jueves, 30 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (CALOCANDO)


Concierto celebrado el pasado jueves 9 de Junio en El Sol (Madrid). Público: casi lleno.

Desde sus páginas de myspace y de facebook, Calocando se presentan de la siguiente manera: “Más allá de los tópicos de la fusión y el mestizaje que limitan el género a la fiesta y el “buenrollismo”, Calocando muestra sus múltiples caras en un abanico de emociones hechas canción (...) Otorgando una importancia primordial a los textos en castellano, la voz de Samuel Castela unifica el resultado, consiguiendo que las comparaciones resulten inútiles a la hora de definir su música”. Evidentemente, en este tipo de textos promocionales, al igual que en cualquier nota de prensa que se precie, siempre se tiende al halago. Halagos que en ocasiones están justificados, pero que en la mayoría de los casos suelen ser desmesurados, nada objetivos ni realistas y
en otros tantos, auténticas marcianadas que parecen estar escritas por las madres de los músicos en cuestión, porque sino no hay Dios que lo entienda. En el caso concreto que nos ocupa -el de Calocando-, el texto escrito para presentarlos, peca de un poco de fantasioso, de un bastante de cursi y de un mucho de falta de objetividad. Peca un poco de fantasioso porque eso de que “las comparaciones resultan inútiles a la hora de definir su música” sólo lo puede haber escrito alguien que iba puesto de “tripis” hasta las cejas, o bien alguien que no ha escuchado nada de la música que se ha hecho mayoritariamente en este país en las últimas décadas. Y es que, nada más que la numerosa banda saltó a escena, y sobre todo, cuando Samuel Castela se puso a cantar, la alargada sombra de El Barrio comenzó a sobrevolar El Sol. Música, estilo y rollito similares, y un tono y cadencia de voz que parece un calco de la otra. Vamos, que más bien habría que haber escrito: “resulta inútil intentar definir su música como algo diferente a lo que hace El Barrio... y  por ende, otras cientos de bandas similares existentes a lo largo y ancho de la Península”. Peca un bastante de cursi porque eso de que “Calocando muestra sus múltiples caras en un abanico de emociones hechas canción”, es en realidad una romanticoide y algo pastelosa exaltación de unas cualidades que no son tales. Porque más que múltiples caras, Calocando muestra las dos típicas y tópicas caras propias de los grupos de su mismo palo. Esto es, que por un lado hacen lo que se ha dado en llamar flamenco fusión, que como todos sabéis está ya más visto (o mejor dicho oído) que las reposiciones de Verano Azul, y por otro el también igual de manido, desgastado y mayoritario pop aflamencado con toques de radiofórmula. Y que yo sepa, este tipo de música más que emocionar lo que hace es generar “buenrollismo” y ganas de bailoteo; precisamente esas dos cosas que el texto que estoy analizando dice que no provoca sólo su música, evidentemente porque se quiere dotar a este proyecto, que no lo olvidemos está formado por muchos miembros que nacen, viven, se reproducen y… (hostias, esto parece un anuncio de Cucal) del indie, de una mayor enjundia (algo típico de los “teóricos” del “movimiento”) que en realidad no tiene. Y por último peca un mucho de falta de objetividad, porque como ya he dicho, pese a que se empeñen en dar más enjundia de la que tiene, a lo que viene a ser el típico grupo de flamenco/pop/fusión, esgrimiendo que van mucho más allá de los cánones propios de este género -en el texto de presentación de su myspace y de su página de facebook se empeñan en recalcar que los miembros de la banda proceden del mundo del rock, el jazz, el ska y el clásico para demostrar esta teoría y definen su música como una “
invitación a un viaje de espíritu e instinto, acción y visión”, como una forma de transmitir al público unos valores que en realidad no son tales, porque que yo sepa, la típica rumbita de toda la vida (“Rezumba”), te puede provocar ganas de dar palmas y de echarte unos bailecitos, pero no creo sinceramente que haga volar a tu espíritu a cotas insospechadas-. De hecho, Calocando no sólo no han descubierto nada nuevo, sino que dentro de su estilo hay muchísimos intérpretes mucho mejores que ellos en nuestro país. El rollito más ligero de muchos de sus temas -“Amapola”, “Ven” o la ya citada “Rezumba”- es algo que bordan con más intensidad y energía gente como Tomasito, Kiko Veneno, Muchachito, Los Delincuentes y hasta el propio Lichis en su vertiente más “rumbera”. En sus composiciones más cercanas a la fusión, grupos como Ojos de Brujo les dan mil vueltas y en sus temas más dramáticos y puros como “Plata” o “La Taha” (intensos y con grandes letras, ojo) gente como El Bicho también está varios peldaños por encima de ellos.
Hechos estos matices, lo cierto es que tengo que decir que Calocando es una banda formada por excelentes músicos, destacando por encima de todos, Sergio al saxo, que logra dar un toque exótico a la mayoría de las canciones y Jorge (Vetusta Morla), que logra con sus geniales percusiones infringir un ritmo adictivo y frenético a todo el conjunto. Que pese a que no escapan de unos sonidos ya más que escuchados con anterioridad, su nivel es bastante alto y de hecho con su “flamenquito del güeno” (el hermano pequeño del Flamenco de verdad) lograrán obtener bastante éxito, porque es un tipo de música que gusta y mucho en este país. Y que hay que reconocerles que cuidan sus melodías y sus letras, lo que les eleva por encima de la media, pese a que no lleguen al nivel de excelencia y sobre todo de “buenrollismo” (quizás querer escapar de las que deben sus principales armas por estilo y sonido es lo que los pueda acabar condenando) que sí logran otros artistas antes citados. Porque no nos engañemos, la gente que gusta de grupos como Calocando precisamente lo que quiere es pasar un buen rato, divertido y ameno (algo totalmente lícito y necesario en muchos momentos de la vida), escuchando sus discos y acudiendo a sus conciertos, más allá que realizar una cura de espíritu y de alma (algo que sinceramente no creo que sea la cualidad primordial que provoca un grupo de flamenco pop). Lo que no implica que no tengan calidad (que la tienen), tablas (que las tienen) y un buen puñado de canciones -de sus dos discos publicados hasta la fecha, “Calocando” del 2008 y el reciente “La Taha” que es el que precisamente presentaron en este concierto- (que las tienen). Así que pese a que no han inventado nada nuevo y dejando de lado ese intento promocional de hacernos creer que su música posee unos valores más elevados de los que realmente poseen, tengo que decir que Calocando saben muy bien lo que se hacen y demostraron una solvencia en este concierto, que está fuera de toda duda.

