atrevido a firmar. Un desaguisado en toda regla que hizo que me riese hasta casi saltárseme las lágrimas. Gracias Gepe, por hacerme tan feliz. 
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD (TAMPOCO ESTARÍA DE MÁS QUE LO HICIESEIS EN LA PUBLICIDAD DE ESTE BLOG, QUE LA COSA ESTÁ MUY MALA)- enlace al videoclip del tema "Por la ventana" perteneciente al último disco publicado por Gepe: "Audiovisión": http://www.youtube.com/watch?v=l_mseuOctZI&feature=related

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusta, pero los del hijo no tocaron "siempre ella"