CALOCANDO: VIDEOCLIP DE "LA TAHA"




sábado, 25 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (JULIAN ELSIE)


Concierto celebrado el pasado Martes 7 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 15 personas.

Que Julian Elsie es uno de mis ojitos derechos es algo que nunca he ocultado, pero después de este inmenso concierto (uno de los más emotivos, intensos y especiales que yo haya visto en mi vida) ha pasado a formar parte de ese selecto grupo de artistas que han conseguido emocionarme y hacerme vibrar de forma excelsa como muy pocos han logrado hacerlo.
Apenas ocho meses después de su última visita a El Sol (podéis ver la reseña de ese concierto clickando en: http://chulonizate.blogspot.com/2010/10/desconciertos-julian-elsie-y-los-tupper.html) en la que presentó su último trabajo en solitario, “Dig a grave with bare hands”, el músico extremeño regresó a este escenario para demostrar por un lado, que las canciones de este disco todavía podían crecer con el paso del tiempo y por otro, que pese a no haber publicado aún otro nuevo trabajo, en estos meses no ha perdido el tiempo y ha compuesto un buen puñado de temas de una hermosura arrolladora.
Que tan sólo acudiesen quince personas a ver a un tipo de su talento, que para colmo estuvo acompañado de una banda electrizante formada por Toni Vázquez (Kevin Ayers, Radio Futura, etc.) a la batería, Javi Cano (La Guardia, DM3, Jack Lopez Trio, etc.) al bajo y un portentoso Nico Álvarez (La Frontera, Garage Jack, Flystones, etc.) a la guitarra eléctrica y pedal steel; es algo que me provocó un hondo pesar. No voy a negaros que parte de la “culpa” sea del propio Julian, que es uno de esos pocos músicos “románticos” que quedan, que se dedica única y exclusivamente a hacer lo que mejor sabe, que no es otra cosa que componer y tocar, dedicado en cuerpo y alma a esa dama a la que ama con locura (la música); pero que pasa olímpicamente (porque no le sale, porque entiende que esa no es su función, porque le da pereza por no decir que le da por el culo y porque es un tímido incorregible que sólo sabe abrir su alma -y vaya si lo hace- a través de sus canciones) de promociones, entrevistas, facebooks, twitters y redes sociales en general, invitaciones a eventos y en definitiva de tener que utilizar herramientas externas a su propia música para acceder al público. A día de hoy eso es casi un suicidio, pero lo cierto es que él se siente músico y punto, y eso, qué queréis que os diga, todavía lo engrandece aún más. De hecho, que este concierto adquiriese la categoría de mágico e irrepetible tiene mucho que ver con esa escasa afluencia de público que estoy comentando. Porque en vez de desmoronarse, de desfondarse, de tirar la toalla, Julian hizo todo lo contrario, se creció ante la adversidad y mostró toda su rabia interior, desgarrando sus entrañas, su pesar y sus sentimientos más dolorosos ante nuestros ojos, haciendo aún más bellas si cabe, unas canciones que siempre lo han sido. Porque su voz sonó más profunda y dramática que nunca. Porque su mezcla de rock, country, western y delta blues (poesía pura) sonó más emotiva, intensa y emocionante que nunca antes. Porque el dolor de la derrota le hizo interpretar sus canciones de la forma más angulosa, árida e hiriente imaginables, destilando hasta el último nubarrón de su alma en forma de desoladoras gotas musicales, que acabaron por convertir esa supuesta derrota provocada por la necedad, la incultura y la falta de sensibilidad de una sociedad que prefiere atiborrarse de reggaetones, canciones del verano, triunfitos y demás mierdas, en vez de acercarse al verdadero, auténtico y puro arte; en una victoria rotunda e incuestionable. Y lo hizo con esa presencia hipnótica que posee, escupiendo con rabia unas letras -de amores, desamores, pérdidas, muerte y por supuesto de mucha vida- que nunca antes fueron tan fiel reflejo de su incólume rostro, que a su vez fue el más claro espejo de su alma, abatida pero triunfal. Quemándonos con su cálido aliento, árido como la arena del desierto, pero a la vez oasis refrescante de tristezas acuosas transformadas en cánones de Belleza. Haciéndonos sentir especiales por habernos dejado transitar agarraditos de su mano por las convulsas cavidades de su corazón. Tan especiales como esos dos únicos espectadores que acudieron en 1995 a un auditorio de Texas con capacidad para 750 personas para asistir a la memorable actuación de Clawhammer, una de las bandas norteamericanas más inclasificables pero a la vez más auténticas y virtuosas (como el propio Elsie) de los 90´s, y que quedó recogida en el disco ““Deep in the hearth of nowhere!”, que desde aquí recomiendo encarecidamente por ser uno de los directos más brillantes que hayan grabado en las últimas décadas. Volviendo a Julian, únicamente decir, que de su último disco cayeron entre otras, las soberbias: “Cum…”, “Someone else´s friend”, “Adieu”, “The need to kill”, “Loose end”, “My own funeral”, “Two years” y “Sometimes”; y de entre las nuevas (composiciones más tristes e hirientes incluso que las de este largo) destacaron: “Who?”, “Stroke”, “Light”, “Jesus in the sand” e “Introspection blues”. Y por supuesto, darle las gracias desde aquí por ser tan buen músico, tan auténtico, tan humilde y sobre todo, tan buen tío. Una vez más, Julian (me dirijo a ti, porque estoy convencido de que leerás estas líneas) fue un placer poder disfrutar de tu presencia y de tus mágicas canciones.  

VIDEOCLIP DE "THE NEED TO KILL" DE JULIAN ELSIE

miércoles, 22 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (THE CYNICS)


Concierto celebrado el pasado Sábado 4 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: lleno.

The Cynics son una de esas bandas que para el que escribe este blog, posee la categoría de “grande”. Un adjetivo que yo ya he utilizado en otras ocasiones con solistas y grupos como André Williams, Robert Gordon, Buzzcocks, Dick Dale, The Bellrays, James Chance… El elemento común de todos ellos, es que han alcanzado cotas altísimas de calidad y el respeto y admiración de muchísimos amantes de la música a nivel mundial, pero, no nos engañemos tampoco, nunca han tenido un reconocimiento y éxito masivos. De hecho, seguro que el 90% de la población de este país como poco, reconocería una foto de David Bisbal y podría decirte algo de él, pero ni un mísero 1% tendría ni puta idea de quién es Michael Kastelic ni sería capaz de ponerle cara. Este tipo de injusticias siempre me han entristecido bastante, aunque he de confesaros que en el fondo, y supongo que al igual que os ocurrirá a los que soléis leer este humilde espacio, el ser admirador de bandas y artistas que en general pasan desapercibidos para la inmensa mayoría de la gente, me hace sentirme un poco especial, como si fuese partícipe de un recóndito y maravilloso secreto que casi nadie conoce. Pues bien, en el caso que hoy nos ocupa, ese secreto que se esconde tras los nombres de Kastelic y Kostelich (miembros fundadores de The Cynics), acompañados durante esta gira española de los asturianos “Pibli” a la batería y Ángel Kaplan al bajo (ambos músicos relacionados con Doctor Explosión, otros grandes, en este caso de la escena musical española), es el de una de las formaciones de garage más imponentes que ha habido en el último cuarto de siglo. Ni más ni menos. ¿Y qué es lo que los hace grandes? Entre otras cosas, que poseen una discografía plagada de éxitos con los que una vez más nos deleitaron -cayeron las habituales (y soberbias) “Baby, what´s wrong”, “Way it´s gonna be” (ya en los bises), “Yeah”, “What she said” (temazo de su anterior álbum “Here we are”) y esa estratosférica versión del “Abba” de The Paragons, que supera en energía y rabia al original-; que siguen creciendo compositivamente con el paso de los años, como pudimos comprobar al escuchar los temas nuevos de su reciente disco publicado “Spinning Wheel Motel”, que por cierto da también título a una de las mejores canciones del largo, oscura, vibrante y con altas dosis de psicodelia; que pese a llevar más de veinticinco años pateando escenarios siguen conservando un estado de forma envidiable y afrontan cada nuevo concierto con una energía y ritmo trepidantes de principio a fin -tocaron más de dos horas, sin dar un solo respiro, con un Kastelic igual de enchufado que siempre y sí, también igual de borracho que casi siempre, y remataron con dos tandas de bises acojonantes- y que poseen ese innato magnetismo tan difícil de encontrar en las bandas actuales. Porque aunque el gran (en todos los sentidos) Gregg Kostelich apenas se menee ya sobre el escenario, sigue extrayendo infernales y arrolladores sonidos de su guitarra y poseyendo una imponente presencia oculto tras sus sempiternas Ray-Ban y porque Michael Kastelic (esa especie de reencarnación eterna de Marc Bolan) sigue siendo un vendaval sobre las tablas, incendiario, provocativo, canalla y enérgico. Y el resultado claro está, es que volvieron a ofrecernos otro concierto sobresaliente, que por méritos propios se ha convertido ya, en uno de los mejores del año. Ahora ya sólo nos queda volver a iniciar la cuenta atrás, contando los días que faltan para su próxima visita.




jueves, 16 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (HAPPY LOSERS Y THE FAKEBAND)



Concierto celebrado el pasado viernes 3 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 150 personas aproximadamente.

The Fakeband es una banda getxotarra (es increíble la cantidad de buenos músicos que da esta pequeña localidad) formada por gente de categoría más que contrastada en los últimos años (vamos, que ya son tipos curtidos)  que han tocado en bandas como Tulsa, Smile o John Wayne. Lo que ha unido a este quinteto formado por Txomin Guzmán
-guitarras, voz, harmónica y teclados-, Pit Idoyaga -guitarras y coros-, Alfredo Narra     -guitarras y coros-, Juan Uribe -bajo y coros- e Iñigo Gil -batería-, es sin duda su admiración común por el rock de clara raíz americana. Y centrados en este estilo es como han dado forma a su único trabajo hasta la fecha, el disco “Too late, too bad”, que es el que presentaron durante esta actuación ante el público de la capital. Que The Fakeband compartiesen cartel con Happy Losers tiene bastante lógica, porque pese a que los de Getxo centren su estilo en el rock, la Americana e incluso el country, y los madrileños en cambio en el pop con aires sixties y claros toques beat; a ambas formaciones les une la importancia que dan al cuidado de las melodías, el que la mayoría de sus canciones estén cimentadas en toda una variedad de armonías vocales en las que participan hasta cuatro vocalistas por cada banda y el hecho de que ambos grupos posean mucha calidad en la ejecución, pero en sus directos les falte un poco más de chispa, chicha o como lo queráis llamar, lo que provoca que por momentos sonasen bastante fríos e incluso hasta blanditos. Pero vayamos por partes.
De The Fakeband hay que destacar su clase y por encima de todo los increíbles duelos de guitarras desarrollados por Txomin, Pit y Alfredo, en canciones como “Don´t save muy life”, “I was wrong” o “Sweet”. La facilidad con la que desarrollaron toda una serie de sonidos de ese llamado rock de vieja escuela que recordó sobre todo a formaciones como Eagles (principalmente en las partes vocales) o The Band, les hizo cumplir más que de sobra, aunque insisto, se echó de menos un poco más de coraje y energía, algo que hubiese elevado el tono general de su actuación.
Los madrileños Happy Losers llevan ya casi veinte años al pie del cañón. Con cinco largos publicados -el más reciente es “The dreas is saying goodbye”-, tienen repertorio para dar, tomar y regalar. Y de hecho, nos dieron y regalaron un extenso repaso a su discografía incluyendo incluso temas de ese ya lejano “Make´em laugh” de 1997, que no obstante sigue sonando fresco y actual. Tony, Sergio, Pepe y Óscar centran su música en la búsqueda incesante de la melodía perfecta y de hecho han logrado erigirse como una de las formaciones que mejor representa ese pop con mayúsculas que yo tanto reivindico desde este blog. Esto les ha llevado a firmar canciones excelentes -“I´ll cry for your tears”, “Gloom”, “Alexandria”, “Canción para cambiarme”-, tanto en inglés como en castellano a lo largo de su carrera. Que llevasen un tiempo sin tocar en directo se notó no obstante y por momentos se les vio un poco oxidados. Algo que sobre todo fue evidente en los temas de pop más melódico que interpretaron (en los que recuerdan a los grandes Simon and Garfunkel), en los que como ya he comentado anteriormente estuvieron un tanto insulsos y blanditos. Elevaron el vuelo en cambio en los temas más sixties del repertorio y en aquellos en los que más claras influencias poseen de The Beattles, demostrando que pese al paso de los años, siguen estando en muy buen estado de forma. 
VIDEOCLIP DEL TEMA "I WILL CRY FOR YOUR TEARS" DE HAPPY LOSERS

martes, 14 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (MUCHO)


Concierto celebrado el pasado Jueves 2 de Junio de 2011 en El Sol (Madrid). Público: lleno.

De las cenizas de The Sunday Drivers, ha surgido Mucho, eso sí, con una baja muy importante: Jero Romero. El resto: Fausto Pérez (guitarra solista), Miguel de Lucas (bajo), Carlos Pinto (batería) y Lyndon Parish (guitarra rítmica) se han embarcado en esta nueva aventura junto con el cantante y guitarrista de Underwater Tea Party: Martí Perarnau. He de confesaros que hasta el día del concierto no había escuchado nada de Mucho (me encanta esta expresión), pero lo cierto es que tenía unas expectativas bastante altas con respecto a este concierto, por los motivos que a continuación os comentaré. Para empezar, los toledanos The Sunday Drivers, siempre me parecieron uno de los mejores grupos indies españoles de pop/rock. Elegantes, con un sonido muy internacional, con clase, con unas guitarras fabulosas, con un puñado de grandes canciones -“Do it”, “On my mind”, “My plan”- y con un cantante -Jero-, con una hermosa voz, a años luz de la mayoría de vocalistas españolas englobados dentro de la música independiente. Para continuar, que el intérprete “elegido” para hacernos olvidar al propio Jero haya sido Martí Perarnau, me pareció a priori una gran elección, puesto que al frente de Underwater Tea Party me convenció con su voz algo nasal, pero con empaque y una gran variedad tonal. Para terminar, consideré a los propios Underwater Tea Party, como ya comenté en este blog en su día (1 de Noviembre de 2010) como un grupazo de POP con MAYÚSCULAS, con ganas, con arrojo, con melodías curradas, con giros estratosféricos, con duelos vocales de altura y con mucha fuerza. En definitiva, que la nueva ecuación formada por los ex Sunday Drivers (menos Jero) más Martí, me hizo pensar en un grupo de pop/rock original, contundente y dinámico; y con esta disposición tan positiva, me encaminé hacia El Sol para disfrutar de lo que yo pensé que iba a ser un gran concierto. Pero, nada más escuchar las dos primeras canciones con las que abrieron su actuación: “Si quieres no” y “Que viva su ley”, pertenecientes a su único álbum publicado -el homónimo “Mucho”-, que desgranaron en su totalidad, comencé a barruntar que no me iba a encontrar nada de lo que yo había imaginado, con dos excepciones: Fausto y Lyndon volvieron a dar toda una lección de cómo se debe tocar una guitarra y desarrollaron una amplia variedad de registros, primordialmente luminosos, enérgicos y contundentes; y en general, toda la banda tuvo una buena actitud en escena y le puso muchas ganas. En cambio, ese pop elegante, ese sonido tirando a brit, ese rock con cojones, esa voz personal y esa clase en los textos que yo esperaba encontrarme, no aparecieron por ningún lado. De hecho, todas las letras (en castellano, novedad con respecto a los temas de The Sunday Drivers y de los propios Underwater Tea Party) de las canciones sin ninguna excepción, me parecieron pueriles, anodinas e insulsas, como si se hubiesen escrito con prisas y sin mucha dedicación. La sección rítmica estuvo demasiado blandita al igual que el sonido del grupo en general. La voz de Martí sonó horrible, sin empaque ni ritmo ni matices. Todas las canciones estuvieron “engalanadas” con esos horribles estribillos -“Ah, ah, ah, aaaaahhhh”, “Parapa, pa, pa, pa”, “La, la, la, la”…-, que son siempre el recurso fácil y manido de todas las bandas que en realidad tienen muy poco o nada que decir y que se acogen a esta fórmula para ocultar carencias compositivas. Y para rematar, el estilo de la banda se asemejó en demasía al de grupos más propios de la radiofórmula y englobados dentro del denominado pop comercial, sencillo y facilón, del tipo El canto del loco, a los que me recordaron en muchos momentos de la noche. Pero es que encima, hasta la voz de Martí, me pareció más horrible que la del propio Dani Martín, que ya es decir. Por tanto, al final del concierto me quedé con la sensación de que esta banda en realidad no nos ofreció nada de nada y que lo único que fue Mucho, fue un público que abarrotó la sala, disfrutando de uno de esos grupos indies que tanto les ponen y agradan, pese a que en realidad y aunque a ellos les joda reconocerlo, sonaran sobre todo a grupo comercialoide, de esos que tanto detestan y tanto les avergüenzan. Paradojas de la vida, tú.

MUCHO: "SI QUIERES, NO"

lunes, 13 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (GARY OLSON, DARREN HANLON Y EL BRINDADOR)



Concierto celebrado el pasado Martes 31 de Mayo de 2011 en El Sol (Madrid). Público: 50 personas aproximadamente.

El Brindador (telita con el nombre), Darren Hanlon y Gary Olson, trío perteneciente a ese selecto grupo de músicos conocidos como los “duermevacas” o los “desnucanucas”, o lo que es lo mismo, trío de cantautores de corte folk; demostraron nuevamente que escuchar más de una hora de este tipo de música, puede provocar serios y nocivos efectos secundarios para la salud. De hecho, estuvieron a puntito de caer varias bajas por depresión y unas cuantas reclamaciones de subidas de sueldo por peligrosidad. Y eso que la noche no empezó nada mal, porque detrás de ese horrible nombre artístico que parece más el de un torero de tercera que el de un cantautor de origen francés -El Brindador-, se esconde una voz cautivadora, elegante y etérea, en la onda de Antony, que nos ofreció varios momentos deliciosos. Eric Cihigoyenetche (telita con el nombre), que así se llama en realidad este intérprete, supo además insuflar altas dosis de dramatismo a sus canciones (la mayoría pertenecientes a su mini álbum recientemente publicado, “Weird Stories”) y aportó una intensidad en la ejecución que sin duda lo convirtieron en una grata excepción a esa regla casi universal, que se da sobre todo en este país y que dice que: CANTAUTOR + FOLK + GUITARRICA = DESGANA + DESIDIA. Por tanto, y siendo sincero, este primer envite me resultó gratificante y reconozco que Eric me cautivó con su propuesta, que además tiene pinta de que en el futuro (esperemos que decida acompañar esa portentosa voz por una banda que la realce aún más) va a crecer todavía mucho.
El australiano Darren Hanlon comenzó también con bastante buen pie su actuación. De hecho sus dos primeros temas fueron muy dylanianos y demostró ser mucho mejor guitarrista (también tocó la harmónica y como no, el sempiterno banjo) que su predecesor. Pero a partir del tercer tema (casi todos los que interpretó forman parte de su último disco publicado: “I will love you at all”), empezó a diluirse y a perder ritmo entrando en esa dinámica monótona y soporífera tan intrínseca a la canción de autor y al folk, que consiste en provocar un duermevela al interpretar unas canciones tan parecidas unas a las otras, que parecen todas la misma. Para colmo, no hizo más que perderse en largos discursos de presentación entre tema y tema, que lo hicieron aún más insufrible si cabe.
Para cuando Gary Olson (líder del grupo neoyorquino “The Ladybug Transistor”) saltó a escena (acompañado por Darren Hanlon, quien repitió… más que el ajo de hecho), mi mente ya había abandonado por completo mi vilipendiado cuerpo. Aún así, hice un último esfuerzo por prestar atención a esta parte final de la velada. Y pese a la simpatía destilada por Gary (tipo educado y agradable donde los haya, con una maravillosa sonrisa perenne de esas que te encandilan sí o sí), algún que otro bonito duelo de guitarras entre él y Darren y algún que otro cálido y luminoso pasaje proporcionado por el americano al tocar la trompeta; lo cierto es que su actuación fue un compendio de canciones anodinas, sin fuerza, sin garra y con un tono aséptico tan desmoralizador, que me dejó hecho un pelele al que pareciese que le hubiesen inflado a hostias y hubiese perdido toda la energía.
Antes de que consiguiesen desarbolar por completo mi cerebro, tuve un último pensamiento: “No SOPOR, no SOPOR, no SOPOR-to el folk”.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace a un fragmento de la actuación que dieron recientemente Gary Olson y Darren Hanlon en la sala Matisse:

jueves, 9 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (LOS PEDALES Y LOUISIANA)


Concierto celebrado el pasado Viernes 27 de Mayo en El Sol (Madrid). Público: 130 personas (con un importante matiz que en la crónica desvelaré).

Ya digo de antemano que una vez más siento (bueno, la verdad es que no lo siento para nada) dar una opinión contraria a la que de forma mayoritaria os encontraréis en un amplio abanico de webs y blogs musicales independientes nacionales, con respecto a Luoisiana, Los Pedales, su música, sus discos y sus conciertos. Lo que para la mayoría de cronistas, críticos, periodistas y demás escribientes del mundillo indie es canela en rama, para mí es (voy a intentar no ser hiriente) un más de lo mismo, insulso, monótono, ñoño y descafeinado. Y yo me pregunto al igual que ese azote luso llamado Mourinho…. ¿Por Qué? ¿Por Qué? ¡¡¡¡¿POR QUÉ?!!!! Pues profundizando en el tema, la verdad es que sigo encontrando sólo las mismas explicaciones que siempre he dado en este blog. Por un lado está el tema de la alienación y el aborregamiento en el periodismo indie de este país. Me explico: si desde una de esas biblias del indie nacional tales como el Rockdelux, el Mondosonoro, el Go, Radio 3 o similares, alguno de sus principales gurús decide encumbrar a un artista o grupo (del tipo La Bien Querida, Crepúsculo, Vetusta Morla, Refree, etc, etc…), al poco tiempo veréis como el resto de medios indies lo harán a su vez, pese a que ni siquiera hayan escuchado sus discos o les hayan visto en directo. Y con el término medios indies hablo de blogs, de todo tipo de webs musicales, revistas, periódicos, radios y demás. Esto provoca el surgimiento de una corriente de opinión casi de la nada, que será seguida a pies juntillas por la mayoría de plumillas, periodistas, bloggeros y cronistas del mundillo porque en el fondo casi nadie tiene la valentía de dar opiniones contrarias a las de los que ellos consideran como sus referentes. Por otro lado y relacionado con esto, está el tema del amiguismo, de los favores y de los contratos publicitarios. Si Fulano paga a Mengano por publicitar el disco de Zutano, no dudéis de que Mengano pese a que piense que el disco de Zutano es una mierda pinchada en un palo, dirá en el medio para el que trabaja que es la hostia en verso, como poco. Si Fulano es el cantante o el guitarrista o el teclista o… de un grupo, y conoce a varios Menganos periodistas o cronistas o bloggeros o…, con los que tiene una buena relación o es colega desde hace años o se ha corrido unas cuantas farras con ellos o…, no dudéis de que les mandará sus discos y les invitará a sus conciertos, y aunque a dichos Menganos no les gusten mucho ni sus discos ni sus directos ni su música, probablemente darán opiniones favorables sobre él o escribirán crónicas positivas o reseñas elogiosas o… cuanto menos no serán jamás capaces de decir lo que verdaderamente piensan y edulcorarán al máximo su opinión, para no fastidiar a su colega Fulano. Si Fulano es el manager de Mengano y se lleva bien con varios Zutanos periodistas, porque el propio Fulano se ha movido en el mundo de la prensa musical, les pedirá el favor de que hablen bien de Mengano, y claro está, como en este mundillo se vive sobre todo de lo que en “La hoguera de las vanidades” Tom Wolfe, aplicado al mundillo legal, llamaba como “banco de favores”; pues no dudéis de que dichos favores aparecerán en forma de halagos y elogios, también conocidos en el mundo real como comidas de polla y/ comidas de coño. En definitiva y tras todo este lío de Fulanos, Menganos y Zutanos, lo que viene a ocurrir al final en el mundillo de la prensa musical independiente de este país es lo siguiente:
1. Que en varias crónicas sobre este concierto se pueda leer que la sala estuvo casi llena, cuando en realidad como ya he escrito en el encabezamiento de este texto, hubo unas 130-140 personas aproximadamente, lo que supone que no se llegó ni a la media entrada. Y esto teniendo en cuenta este importantísimo matiz: había una lista de invitados de más de 100 personas, lo que supone que bien mirado, si excluimos a dichos invitados (que ni siquiera asistieron en su totalidad), no hubo más de veinte o veinticinco personas que pagaron por ver este concierto.
2. Que se diga por ejemplo en el blog “Grabaciones escondidas” que Lousiana es un “excelente grupo zaragozano (…) cuyo primer trabajo, compuesto por 7 canciones, nos permite descubrir un grupo magnifico, con una gran proyección dentro de la escena más pop de nuestro país. Melodías dulces, gracias a la gran voz de Ana (…)”. Pese a respetar todas las opiniones no puedo por menos que escandalizarme ante este texto, puesto que en realidad lo primero que pensé cuando Lousiana comenzó su concierto es que su cantante Ana Muñoz posee una de las voces más horripilantes que yo haya escuchado sobre un escenario, ora similar a un pito desafinado, ora parecida al aullido de un gato atropellado. Y os prometo que hubo varios compañeros y conocidos que pensaron lo mismo. Me quedo por ejemplo con el comentario que me hizo mi amigo David Plata (desde aquí un abrazo): “¿En serio, lo hace adrede? ¿Es posible cantar peor?”. Eso sin entrar ya ni siquiera a valorar la forma tan apática, insulsa, cansina y anodina con la que se comportó en escena. En cuanto a lo de la gran proyección del grupo, a tenor del cero caso que les hizo el público presente, que ni siquiera les aplaudió al acabar cada una de sus canciones, también lo pongo en duda; aunque claro no podemos olvidar que el banco de favores es capaz de conseguir maravillas. Y en cuanto a lo de que es una magnífica y prometedora banda de pop que cimenta su estilo en unas melodías dulces, os diré la verdad, a mí, temas como “Reformulación de Daddy” o “Que me des amor” me parecieron un ejercicio de pop aburrido, mal ejecutado (vaya manera de desafinar) y ritmo cansino, que intentó sonar pretencioso y solemne, pero que se quedó realmente en una especie de letanía monótona y vacua que no sé por qué, me recordó a aquel grupo de pop comercialoide también horrible, y también jodidamente pretencioso que era “Amistades Peligrosas”. Un desatino pues, lo mires por donde lo mires y lo escuches por donde lo escuches.
3. Que Virginia Díaz de Radio 3 escriba sobre Los Pedales lo siguiente: “…ya somos muchos los que hemos oído hablar de ellos y muchos los que opinamos que su propuesta es algo más que un simple álbum interesante. 'Nuevo Mundo' es el título de este primer trabajo, diez canciones llenas de detalles (guitarras, coros, hammond, slide...) más propios de una banda de larga trayectoria que de una que acaba de empezar. Y sorprende. Cantan en castellano y se les nota su amor por el rock de toda la vida, el pop de los 60's, el blues y el folk (...) 'Desorden' es el momento celta del disco, medieval pero, y esto es un consejo, es de primera necesidad conocer la versión en directo porque ahí es donde explosiona (…)”. O que Ángel Silvelo Gabriel diga en su blog “Impulsos” lo siguiente: “Concierto fin de gira de Los Pedales: intensas lecciones de rhythm&blues en la sala El Sol de Madrid”. Vuelvo a repetir, que respeto todas las opiniones y los gustos y preferencias de cualquiera, pero permitidme que no comparta este para mí, desatino generalizado. Vayamos por partes. Los Pedales, grupo abulense de Pedro Bernardo encabezado por los hermanos Gustavo y Rodolfo Muñoz, cerraron con este concierto su gira de presentación del álbum “Nuevo Mundo”. Teniendo en cuenta que el lugar era Madrid (al ladito de su hermosa tierra), que la fecha elegida era un viernes (no un día laborable, sino uno de los días en los que la gente más sale y más le apetece disfrutar de todo tipo de propuestas relacionadas con el ocio), que el concierto fue ampliamente publicitado y que hubo como ya he comentado más de cien invitados; que finalmente no acudiesen a verlos poco más de ciento treinta personas, me parece un hecho más que fidedigno que sirve para constatar que tal vez “esos muchos que han oído hablar de la banda y esos muchos que opinan que su propuesta es más que interesante” -como dice Virginia Díaz-, tal vez, en el fondo no sean tantos. Que poseen detalles más propios de una banda de larga trayectoria, es algo que tampoco se pudo comprobar en este directo, en el que desafinaron bastante, ejecutaron pésimamente y tanto Gustavo como Rodolfo mostraron unas voces faltas de personalidad tirando a malas (en la onda de los grandes nombres del indie pop patrio: Vegas, Crepúsculo, Jota…, eso tampoco lo vamos a negar). Vamos que se mostraron como lo que son, una banda novel que ya no sólo tiene que mejorar bastante en el plano compositivo y en el de la ejecución, sino sobre todo en el plano relacionado con la actitud en escena. Porque que una banda que intenta abrirse hueco, en un concierto tan importante como éste, por ser el que despedía su gira y por ser en una sala con tanta solera, diese un espectáculo tan desganado es para hacérselo mirar. De hecho, el grupo se mostró como cansado, como arrastrado, como si les faltase la energía o lo que es peor, la sangre. Que en sus canciones demuestran su amor por el rock de toda la vida, el blues, el pop de los 60´s y el folk, es algo por lo que ya sí que no paso, porque sus canciones más rockeras a lo que recordaron fue al rock moña y blando patrio de toda la vida y sus canciones más poperas al pop comercialoide y de radiofórmula patrio de toda la vida. En cuanto a sus lecciones de R & B, perdonadme, pero yo no las ví por ningún lado y en cuanto a lo del temazo “Desorden”, ese que explosiona en directo y que mezcla toques celta y medievales; primero, ni toques celtas ni medievales y segundo, explosionar, explosionar, lo que se dice explosionar, como que no, de hecho, pese a que la parte melódica no estuvo mal (aunque a la ejecución le faltó una vez más pegada y empaque), la parte vocal no hubo por donde cogerla (hilillo de voz entre agarrotado, tembloroso y desafinado). Pero vamos, que si no me creéis, juzgadlo vosotros mismos: sólo tendréis que escuchar el enlace colgado al final de este texto donde Los Pedales ejecutan esta canción en Los Directos de Radio 3. Por cierto, y por último, se me había olvidado deciros que Virginia Díaz también escribió lo siguiente sobre esta banda: “Está claro que el boca a boca funciona y más, en casos como el mío que los conozco -literalmente- desde que nacieron”. ¿Os suena esto a algo de las historietas de Fulanos, Menganos y Zutanos que os he contado anteriormente? Seguro que sí, no obstante y ahora ya sí como punto final, quiero decir que la gente de Los Pedales pese a no ser santo de mi devoción como músicos, son un grupo de gente amable, simpática y cercana y fue un placer para técnicos y demás curritos del Sol compartir esta noche con ellos. Digo esto, porque quiero dejar bien claro que el hecho de que un artista no te guste, no implica que no te caiga bien o que no se lo curre o que no le ponga ilusión. Pero esto tampoco debería ser motivo suficiente como para edulcorar o falsear opiniones, sensaciones y críticas. Aunque reconozco que las amistades, los roces y los cariños siempre nos acaban sugestionando y que decir la verdad muchas veces puede resultar muy doloroso. Sin embargo, esta verdad no me va a doler nada en absoluto: ojalá tanto a Louisiana como a Los Pedales les vaya todo más que bonito, pese que a mí, su música, no me haya convencido, al menos de momento.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace al tema "Desorden", interpretado en directo por Los Pedales en el programa Los Conciertos de Radio 3: http://www.youtube.com/watch?v=-WkRQUU7_yY

martes, 7 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (SEX MUSEUM Y ELECTRIC FENCE)



Concierto celebrado el pasado jueves 26 de Mayo de 2011 en El Sol (Madrid). Público: ¾ de entrada.

La novel banda madrileña Electric Fence fue la escogida por Sex Museum para telonearles. Con ello les brindaron la oportunidad de que demostrasen sus cualidades y lo cierto es que cumplieron con nota. Porque aunque es cierto que su fórmula, inspirada fundamentalmente en el hard rock clásico, no es excesivamente original a estas alturas de la película y que algunos temas sonaron demasiado parecidos entre sí, lo cierto es que poseen a su vez un buen puñado de potentes canciones –“Sex doll”, “Burn out blues”, “Look out”…-, una gran intensidad y altas dosis de desparpajo. Su sonido recordó fundamentalmente al de bandas de rock y hard rock americanas, en la onda de The Black Crowes, pero con un toque más potente, sobre todo gracias a su poderosa sección rítmica. Y hablando de secciones rítmicas, me parece de ley comenzar mi crónica sobre el concierto posterior de Sex Museum, elogiando la que para mí es sin duda la más potente, contundente y atronadora unión de bajo y batería que hay en este país, y que no es otra que la formada por Loza y Javi Vacas, que a su vez también forman parte de Los Coronas junto con Fernando Pardo. Un Fernando que fue una vez más el encargado de presentar los diferentes temas que fueron cayendo, y como no, de marcar el ritmo del concierto con sus soberbios riffs de guitarra que fueron ganando en velocidad e intensidad a medida que avanzaba la actuación. Ya que he empezado, seguiré con las presentaciones hablando de Marta Ruíz, que es sin duda la gran culpable de que los temas de Sex Museum hayan ido adquiriendo con el paso de los años (y sobre todo en el directo) un tono cada vez más oscuro. Su último disco: “Again and again”, publicado recientemente y que tocaron prácticamente en su totalidad, es un buen ejemplo para comprobar como en el sonido de la banda cada vez tienen más presencia los teclados por encima de las guitarras, algo que en discos anteriores era al revés. Y he dejado para el final a Miguel Pardo, porque fue sin duda el epicentro de esta actuación. Su desparrame de energía y cojones, su presencia hipnótica y su personalidad para convertirse en el aglutinador de todas las miradas, fue toda una lección (una más de las miles que lleva) de todas las cualidades que debe poseer un buen frontman. La prensa musical más pejiguera ha criticado en ocasiones su mala pronunciación en inglés, quizás porque nunca han entendido que lo que verdaderamente le convierte en un cantante cojonudo es precisamente el don que tiene para “apardar” o “amiguelar” (como prefiráis) todas y cada una de las sílabas que salen de su garganta, consiguiendo un sonido único, personal y reconocible, dotando de un ritmo que parece un in crescendo continuo a cada palabra, cada frase y cada párrafo de las letras que interpreta y provocando una especie de cascada tonal que aunque parezca imposible, siempre consigue elevarse más y más. Una prensa musical que luego en cambio se corre con las monótonas e insulsas voces de los grandes iconos del indie pop, encumbrándoles al olimpo de los Dioses (me cago en la puta una y mil veces). Pero hoy no voy a dedicarle ni una palabra más al jodido indie pop patrio, porque hoy toca hablar del género que más y mejor sabe tocar el lado salvaje y animal del ser humano, pese a que por desgracia no viva uno de sus mejores momentos (que ya ni los Sex Museum logren el cartel de no hay billetes es algo más que preocupante), que no es otro que el del rock. Porque rock con mayúsculas es lo que llevan más de veinticinco años haciendo los que son sin duda uno de los grandes referentes de este género en nuestro país. Sin olvidarnos claro está de sus altas dosis de garage, psicodelia, hard rock y como no de su primera etapa más soulera y con querencia también por el R & B. Todo un puñado de géneros puestos al servicio de unas canciones que llevan acompañándonos toda nuestra vida, siempre compuestas y ejecutadas con una maestría fuera de toda duda. Pese a todos estos merecidos halagos, no puedo ocultar el hecho de que éste no ha sido uno de los mejores directos de Sex Museum a los que yo he asistido. A mi modo de ver, el principal problema radica en que los cortes de su nuevo álbum (más clásicos y menos “hard”) en directo suenan menos contundentes que el resto del repertorio y esto rompió un poco el ritmo infernal que caracterizó por ejemplo su última gira: “Smash your hits tour” en la que tocaban una selección de los mejores temas de su carrera, esos que se recogieron en el imponente disco “Fifteen hits that never were”. Por eso, buena parte del público entre los que se encontraban muchos amigos, se acercaba a la barra y me comentaba: “está bien pero les falta rematar”, “¿cuándo viene la tralla?” u “hoy están más blanditos, ¿no?”. Y lo cierto es que sobre todo en los primeros tres cuartos de hora, estuvieron más tranquilos que de costumbre. Fue en esta parte del bolo cuando cayeron casi todas las nuevas canciones (que pese a todo, a mí me parecen muy buenas): “Again and again”, “Masterplan”, “Let me go home”, “Save your soul”, “Go go rocker”… Mención especial merecen las oscuras y majestuosas “I´m falling down” y “Seven Days”, que se elevaron por encima del resto y estuvieron a la altura de temas pasados como “Two sisters”, “Landlords” o “I enjoy the forbidden”, que mucho más rodados, fueron de los mejores momentos del bolo. Mientras tanto, yo le decía a mis colegas, esperad a que suene el “Go around” (temazo oscuro, psicodélico, monumental y arrebatador con el que cierran “Again and again”) y ya me contaréis si no tiene caña también el último largo de la banda. Pero lo cierto, es que fue casi el único del disco que no tocaron, y yo personalmente, lo eché de menos y me quedé con las ganas de escuchar su huracanado y apocalíptico sonido en directo. Sólo espero que lo incluyan en futuros conciertos, porque creo sinceramente que se convertiría en uno de los mejores momentos de la actuación. No obstante, a partir de “Seven days” -última canción del “Again and again” interpretada esta noche y como ya he dicho anteriormente, una de las que con más rabia y empaque de dicho disco ejecutaron-, y sabiendo como saben estos pedazo de profesionales que el sprint final de los conciertos es el que acaba por dictar sentencia, se desmelenaron y nos ofrecieron una última media hora larga que fue un éxtasis de electricidad, clase, contundencia y grandes dosis de rock. Así fueron cayendo temazo tras temazo: “Ghost without a will” del “United”, “Let´s go out” del “Sonic”, la versión de “Hard road” de Rod Stewart, “Red ones” del “Speedkings” y como cierre, la soberbia reinterpretación de casi quince minutos del “I´m free” de The Who, con la que se desbocaron y nos ofrecieron toda una colección de solos brutales con los que acabaron (como siempre) poniendo la sala patas arriba, borrando dudas de un plumazo (como siempre), dejando a los asistentes exhaustos y felices (como siempre) y dando toda una lección de cómo debe entenderse, vivirse y ejecutarse el mejor rock (como siempre). Y yo, como el resto del público presente, no puedo por menos que agradecerles que nos hiciesen disfrutar de un espectáculo tan apoteósico… Como siempre.
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace al videoclip del tema "Go around" de Sex Museum: http://www.youtube.com/watch?v=UdIsz-tHp2w

jueves, 2 de junio de 2011

DESCONCIERTOS (LA BIEN QUERIDA Y ANTONNA)


Concierto celebrado el pasado Miércoles 25 de Mayo de 2011 en El Sol (Madrid). Público: lleno.

Antonna es el proyecto en solitario de Manu, guitarrista de Los Punsetes, quien apareció en el escenario acompañado únicamente de una bajista llamada Cristina; y eso sí, de un sinfín de bases e instrumentos pregrabados: batería, teclados, guitarras… O lo que es lo mismo, un directo en el que al no aparecer por ningún lado los instrumentos que suenan, ya apestó desde el principio. El haber leído en varios medios, que encima este proyecto era una forma de dar salida a las canciones desechadas por una banda tan de chichinabo como Los Punsetes, tampoco me hacía presagiar nada nuevo. Y efectivamente todos los malos augurios se cumplieron, porque el concierto que dio Manu-Antonna fue un compendio de los más horribles pilares sobre los que se sustenta el tonti-pop-indie: letras ñoñas, voces sin carisma, melodías pueriles (y ya digo, pregrabadas), canciones sin pegada, altas dosis de desidia, falta total de personalidad y abundante desgana; en la onda vaya, de todos esos “grandes” grupos idolatrados por la jodida prensa musical independiente especializada de este país: Astrud, Crepúsculo, Cola Jet Set, los propios Punsetes…, y toda esa caterva de medianías. La aparición en escena de Ana y David de La Bien Querida para interpretar un par de temas junto con Antonna, no sirvió para elevar el tono, sino para más bien lo contrario, y sobre todo, para verificar que esta bien querida de los medios indies, tiene una de las peores voces existentes en el panorama musical femenino de este país, como demostró a lo largo de su posterior actuación, lo que no es óbice como matizaré más adelante, para que reconozca que es una letrista de órdago y una gran compositora. Una actuación que se abrió con un cantaor flamenco interpretando un tema a capela, con pulso y enjundia (no en vano, varios asistentes me comentaron que se trataba de un sobrino del gran Camarón, pero eso es algo que no puedo corroborar al 100 %), perfecto prólogo a esos dos temazos con los que La Bien Querida irrumpió en escena: “Noviembre” y “Hoy” (ambos de su segundo reciente álbum publicado, “Fiesta”. Y sí, habéis leído bien, temazos, porque que Ana Fernández- Villaverde posea una voz aniñada -de niña buena e incluso algo repelente-, anodina, con muy poca personalidad y menor carisma aún, no puede sepultar el hecho de que sus letras posean una fuerza arrebatadora y más aún sus melodías (gracias a la ayuda inestimable de David, de La estrella de David, en la composición y sobre todo de la pedazo de banda que la acompaña, en la ejecución, en especial de David “Beef” Rodríguez, que estuvo inmenso a la guitarra), que en el caso concreto de estas dos canciones y de otros temas como “Corpus Christi”, “ADN” y “9.6” de “Romancero” y “Piensa como yo” de “Fiesta”, poseen un tono grandilocuente, majestuoso y etéreo que trae a la mente a los mejores Coldplay (por muchos denostados, pero para mí un grupo que ha firmado auténticos hits, imperecederos y de una calidad enorme) e incluso (y no, no estoy borracho) poseen unos toques eléctricos, de distorsión y frenetismo que también me recordaron en algunos momentos a mis admiradísimos The Who. Estos méritos, evidentemente dan la razón a los que defienden que La Bien Querida es una de las grandes revelaciones del pop patrio actual. El problema es que tras los elogios casi nadie habla de las carencias, que también las hay. De hecho, casi todos los medios especializados parecen obviar la crítica negativa hacia la escasez de voz de Ana y tampoco critican su falta de garra y empaque en el escenario. Algo que por otro lado no me extraña, porque las malas voces y la desgana –Nacho Vegas, J de Los Planetas, Joe Crepúsculo…- son un mal endémico del indie pop patrio que todo el mundo parece perdonar y/o ignorar, como si no fuese un aspecto importante de la música. Tampoco he oído críticas hacia ese otro mal endémico del indie pop que lastra la música de este país: la moñería y el ñoñismo. Porque igual que reconozco que La Bien Querida posee en su repertorio bastantes temas con enjundia, también gritó a todos esos que no lo quieren reconocer que posee un buen puñado de temas alienados, sosos, cansinos y vacuos (“Lunes de Pascua”, “De momento Abril”, “Sentido común” -que Ana cantó sola en los bises únicamente acompañada de una guitarra acústica, demostrando las carencias que posee sin estar arropada por su banda-…) que más que cantados y compuestos por una “bien querida” parecieron ejecutados y elaborados por una “mal follá”. En resumen, La Bien Querida es un grupo de pop que eleva el tono “medio-cre” de la música indie de este país, posee varios temas que me entusiasmaron y que merecen todos mis respetos y elogios, pero a su vez, es una banda que patina como casi todas las de su mismo palo en las mismas cosas de siempre: pésimas voces, poca actitud y altas dosis de desgana. Así que ni tanto (portadas a cascoporro, premios al mejor disco por parte del Mondosonoro y el Rockdelux, el mundo del gafapastismo rendido a sus pies…) ni tan poco (críticas injustas y desmedidas de esas que se hacen “off the record” por todos aquellos que no se atreven a publicarlas en las revistas y webs en las que escriben o a comentarlas en las radios y otros medios audiovisuales en los que trabajan y/o colaboran). Cómo cambiaría todo si no fuésemos un país de borregos ávidos por subirnos siempre a esos pocos carros elegidos como tendencia o moda. Si la gente no tuviese miedo de publicar, comentar y expresar lo que verdaderamente piensa, sin importarles lo que digan y piensen todos esos superdotados empeñados en crear corrientes de opinión seguidas a pies juntillas por la masa zombie, como una Biblia que en el fondo contiene algunas verdades, pero muchas más mentiras, que sólo algunos pocos no tenemos miedo en desenmascarar. Así nos va (en todos los sentidos y en todos los aspectos).
CLICKAD MALDITOS, CLICKAD- enlace al videoclip del tema "Hoy" de La Bien Querida: http://www.youtube.com/watch?v=y-lkHdp6Zlg